Rescate a Chipre

Chipre contiene la respiración y trabaja para evitar el caos

El Gobierno en pleno trabaja para que los bancos reabran mañana con normalidad

Los estudiantes chipriotas dijeron «no» a la troika en las calles de Nicosia
Los estudiantes chipriotas dijeron «no» a la troika en las calles de Nicosialarazon

Chipre amanecía ayer con una inevitable pregunta en el aire: ¿llegará la calma después del caos en el que se encuentra la isla? Ante un futuro de momento incierto, el país hace lo que puede para recuperar el aliento y que la situación no se agrave.

Después de pasar la tarde del lunes entre informaciones contradictorias sobre la reapertura de los bancos, ayer, por undécimo día consecutivo, las sucursales permanecían cerradas y los cajeros automáticos, con poca afluencia. Ante esto, el gobernador del Banco Central de Chipre, Panikos Dimitriadis –que ha sido el centro de las críticas estos días por su gestión de la crisis–, aseguró que «se están haciendo esfuerzos enormes para que los bancos abran este jueves». De lo único que se tiene certeza es de que habrá restricciones a los movimientos financieros, aunque se desconoce cuáles.

Este nuevo retraso en la vuelta a la normalidad del funcionamiento de las entidades no ha hecho sino alimentar aún más la incertidumbre en la que se encuentran los ciudadanos, que se sienten engañados y temen por su futuro personal. «Creo que nos toman el pelo a todos», declaraba a Efe Angela, una desempleada con dos hijos en casa y cuyo marido también está en paro. «No sabemos qué nos espera mañana, ni cuál será nuestro futuro», añadía.

Miedo a la quiebra

Los chipriotas comienzan a preguntarse también si la reestructuración de la banca y los depósitos permitirá sobrevivir a sus empresas. Muchos negocios del país poseen cuentas en las dos principales entidades, el Banco de Chipre y el Banco Popular (Laiki), cuyos depósitos por encima de los 100.000 euros perderán un 40% de su valor en el primer banco y probablemente la totalidad en el segundo. En cualquier caso, los grandes depósitos de ambos quedarán congelados por un periodo indeterminado, hasta que el Banco de Chipre acometa su reestructuración y el Popular, su liquidación.

En una entrevista con Efe, el premio Nobel de Economía 2010, Christopher A. Pissaridis, señaló que las empresas recibirán un severo golpe puesto que no sólo sus potenciales clientes han perdido mucho dinero, sino que las propias compañías verán sus cuentas congeladas y muchas no tendrán más remedio que cerrar. Para él, el acuerdo firmado por el Gobierno chipriota y el Eurogrupo «destruirá» el sector financiero del país y lo «hundirá en la recesión».

Pero el gravamen al que se verán sometidos los depósitos también afecta a otras instituciones. La Universidad de Chipre tenía fondos de 20 millones de euros en el Laiki, cantidad que quedará congelada durante cinco años y de la que después se recuperará en torno al 20%, y otros diez en el Banco de Chipre con los que aún no sabe qué pasará. También la Iglesia ortodoxa chipriota da por perdido su capital, que superaba los 100 millones de euros, según indicó el arzobispo Jrisóstomos II al diario «Cyprus Mail».

Sin embargo, no todos han optado por rendirse a lo inevitable. Ayer también tuvo lugar la primera gran manifestación desde el inicio de la crisis en la isla. Los estudiantes, que han declarado la guerra a la troika al considerarla su principal enemigo, recorrieron las calles de Nicosia exigiendo que no se hipoteque su futuro: «Tenemos miedo de que a nuestras familias no les quede dinero para nuestros estudios universitarios», decía uno de ellos.

En todo este revuelo, los ciudadanos no son los únicos que protestan. El presidente del Banco de Chipre, Andreas Artemi, presentó ayer su dimisión por no haber sido consultado sobre las decisiones tomadas en torno a la reestructuración de su entidad. El mayor banco del país rechazó esta renuncia en un comunicado en el que destacó que «sólo se hará efectiva si no se retira en el plazo de una semana».