Fútbol
Un empate a tres segundos del final (4-4)
El Villarreal remonta al Barça un 0-2, se coloca con 4-2 y en el descuento los azulgrana lograron el 4-4. Afrontan el duelo con el Atlético con 8 puntos de ventaja.
El Villarreal remonta al Barça un 0-2, se coloca con 4-2 y en el descuento los azulgrana lograron el 4-4. Afrontan el duelo con el Atlético con 8 puntos de ventaja.
Lo fácil: claro, es que no estaba Messi. Pero sin él, 0-1 del Barcelona, y 0-2, y casi 0-3 y casi 0-4. Por tanto, justificar el resultado en la ausencia del argentino queda pobre. Está claro que con el «10» su equipo lo tiene más fácil, pero con dos goles de ventaja y ante un rival desesperado... Aún tenían muchas cosas que suceder después de la primera ventaja: que el Villarreal, más que hundirse, se creciera ante la adversidad, que castigara a su oponente, que tuviera los tres puntos en la mano y en el último instante, se le fueran dos. Una falta de Messi y un gol de Luis Suárez a falta de tres segundos llevaron el 4-4 al marcador. El duelo de los azulgranas con el Atlético tiene ahora un poco más de picante: si ganan los madrileños se ponen a cinco puntos y abren una rendija a una Liga que parecía casi resuelta.
Por ser justo con el conjunto «amarillo», hubo un antes del 0-2. Si el partido lo hubiera filmado Quentin Tarantino, después de la celebración del gol de Coutinho o el de Malcom, la imagen se hubiera detenido. Y todo se hubiera rebobinado a cámara rápida hasta los dos paradones de Ter Stegen. No aprovechó sus ocasiones el Villarreal y le tocó sufrir. Encajó dos dianas y pudieron ser algunas más, pues Coutinho se encontró con el palo y Umtiti mandó fuera un remate claro. Todo era felicidad para el líder de LaLiga, pero las apariencias engañaban. Hasta ese momento era un partido más para atacar que para defender, y así continuó. Los fallos atrás se multiplicaban en ambos equipos y el festival anotador pudo ser mayor... Y lo terminó siendo. De locos, incluso.
Sin los sistemas defensivos acoplados, cualquier cosa podía suceder tras el descanso. Porque el partido iba y venía sin dueño. La presencia de Arthur en el Barcelona no le daba el control del balón. Luis Suárez intentaba hacer de Messi, más de enganche casi que de rematador. Y el Villarreal se la tenía que jugar, porque está en una situación delicada y desesperada, en plena pelea por no descender. Si en la pasada jornada le tocó sufrir una remontada del Celta, ayer dio la vuelta a la situación en una contra extraña. Chukwueze fue el lanzador casi sin querer: su pase largo se iba fuera, pero cogió un efecto raro y se quedó en el campo. Entonces, arrancó Ekambi y mandó a la portería lo que parecía un centro. Así lo pensó también Ter Stegen, que esta vez falló al abrir hueco donde no lo había.
Messi no tardó mucho en entrar. Sin él, el Barcelona había tomado el mando y el Villarreal se metió un poco atrás buscando balones largos para sus velocistas. Se le puso el partido perfecto para eso. No terminaba de entrar en juego Leo y las carreras de Chukwueze y Ekambi eran constantes después de cada pérdida del conjunto azulgrana. Fueron una pesadilla para su rival. El que se terminó colando a la espalda de la defensa fue Iborra, para marcar el tercero y terminar de dar la sorpresa. Le pilló a traspié la situación al Barcelona, que ni con su líder en el campo lograba aclararse las ideas. Las ganas de Malcom no eran suficientes. La autopista seguía abierta, y Bacca, sustituto de Ekambi, la cogió sin pagar peaje y superó a Ter Stegen, que ya antes había salvado el cuarto. Fue una jornada para olvidar de Umtiti y Lenglet, aunque ni con el 4-2 había terminado la película. De Tarantino se pasó a Alfred Hitchcock. Cuando la pregunta empezaba a ser si el Barcelona no había echado más de menos a Piqué atrás que a Messi, el argentino tuvo una falta al borde del área que mandó a la red. Es la tercera jornada consecutiva en la que marca de tiro libre directo. Era el minuto 90, quedaban otros tres, el añadido; y a falta de tres, pero segundos, Luis Suárez enganchó la pelota que puso el 4-4.
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