Real Federación Española de Fútbol

Villar, atrincherado en su cortijo

La Razón
La RazónLa Razón

Los dirigentes deben cubrir etapas y esto a Ángel María Villar le tiene que entrar algún día por el cerebro. Treinta años de gestión al frente de la Real Federación Española de Fútbol son muchos, muchísimos, esto ya pasa de castaño oscuro. Es el momento de que entre un chorro de aire fresco en la RFEF. No se puede vivir de espaldas a la realidad, aunque hayas tenido algunos momentos buenos. Los enfrentamientos personales con otras instituciones son ya irritantes, como es el caso del Consejo Superior de Deportes, desde el que su presidente, Miguel Cardenal, sólo quiere que se cumpla la Ley. No es mucho pedir a estas alturas de la película...

Triquiñuelas

La imagen que está dando Villar con maniobras para retrasar los procesos legales, y otras triquiñuelas jurídicas, no beneficia en absoluto al fútbol español. Esto ya es como la mujer del César: «No sólo hay que ser honesta, sino también parecerlo». Y el presidente de la RFEF tiene que cumplir la ley que le exige el responsable del CSD. El todavía presidente de la Federación Española de Fútbol se resiste a dejar un barco en el que se ha eternizado y en el que quiere seguir... a la vista de que no tenía apoyos para presidir la UEFA. Villar confunde ya el cargo con ser el dueño de un cortijo. Se avecinan unas elecciones con pinta de ser un auténtico tsunami, como así ha demostrado Ángel María con su extremado nerviosismo perdiendo las formas en el despido público del que fuera secretario general, Jorge Pérez: lo hizo de forma cruel e injusta. Villar tendría que abandonar el cortijo por el bien del fútbol español.