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La actual problemática de la Sareb

Los activos de la Sareb procedían de la cartera de nueve cajas de ahorros/Efe
Los activos de la Sareb procedían de la cartera de nueve cajas de ahorros/Efelarazon

Hace poco más de cinco años se puso en marcha la Sareb, el llamado «banco malo» en el que se depositaron los grandes riesgos inmobiliarios de las ya desaparecidas cajas de ahorros, las cuales debieron de ser intervenidas con el fin de evitar su quiebra total y, como consecuencia, la probable crisis del sector financiero en su conjunto y del rescate de la economía española.

La creación del «banco malo» fue posible gracias a la llegada de fondos europeos para el rescate bancario y a la solidaridad de parte del sistema financiero que tenía capacidad para resistir la crisis y aportó su grano de arena al proceso. No obstante, la pregunta es: ¿Qué ocurre con los deudores hipotecarios? ¿Quién les ayuda o «rescata» a ellos?

La gestión de la Sareb no ha ayudado para nada, pues la falta de información a los deudores, quienes han visto que su deuda se ha traspasado al «banco malo», ha sido total.

Se ha dado (y se está dando) la situación en la cual, tras la no notificada cesión de deuda de las entidades o cajas a la Sareb, los deudores no han recibido comunicación alguna, lo que hace que su deuda –en caso de estar impagada– crezca a ritmo de intereses de demora abusivos del nivel de 15-20% según la entidad financiera.

Capital privado

Por tanto, los deudores se encuentran ante el siguiente contexto: ni la Sareb ni su antigua entidad financiera les informa sobre el estado actual de su financiación, ni tampoco la entidad inicia procedimientos de ejecución hipotecaria frente a ellos, lo que permitiría a éstos conocer, en muchos casos, lo que deben, tras varios periodos –en la mayoría de casos– de carencias.

Sareb nació con una mayoría de capital privado (aportado por los bancos, menos BBVA, que se negó a participar, aseguradoras y alguna sociedad inmobiliaria) y el resto por el Estado a través del FROB, de forma que de esta manera los desequilibrios patrimoniales y las pérdidas en que incurriera la nueva compañía no contabilizaran como déficit público.

Los activos de la Sareb procedían de las carteras de nueve antiguas cajas de ahorros a las que se les adquirieron aproximadamente por un 50% del valor a los que los tenían contabilizados en sus balances. La compra de esos préstamos e inmuebles se hizo mediante la emisión de deuda a uno, dos y tres años renovables a su vencimiento, por un importe igual al de los activos adquiridos y que fue entregada a las entidades cedentes a cambio de aquellos activos.

Nos situamos en el año 2012, uno de los más difíciles de la economía española. La confianza en las instituciones nacionales era, de esperar, casi inexistente, y ello no ayudaba el hecho que nuestro Gobierno asegurara por activa y por pasiva que la crisis no afectaría a los bolsillos de los ciudadanos gracias a todas las ayudas conferidas a nuestro sistema bancario.

En el caso de Sareb se llegó a afirmar que ello iba a ocurrir incluso con creces porque el primer plan estratégico ya contemplaba una remuneración final del capital de la nueva compañía del 14% anual al final de los 15 ejercicios para los que se creó la compañía. La realidad se encargó, al poco tiempo, de desmontar esa imposible hipótesis.

Estos cinco ejercicios transcurridos no han sido, precisamente, un camino de rosas para el denominado banco malo, pero tampoco para los deudores hipotecados que estaban detrás de los activos cedidos y que han tenido que sufrir la mala gestión de la Sareb, habida cuenta de que, en los primeros momentos, de lo que se trataba era de poner en marcha un mecanismo desconocido cuyo objetivo era desprenderse lo antes posible de los activos con los que contaba, pero que previamente era necesario conocer qué era lo que componía su activo y la calidad real del mismo.

Banco de España

La gestión de estos años, y los resultados vistos, han hecho que el mismo Banco de España ha emitido un informe en el que pone en duda los procesos de compras, aprobaciones, ejecuciones, daciones y ventas de activos inmobiliarios. En su informe destaca que la entidad semipública no profundiza en el análisis de operaciones, ni hace una valoración crítica de la negociación y de los resultados.

El informe elaborado por el Banco de España destaca, entre otros, fallos y mala gestión en las quitas, el análisis de solvencia –los cuales tilda de poco fiables–, los gastos, y en general, la organización interna de la institución.

Por su parte, la Comisión Europea también ha entrado a valorar la gestión y efectividad del llamado «banco malo», emitiendo como más reciente, la nota de prensa de 16 de abril de 2018 relativa a la declaración de los expertos de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo tras la conclusión de la novena visita de supervisión a España después de la finalización del programa, y en la que destacó los resultados negativos de la Sareb.

Juan Ignacio Navas Marqués es Socio fundador de Navas & Cusí

https://www.navascusi.com/