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Clase media, el pilar del crecimiento

Es el colectivo mayoritario. Consume, ahorra y tira de la economía. Pero su declive, notable a raíz de la crisis, podría agravarse si se suben los impuestos o se deroga la reforma laboral

Clase media, el pilar del crecimiento
Clase media, el pilar del crecimientolarazon

Es el colectivo mayoritario. Consume, ahorra y tira de la economía. Pero su declive, notable a raíz de la crisis, podría agravarse si se suben los impuestos o se deroga la reforma laboral

Antonio descorcha un vino tinto peleón. Echa una copa a Toni, mientras Merche sirve unos platos de paella que hace apenas media hora preparó Herminia. Carlitos irrumpe en la conversación, contando sus aventuras en Sagrillas. Están sentados alrededor de una mesa, frente a un televisor. La familia Alcántara constituye el prototipo de la clase media española durante la Transición. Y su declive, como consecuencia de sus líos con el fisco, coincide con el del que hasta la fecha ha sido el grupo social mayoritario en España.

«En todas las sociedades avanzadas, la creación de la clase media consolidó el crecimiento económico y el progreso». Javier Santacruz, profesor del IEB, opina que este colectivo es, ante todo, un grupo social cuya renta disponible crece a un ritmo estable. Por tanto, supone una demanda constante y creciente.

Las estrategias de las empresas siempre están encaminadas hacia ella, ya que es la que absorbe sus productos o servicios con unos patrones de conducta previsibles. «La clase media es la que mejor representa a un país. Así, si ésta progresa, lo hace el conjunto de la sociedad». De igual modo, cuando sus integrantes tienen niveles educativos superiores suelen ser la base de la innovación, el emprendimiento y las instituciones favorables al crecimiento, así como una fuente de las libertades individuales.

La caída de la clase media ha disparado las alarmas. Se trata del estamento social que fundamenta el progreso económico, además del grupo cuyos integrantes desarrollan los trabajos vitales para la supervivencia diaria de una sociedad. Es el colectivo, por volumen, que más consume, lo que eleva los incentivos para invertir, y la inversión es la base del crecimiento.

En caída

Las rentas medias han pasado de representar el 59% del total en 2004 al 52,3% en 2013. Es más, debido a la crisis económica, la clase media ha perdido tres millones de personas, según el estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación BBVA.

El principal factor que explica la caída de la clase media es el deterioro del mercado de trabajo. Por ello, su recuperación pasa por la creación de empleo. Francisco José Goerlich, autor del informe, asegura que el descenso de las rentas conlleva incrementos significativos de la desigualdad, dado que el denominado «coste de la crisis» se ha repartido de forma muy asimétrica. «Las caídas han repercutido sobre la ‘‘parte media-baja’’ de la distribución». La clase media ha menguado durante estos años, aunque Goerlich no cree que se encuentre en peligro de extinción. Y agrega que «el crecimiento del empleo y una cierta recuperación en la rentas deberían frenar el deterioro».

La crisis nos ha empobrecido a todos, pero la caída de ingresos ha sido más notoria en los estratos bajos de renta, donde la probabilidad de que haya más miembros del hogar en paro es mayor y las posibilidades de encontrar trabajo, menores. Al margen de factores como el del paro, existen otros, más estructurales, que originan el constreñimiento de la clase media. Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, recuerda que el crecimiento económico anterior a 2008 propiciaba una mayor igualdad salarial, pues trabajos que tradicionalmente estaban mal remunerados –véanse los de la construcción– por unos años estuvieron bien pagados. Sin embargo, la llegada de la crisis demostró que «las sociedades tienden a polarizarse. Así, el cambio tecnológico, la globalización o las distintas regulaciones del mercado de trabajo ampliarán esta brecha que empieza a abrirse. Y la clase media está precisamente sobre ese punto de ruptura».

Pese a que la clase media, como tal, no vaya a desaparecer, sí lo harán las estructuras laborales tradicionales que permitían la existencia de empleos con salarios medios. Hidalgo considera que asistiremos a una polarización del empleo, de las rentas y de las familias. «La creación de puestos de trabajo y la finalización de la deflación salarial ayudarán a poner freno a esta sangría. Pero los déficits permanecerán y, aunque su efecto sea a más largo plazo, terminaremos por sufrirlo», apostilla.

Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana, asevera que el paro es el principal motivo que hay detrás de la caída de las clases medias, pero, en contra de lo que muchos mantienen, señala que la desigualdad salarial entre las personas que tienen trabajos a tiempo completo ha caído ininterrumpidamente desde 2004, y que 2013 fue el año con menos desigualdad en este segmento.

Carga fiscal

Al margen del desempleo, existen otras amenazas que podrían poner a este colectivo en riesgo. Entre ellas, destaca la subida de impuestos. Así, mientras los grupos parlamentarios de izquierda se postulan como defensores de la clase media y del Estado de Bienestar, los sablazos fiscales que recogen en sus programas podrían atentar contra su supervivencia.

Rallo asegura que a estos partidos no les interesa que haya una clase media propietaria y autónoma del Estado, a la que aborrecen desde su génesis. Karl Marx ya detestaba a los pequeños burgueses, a los que veía como una clase corrompida, envenenada y manipulada por una pequeña propiedad que les había quitado la conciencia de clase. «Estos partidos quieren que mucha gente dependa de las transferencias estatales», añade. El aumento de la carga fiscal pesa, sobre todo, a estas personas. Más del 88% de las retenciones del IRPF proceden del trabajo personal. Es decir, de los asalariados. Y Julio Ransés Pérez, inspector de Hacienda del Estado, recuerda que las subidas de los dos impuestos que más aportan a la recaudación –IRPF e IVA– han incidido en mayor medida sobre las clases medias.

El diseño de las subidas de impuestos se realiza a sabiendas de que la mayor parte de los ingresos adicionales tienen que venir de este grupo, aunque puede ser contraproducente, porque los incrementos de la tributación suelen tener efectos negativos contra la generación de renta y el crecimiento. No obstante, «diseñar un equilibrio entre suficiencia de la recaudación, justicia e incentivos al crecimiento es un rompecabezas complicado». Ransés Pérez afirma que futuras subidas de impuestos, en la medida que se produzcan antes de que mejoren las circunstancias económicas, «harán menguar más aún a la sufrida clase media española».

El profesor de la Universidad Pablo Olavide, por su parte, corrobora que el sistema fiscal español recae especialmente sobre las clases medias. Por ello, sostiene que si los incrementos de la recaudación se plantean sólo como variaciones de los tipos impositivos en vez de como una racionalización del sistema fiscal en su conjunto, «cualquier ajuste impositivo que se lleve a cabo vía tipos (subir o bajar) afectará de un modo más sensible a las familias de clase media».

Rallo destaca que los partidos de izquierda quieren un Estado de Bienestar más grande, una red clientelar para quitar a la gente su autonomía vital y volverla dependiente. «Quieren un estado omnipotente que se meta en todos los ámbitos de la vida. Y para ello se ha de sablear a los ciudadanos con impuestos, quitarles parte del sueldo para que no puedan hacer con ese dinero lo que quieran, y vender que si no fuera así se viviría muy mal». El director del Instituto Juan de Mariana no cree que estos partidos quieran recuperar la clase media, aunque depende de lo que se entienda por tal concepto. Si se refieren a ella por personas que cobren pagas del Estado de 10.000 euros anuales y tengan Sanidad y Educación quizás si busquen ese cometido. El economista recuerda que en Cuba dicen que tienen clase media, aunque en realidad se trate de una «clase dependiente y asistida por el Estado», sin autonomía financiera para vivir plácidamente.

Los autónomos son el pilar central de la clase media española. La facturación del 98% es inferior a los cinco millones de euros. De hecho, según los técnicos de Hacienda, en España hay 400.000 autónomos con unos rendimientos netos inferiores a los 8.000 euros anuales y 700.000 autónomos que superan los 30.000 euros anuales. «Pero sus compromisos fiscales son tan altos que decir que ganan ese dinero sería casi un insulto al buen hacer y al día a día del colectivo», esclarece Celia Ferrero, vicepresidenta de ATA.

Aunque desde el estallido de la crisis hayan desaparecido 228.976 autónomos, «recuperar la clase media sería dar un empujón al crecimiento del consumo y a la activación de la economía. Fomentar el emprendimiento y la consolidación del trabajo autónomo es la mejor fórmula para recuperar a esa clase media productiva y esencial en la economía española perdida durante la crisis». Ferrero sostiene que nadie puede cuestionar la importancia de los autónomos para generar y hacer crecer a la clase media.

Cómo recuperarla

La clase media es fundamental para el crecimiento de la economía y la sostenibilidad de la democracia. Por ello, debe reforzarse y no dejarla caer en el abismo. Hidalgo considera que en el corto plazo se tienen que aplicar políticas redistributivas, y que tanto las prestaciones (sobre todo las de desempleo) como las medidas activas de empleo y las transferencias en especie (Sanidad y Educación) son totalmente necesarias.

Como la clase media está sobre la falla de ruptura de la distribución de ingresos de las familias españolas, actuar en este ámbito puede ayudar a evitar la polarización y el aumento de la desigualdad. Pero el principal problema que explica el declive de este colectivo es el paro, por lo que toda reforma que conlleve una reducción del mismo y un reciclaje profesional de los candidatos estrechará las desigualdades.

Para actuar en el largo plazo, Hidalgo propone trabajar, esencialmente, sobre el sistema educativo. «Es fundamental aplicar políticas de amplio espectro, ya que debido a las tendencias globales en tecnología y comercio, los shocks coyunturales de demanda (el ciclo) afectarán más a los trabajadores sin cualificación».

También opina que si el nivel educativo y de formación de los miembros de la clase media no es bajo, se refuerza la razón para implementar políticas redistributivas y evitar que los desempleados acepten prematuramente ofertas que no se ajusten con sus potenciales posibilidades. Fuera del mercado de trabajo, invertir en educación y sanidad cohesiona la sociedad. Y Manuel Hidalgo piensa que, en el ámbito educativo, no es cuestión de dedicar más recursos, sino de optimizar los existentes en la actualidad.

Amenazas de la izquierda

Más allá del sablazo tributario que recogen en sus programas y que podría sepultar a la menguante clase media, los partidos de izquierda prometen derogar una reforma laboral que, de no aplicarse, habría supuesto la pérdida de más de 900.000 empleos. Y es que el 32% de la reducción de paro desde 2012 puede atribuirse a esta reforma. Su anulación, pues, frenaría la creación de trabajo y aumentaría la precariedad.

Por otra parte, Rallo recuerda que Podemos concurrió a las elecciones de diciembre con la propuesta de encarecer la tributación del ahorro. «Todo lo que vaya en contra del ahorro y de encontrar un empleo cada vez mejor pagado, introduciendo impuestos progresivos, va en contra de la clase media y orientado a generar una clase media-baja, dependiente del Estado y sin posibilidad de prosperar», remarca.

En el documento titulado «Cambiar España: 50 pasos para gobernar juntos», Podemos e IU prometen aumentar los ingresos tributarios en 30.000 millones, a través de la lucha contra el fraude y del incremento de la carga fiscal, con el que se distorsionaría la actividad económica y se torpedearía el crecimiento. Además, sugieren derogar las reformas laborales de 2010 y 2012, y subir el salario mínimo. Lejos de que una normativa laboral tan rígida como la de los 90 espante a los empresarios, estas medidas demolerían empleo en sectores de baja productividad, conformados, mayoritariamente, por trabajadores de clase media. Rallo también apunta que el plan de trabajo garantizado que propuso Alberto Garzón de cara a los comicios generales «es la pretensión de crear una especie de funcionarios en la sombra por obra y gracia del partido a cambio de lograr su voto».

En cuanto a las pensiones se refiere, la izquierda española propone indexarlas al IPC, medida con la que hubieran bajado durante los dos últimos años. Incrementar la carga fiscal para pagar las pensiones penaliza a las clases medias, que son las que consumen y tiran del carro de nuestra economía.

Políticas públicas

«Las políticas de pensiones, prestaciones sociales, salud, educación e impuestos directos consiguen reducir hasta en un 45,7% la desigualdad de ingresos que se generaron en 2013». En el informe se destaca que las diferencias regionales de gasto por habitante en educación, sanidad y protección social se aproximan al 60%, así como que el porcentaje del PIB dedicado a los servicios públicos fundamentales ha ascendido desde el 23% en 2007 al 28% en 2013. Los autores del estudio también señalaron que las pensiones de jubilación constituyen la política con mayores efectos correctores de la desigualdad, seguida de la de salud y la educativa. Asimismo, recordaron que la sostenibilidad del gasto en servicios públicos fundamentales requiere previsión financiera, como la que ha existido en el caso del fondo de reserva de las pensiones. Por ello, propusieron la creación de un fondo de previsión para las políticas educativas y sanitarias, y la revisión de las diferencias de recursos territoriales que afectan a la igualdad de oportunidades de acceso a los servicios.