Agricultura

Los invernaderos españoles, discriminados por la PAC y presionados por Marruecos

Las subvenciones no se aplican a estas explotaciones y las exigencias de los eco regímenes les taponan las ayudas. La subida de los costes de un 30% y la competencia marroquí han asfixiado al sector

Imagen del interior de un invernadero
Imagen del interior de un invernaderoCuteSolar

Los invernaderos solares del sudeste español, ubicados en Almería y en la costa de Granada, reclaman el cese de las discriminaciones por parte de la Política Agraria Común (PAC) y del Ministerio de Consumo. Aunque este modelo agrícola es rentable, el incremento de costes, la falta de ayudas y la presión de competidores como Marruecos lo están poniendo contra las cuerdas. Conocidos como la despensa de Europa, los invernaderos solares españoles producen 4,5 millones de toneladas de frutas y hortalizas al año, de las cuales el 75% se exporta a países de la Unión Europea. Como resultado, seis de cada 10 hortalizas que se comen en Europa proceden de los invernaderos del sur de España, explican desde “CuteSolar: cultivando el sabor de Europa en los invernaderos solares”, un programa de promoción impulsado Aproa, Hortiespaña y Eucofel.

Francisco Góngora, presidente de Hortiespaña, señala que los únicos beneficios que tienen los invernaderos solares son “los fondos operativos de las Organizaciones de productores de frutas y hortalizas (OPFH), que en Almería suponen 90 millones de euros”. Por parte de la PAC, las aportaciones a invernaderos solares son prácticamente nulas. Una de las principales novedades de la Política Agraria Común 2023-2027 son los eco regímenes (EERR), una serie de prácticas medioambientalmente sostenibles de adscripción voluntaria de los agricultores por las cuales recibirán una serie de ayudas. No obstante, aunque estos tengan carácter voluntario, si no se llevan a cabo el beneficiario perderá de entrada ese casi 25%el importe de sus ayudas.

“Los eco regímenes nos perjudican muchísimo. Hay condicionantes que nos dejan fuera”, lamenta Góngora, quien asevera en un encuentro con medios que “los que legislan no tienen ni la más remota idea”. En este sentido, el presidente de Hortiespaña carga contra el comisario europeo de agricultura, Janusz Wojciechowski, por oponerse a los cultivos intensivos como los de estos invernaderos: “Si no es con cultivos intensivos como los de los invernaderos no hay forma de darle alimento a los 8.000 millones de habitantes”. A esto se suma la discriminación que sufren los invernaderos por parte del Ministerio de Consumo. “Consumo hace campañas de fruta y verduras de temporada pero considera que las nuestras no son de temporada por ser de invernadero”, denuncia Góngora.

Otro de los frentes que tienen abierto los invernaderos solares españoles es la presión de Marruecos. “Es imposible competir con Marruecos. Sus precios son mucho más bajos”, subraya el presidente de Hortiespaña. El modelo agrícola marroquí está basado en grandes inversores, frente al español, que es más familiar. Además, su mano de obra es mucho más barata y la UE está financiando la reconversión de su agricultura hacia una más sostenible de cultivo ecológico y control biológico, lo que se lo pone más difícil a Almería y Granada. En consecuencia, varias producciones están desapareciendo. “El cultivo de judía verde ya se ha erradicado y el tomate va por el mismo camino por los costes de producción”, advierte Góngora.

Los costes de producción, que han subido un 30%, también asfixian al sector. El principal hándicap es el coste del agua desalada, que se ha disparado en los últimos meses. “¿Por qué se subvenciona el gasóleo agrícola y no el agua agrícola?”, plantea Góngora. Para el presidente de Hortiespaña, la única solución para combatir esta situación es subir precios. En algunos casos ya se están consiguiendo tras aplicar la extensión de norma, que consiste en comercializar solo la categoría Extra y Primera de un producto. “Al quitar de la circulación las categorías inferiores se compensan los costes, ya que se reduce la oferta y así suben los precios”, explica Francisco Góngora. Este mecanismo de regulación del mercado se ha aplicado ya a la berenjena larga y ha conseguido remontar sus precios, afectados por una fuerte caída.

Con países con una climatología similar y precios más bajos, lo que diferencia a la producción española es la calidad y la sostenibilidad. El modelo de invernadero multiplica por 20 la productividad, pero a la vez la huella hídrica (m3 per cápita) de los productos hortícolas es 20 veces menor que la el conjunto de la agricultura nacional. Cada hectárea de invernadero absorbe la emisión diaria de 8 coches. El 96% de la energía consumida es de origen solar, siendo su consumo hasta 30 veces inferior al de los invernaderos europeos. Almería es líder mundial en el uso de control biológico, lo que ayuda a reducir el uso de productos fitosanitarios. Y en las 36.000 hectáreas de los invernaderos solares de Almería y Granada, la temperatura ha bajado 0,3 grados en los últimos 10 años gracias a las cubiertas blancas de los invernaderos, que tienen un efecto amortiguador del calentamiento global.