Crisis económica
China eleva un 7% el gasto público ante el deterioro de su economía
Prevé un crecimiento anual del PIB de entre el 6,5% y el 7% hasta 2020.
Prevé un crecimiento anual del PIB de entre el 6,5% y el 7% hasta 2020.
China ha fijado el ritmo de crecimiento económico para los próximos cinco años entre un 6,5% y un 7%, un objetivo que pasa por la creación de más puestos de trabajo, una amplia reconversión industrial y una economía más orientada a los servicios. Según declaró ayer en Pekín el primer ministro chino, Li Keqiang, «el desarrollo de nuestro país se enfrenta cada vez a mayores dificultades, por lo que debemos estar preparados para una dura batalla». Su anuncio tuvo lugar frente a los 3.000 delegados llegados de diferentes partes del país, casi todos pertenecientes al Partido Comunista, en la sesión de apertura de la Asamblea Nacional Popular (ANP) que hoy finaliza.
En un discurso de dos horas en el que se fijaron las metas para el presente año y los contenidos del XIII Plan Quinquenal (2016-2020), el mandatario asumió con su retórica que China está atravesando diversas dificultades económicas, como la de haber hecho frente a un crecimiento del 6,9% el año pasado, el más bajo del último cuarto de siglo. Varios analistas coincidieron en asegurar que el hecho de que se fije un objetivo más bajo para el próximo lustro refleja los desafíos que Pekín deberá afrontar para mantener cierto equilibrio entre un crecimiento estable y la reestructuración económica.
«En 2015, el crecimiento económico mundial fue el más lento en seis años, lo que frenó el comercio internacional, hundió el precio de las materias primas y añadió inestabilidad a los mercados financieros. Todo esto tuvo un impacto directo en la economía china», afirmó el primer ministro.
Li reconoció que el periodo de transición económica que el gigante asiático está viviendo, así como la lenta recuperación de la economía global, son dos importantes factores a los que el país está haciendo frente para poder lograr dicho crecimiento.
Para conseguirlo, el gigante asiático ha apostado por poner en marcha diferentes reformas fiscales y monetarias. La segunda economía del mundo pretende aumentar su déficit presupuestario de unos 560.000 millones de yuanes (unos 78.000 millones de euros) a 2,18 billones de yuanes (unos 304.000 millones de euros), algo que supone un 3% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que el año pasado fue del 2,3%. Es algo «necesario, factible y también seguro», apuntó Li, quien añadió que el gasto público del Gobierno central también crecerá un 7% y habrá partidas para continuar la inversión en infraestructuras y servicios públicos.
Sin embargo, otros sectores sí que se verán más afectados por el desarrollo económico y la situación fiscal actual del país. Es el caso del presupuesto de Defensa que por primera vez en 6 años crecerá a su ritmo más bajo con una previsión del 7,6% frente al 10,1% del año anterior. Pese a ello, Defensa será el principal beneficiario de ese aumento del gasto público del 7% que China va a realizar, ya que de los 2,7 billones de yuanes (376.000 millones de euros), se llevará 954.354 millones de yuanes (133.000 millones de euros).
«El crecimiento en la inversión languidece, la sobrecapacidad es un serio problema en ciertas industrias y algunas empresas se enfrentan a dificultades de producción y gestión», declaró el primer ministro. Por ello, Pekín también ha incluido en sus planes el compromiso de acabar con el exceso de capacidad en algunos sectores como el del cemento, el cristal, el carbón y el acero. Precisamente, a principios de semana el Gobierno ya anunció que la reconversión de los dos últimos iba a costar alrededor de 1,8 millones de puestos de trabajo.
En esta línea, Li anunció que, con el objetivo de mantener un índice de desempleo oficial «aceptable» –alrededor del 4,5%–, será necesaria la creación hasta 2020 de 10 millones de puestos de trabajo. No obstante, otros apuntaron a que el principal objetivo de mantener una tasa de paro estable es la de evitar una inestabilidad social que pueda traer episodios de protestas debido a la ya palpable ralentización de la economía. Algo que quizás haya empujado a Pekín a que la partida para la seguridad pública haya crecido un 5,3% más que el año pasado y vaya a recibir 166.815 millones de yuanes (23.250 millones de euros).
Patrón de crecimiento
«El desarrollo depende de la reforma y el futuro», señaló Li en referencia al cambio de modelo económico que el país persigue. Ahora Pekín apuesta por cambiar de un patrón de crecimiento que antes estaba basado en las exportaciones o la inversión extranjera a uno en el que se prime el consumo interno. De hecho, el año pasado por primera vez el sector servicios representó más de la mitad del PIB y el consumo contribuyó en un 66,4% a dicho crecimiento.
Otros asuntos como la contaminación, que por primera vez se ha fijado como una prioridad estableciendo un límite en el consumo de carbón a 5.000 millones de toneladas anuales para 2020, la educación, la atención médica o la pobreza fueron otros de los asuntos que se trataron a lo largo de una sesión. El presidente, Xi Jinping, también hizo alusión al reciente cambio de gobierno en Taiwán.
El líder chino insistió en que «nuestra política no va a modificarse después de los cambios políticos en Taiwán» e insistió en mantener el Consenso de 1992, que establece el principio de «una China» como base para el fortalecimiento de los lazos económicos y la integración entre Taiwan y la China continental.
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