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Dos pasajeros en el tren de la muerte

Colin Firth y Nicole Kidman
Colin Firth y Nicole Kidmanlarazon

Sólo eclipsa el encuentro de Nicole Kidman y Colin Firth la contundente historia que viven ante nosotros sus personajes. La de Eric Lomax, un oficial británico retirado que vive en el norte de Inglaterra junto a su esposa, Patricia, centrado en su pasión, los trenes. Capturado por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, su vida da un vuelco cuando descubre que el soldado responsable de gran parte de su sufrimiento sigue vivo, desde entonces emprende una búsqueda obsesiva del reencuentro que le conducirá hacia la venganza o al perdón. «La vida tiene situaciones increíbles, por ejemplo que haya personas que apuesten porque el odio tiene que acabar e incluso la capacidad de perdonar. Eso es lo que nos define como seres humanos, tener compasión, empatía. El odio puede durar mucho, sí. Pero, en este caso, este hombre nació para tener dicha experiencia, encuentra la forma de perdonar y nos recuerda que todos somos capaces de eso. Pero muy pocos individuos se tienen que enfrentar a situaciones así. En nuestras vidas diarias cuesta mucho decir lo siento, cuesta perdonar a los demás», apunta el director, Teplitzky, que ha sido comparado por su ambición estética a Tarantino o Christopher Nolan.

Las personas reales

«Quería centrarme en eso, reflejar lo mejor y lo peor de lo que somos capaces». El protagonista murió en 2012 a los 93 años, y la historia ya había sido tratada cinematográficamente en el documental «Enemy, My Friend?», de Mike Finlason. Sin embargo, esta película nació de la amistad entre el protagonista y el realizador, que adaptó el best-seller escrito por el primero: «Empezamos con los derechos del libro. El guión emergió de allí. Llegamos a conocer a Eric y a su mujer, Patti. Nos hicimos amigos íntimos y llegamos a tener confianza. Cada borrador se lo comentamos y nos sugirieron muchos cambios. El libro relata los acontecimientos de forma muy tranquila, tipo documental. Con Patti, en cambio, entramos más en el campo de las emociones. No es exactamente lo que ocurrió, pero sí lo que sintieron».

Personajes valientes

Aun así, Lomax no llegó a ver la película terminada: «No lo necesitaba. Sufrió pesadillas muchos años cada noche. Lo que le salvó fue conocer a su mujer. Llegó a un lugar de paz al final».Por eso era importante contar con la colaboración máxima de las dos estrellas protagonistas, que, según el realizador, logró: «Lo más difícil de todo fue, por supuesto, encontrar al actor que encarnaría a Eric. Ya no hay hombres como él. Algunos de los candidatos más idóneos, como Michael Redgrave, Robert Donat o Roger Livesey, llevaban ya tiempo fallecidos. El único actor que se nos ocurría que pudiera tener esas cualidades cada vez más escasas –gracia, fuerza natural e inteligencia– era Colin Firth. Colin viajó con nosotros en tren a Berwick, a visitar a Eric. Se sentó en su salón. Miró los antiguos horarios de ferrocarriles. Eric y él se reían juntos. Cuando Eric se reía, se tapaba la boca con las dos manos. Sus ojos azules se arrugaban y parpadeaban. Seguramente fue esa risita, tanto como el guión, lo que enganchó a Colin a la película», asegura el realizador.

Nicole Kidman respondió inmediatamente tras leer el guión. Según ha declarado la también australiana, «nunca había tenido la oportunidad de interpretar a una mujer que permanece al lado de su pareja, su amante o su marido en momentos muy difíciles, y es algo que me toca de cerca y que he hecho en la vida real. Creo que hay una forma en que el amor puede sanar, y es animando a alguien, con cariño, lentamente, a enfrentarse a las cosas, y quería poder llevar eso a la pantalla. Es algo que Patti y yo tenemos en común, evidentemente por situaciones muy diferentes, pero conecté con ella a ese nivel».

El realizador no se cansa de alabarles: «Ambos se emplearon a fondo, pero fue muy impactante para Colin Firth conocer a Lomax. Estaba emocionado con el hecho de rodar la película y a pesar de que estaba débil y desmejorado. Vino al plató en silla de ruedas y el equipo le llevó al set donde estaba Colin, se hicieron una foto y se convirtió en una celebridad en su residencia de ancianos. Era un tipo transparente de ojos increíblemente azules. Se interesó por todos los detalles, hasta el punto de preocuparse por cómo funcionaba la grúa. Creo que todo esto, al menos, le sirvió de catarsis». Edimburgo, la ciudad natal de Lomax, fue escogida como principal localización. «El tren de Bo'Ness and Kinneil, operado por voluntarios y apasionados del ferrocarril, tenía trenes y estaciones en funcionamiento; la estación de Perth tenía unas preciosas plataformas de época, algunas de las cuales están fuera de servicio, lo que nos facilitó el rodaje. Las principales secuencias se rodaron en el auténtico Ferrocarril de la Muerte, una línea férrea rescatada de la selva setenta años después de los hechos que se cobraron la vida de decenas de miles de personas».