Empleo

Asignatura pendiente

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Casi la mitad de los parados españoles no han terminado sus estudios básicos. El exceso de regulación del sistema educativo hace complicado adaptar los programas a las demandas y necesidades del mercado laboral.

¿Hincar codos? ¿O quizás remangarse? La falta de cualificación impide la inserción laboral, y casi la mitad de los parados en España no tiene finalizados sus estudios básicos. Pese a que la cifra de «ni-nis» de entre 16 y 24 años haya descendido desde los 660.000 en el segundo trimestre de 2014 a los 608.100 de un año después, queda un largo recorrido por delante.

Los jóvenes de entre 20 y 24 años que sólo han logrado el título de la ESO son los más numerosos entre los «ni-nis», por lo que es primordial atender las carencias profesionales de este colectivo para evitar que se convierta en una generación perdida.Mientras que el 60% de las oportunidades laborales en el futuro será para los trabajadores con educación universitaria o formación profesional superior, España es el país de la UE con mayor tasa de abandono escolar, en torno al 25%, y casi duplica a la europea. No obstante, Octavio Medina, economista y editor de Politikon, sostiene que aunque tengamos el mejor sistema educativo del mundo, si seguimos con una regulación laboral que fomenta la temporalidad y crea una brecha enorme entre indefinidos y temporales no vamos a solucionar mucho.

Ninguna de las sucesivas reformas del sistema educativo ha tratado de adecuar la escuela a las necesidades reales de las empresas. De hecho, un reciente informe de la OCDE alertaba de que el sistema español no prepara para el mundo laboral. Medina aboga por amoldarlo hacia un modelo basado en competencias útiles en todos los ámbitos. Pero no basta con legislar. «Hay que implementar, y en este país nos encanta legislar sin implementar».

La excelencia de la formación resulta crucial para la calidad del empleo que se genera. Y es que existe una relación entre las competencias y habilidades de la población y los ritmos de creación de puestos de trabajo. En cualquier caso, «la formación del profesorado es clave para el desarrollo de competencias». El editor de Politikon señala que las prácticas docentes no se pueden aprender de forma teórica, y países como Finlandia tienen un componente de prácticas mucho más riguroso. «La idea del MIR del profesorado sería una forma de filtrar y seleccionar a los buenos maestros antes de que entren en el sistema», agrega.

Batalla contra el paro

La batalla contra el paro requiere métodos de formación más flexibles y actuales. Además de aumentar un 10% la productividad media, cada año de escolarización adicional incrementa cerca de un 30% la renta per cápita de un país y conlleva seis puntos menos en la tasa de paro. Por otra parte, la formación mejora las expectativas laborales y salariales. Medina recuerda que una de las conclusiones empíricas más consistentes es que hay un retorno salarial a la educación –en la mayoría de los casos a mayor nivel de estudio, menor desempleo–, aunque varía mucho dependiendo del programa o del país. En España, la educación postobligatoria sigue teniendo retornos buenos, tanto para los estudiantes como para el Estado, en términos de recaudación futura. Sin embargo, el economista lamenta que siga siendo peor de lo que debería. Entre otros factores, lo achaca al fracaso escolar –los estudiantes que empiezan sus programas, pero no los acaban, y no perciben necesariamente un aumento de salario por el tiempo y los recursos invertidos– y a un mercado laboral disfuncional, que hace que la asignación de recursos sea deficiente y que los jóvenes no puedan desarrollar sus capacidades. «El bajo crecimiento de la productividad española es síntoma de esta clase de problemas», apostilla.

Desde el efecto económico de los refugiados hugonotes o sefarditas en la Edad Moderna hasta casos más recientes como los de Estados Unidos. El talento dinamiza el mercado laboral e incrementa su capacidad de generación de riqueza, aunque en muchos casos el entramado institucional no permita que se desarrolle. Medina opina que la regulación laboral en España constituye una limitación tremenda para el desarrollo del capital humano porque condena a los jóvenes a contratos temporales que signifiquen menor inversión en la formación del trabajador por parte de la empresa, mayor inestabilidad de ingresos y menos oportunidades profesionales, entre otras cosas.

El exceso de regulación que presenta el sistema educativo español complica a los centros adaptar sus programas a las demandas del mercado laboral. El editor de Politikon sostiene que la autonomía de los maestros para que hagan su trabajo y adopten prácticas efectivas es uno de los elementos clave de muchos buenos sistemas educativos. «Especificar con pelos y señales las funciones y responsabilidades de cada actor es un tanto contraproducente», sentencia.