RFEF

Adiós a la era Villar

El TAD le destituye por hacer propaganda electoral desde la presidencia de la Comisión Gestora. En este escenario, en lugar de moción habría nuevas elecciones. Piensa recurrir.

Ángel María Villar, en una imagen de archivo
Ángel María Villar, en una imagen de archivolarazon

El TAD le destituye por hacer propaganda electoral desde la presidencia de la Comisión Gestora. En este escenario, en lugar de moción habría nuevas elecciones. Piensa recurrir.

Ángel María Villar está convencido de que jamás volverá a presidir la Real Federación Española de Fútbol; pero importuna, molesta, enfada a los enemigos e incomoda a los amigos; y también sabía que a la suspensión de un año que le impuso la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes sucedería la destitución. Ha llegado. El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le ha despedido por haber hecho campaña electoral, a favor de su candidatura, mientras presidía la Comisión Gestora de la RFEF.

El pasado 6 de abril, Villar envió una carta a los presidentes de las Federaciones Territoriales «en calidad de precandidato». Exponía en ella su programa. Recurrió incluso a las redes sociales federativas para hacer campaña. Pero, según ha sabido LA RAZÓN, lo hizo porque previamente consultó a la Junta Electoral si incurría en falta promocionándose como precandidato a la presidencia de la Federación siendo presidente de la Gestora. No hubo ningún reproche y actuó, por tanto, con beneplácito.

Casi nueve meses después, el TAD ha decidido destituirle por infringir el artículo 76.2.a de la Ley 10/1990 que dice así: «Quienes presenten su candidatura para formar parte de los órganos de gobierno y representación de la RFEF no podrán ser miembros de la Comisión Gestora, debiendo cesar en dicha condición al presentar la candidatura en cuestión». Ángel Villar, dicho en román paladino, estuvo al plato y a las tajadas, se promocionó sin renunciar a la presidencia de la citada comisión.

El TAD, además de convertir la suspensión de Villar en cese, promueve a Juan Luis Larrea, presidente en funciones de la RFEF hasta este momento, a presidente de la Comisión Gestora, al que le corresponde ahora convocar elecciones a la presidencia...

Lo chocante en todo este proceso estrambótico, es que cuando Villar hizo propaganda de su precandidatura por diversos canales el TAD o el CSD no impugnaran aquella acción. Precisamente por aquella pasividad lo que se espera ahora es el contraataque del cesado. Recurrirá al Tribunal Superior de Justicia de Madrid para que le conceda una medida cautelarísima y alegará que pidió permiso y se lo concedieron. Probablemente se querellará contra el TAD y también contra el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, como cooperador necesario.

A partir de este momento los escenarios posibles serían dos: 1) si el TSJ acepta el recurso y concede la cautelarísima a Villar, éste recuperará el estatus de suspendido, en cuyo caso se expone a la moción de censura que Luis Manuel Rubiales puso en marcha. En esta situación, Rubiales también recurrirá al TSJ para que la Asamblea en la que se debatirá la moción se produzca a finales de enero o principios de febrero, como muy tarde.

2) Si el TSJ no le da la razón, habría que convocar elecciones a la presidencia de la RFEF. Se abriría el abanico de candidaturas; cada candidato tendría que presentar como mínimo un 15 por ciento de los avales de la Asamblea y a finales de marzo o principios de abril se produciría la elección. Y queda el fleco de la amenaza de la FIFA de dejar a España fuera del próximo Mundial de Rusia. El presidente de este organismo, Gianni Infantino tiene una cita pendiente con las autoridades españolas para después de las Navidades, donde se informará sobre lo que está sucediendo.

Una bomba que, pese a las amenazas de Villar, apenas iba a tener recorrido y que ahora, con la decisión de TAD, ha quedado desactivada. Falta, no obstante, que el Consejo de Estado decida si la Asamblea de la RFEF, que el 22 de mayo era reglamentaria, es legal o ilegal, si la mantiene o hay que elegirla de nuevo. Si optara por lo último, entonces la FIFA podría aducir que eso es injerencia y volveríamos al principio de este cuento de nunca acabar. En la Federación Española de Fútbol la paz empieza nunca.