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«Cómo voy a esperar dos días, mi familia tiene que comer hoy»
«No sabía nada de esto. Yo quiero mi dinero, si no ¿cómo voy a vivir?», se quejaba preocupada Maria Tsakalidis, de 72 años, delante de un cajero automático asediado por la población en la capital griega. Para aquellos que no se enteraron de la imposición de un control de capitales, la sorpresa de ayer fue monumental. Los más afectados fueron los jubilados, pues ayer estaba fechado el cobro de pensiones. Las colas que se formaron en frente de las entidades bancarias fueron sobre todo de gente mayor que acudía a recoger su paga mensual.
Muchas preguntas y enfado entre la población de avanzada edad, aunque no se registraron incidentes destacados. «¿Cuándo podré sacar mi dinero?», repetía Maria. La respuesta: dentro de dos días. Según fuentes gubernamentales, «se están haciendo esfuerzos por abrir los bancos el jueves» para permitir que los pensionistas reciban su dinero.
«¿Cómo voy a esperar dos días? Mi familia tiene que comer hoy», reclamaba Yorgos Papamakarios, que esperaba en frente de un Alpha Bank, donde normalmente le entregan su pensión. Se calcula que en torno a la mitad de las familias helenas viven con el dinero de esa prestación, debido al elevado paro y el empobrecimiento de la sociedad en estos cinco años de crisis.
Además, los jubilados han visto sumamente mermado su poder adquisitivo. Las pensiones del sector privado cayeron un 44,2% entre 2010 y 2013, mientras que las del sector público se redujeron un 48%, según datos del Gobierno.
Yorgos explica que vive con su hija y sus dos nietos. Como él, la población mayor se encuentra en un dilema entre ver recortada su pensión –como indica la propuesta de los acreedores– o sumergirse en un periodo de inestabilidad con final azaroso.
«El problema es que no sabemos dónde nos llevará toda esta situación. ¿Cómo vamos a escoger sin saber qué elegimos?», asegura el hombre de 68 años.
El impago de pensiones, sin embargo, no afectó a los 2,5 millones de jubilados en el país, pues esa prestación se divide en diferentes fondos. Una de las complejidades del sistema de pensiones heleno que los acreedores pedían corregir.
Ayer era el turno de los pensionistas de la Seguridad Social y hoy les tocará sufrir ese cierre de bancos a los que cobran de las cajas de autónomos y los agricultores.
La falta de liquidez ha obligado a algunas familias a utilizar la tarjeta de crédito. No obstante, muchos establecimientos no aceptan ese tipo de pago como algo habitual. Grecia, junto a Bulgaria, es el país de la Unión Europea (UE) con menor número de compras con tarjeta.
Asimismo, desde el inicio de la crisis la circulación de plástico cayó a la mitad en 2012, hasta los 2,8 millones, en un país de 11 millones de habitantes. Esa tendencia a la baja se habría mantenido en los últimos años. Entre ellos, la población que menos utiliza la tarjeta de crédito son las personas mayores.
Ya lo advertía Nikos Goumas, mientras esperaba en la cola de un cajero la madrugada que Tsipras anunció el referéndum: «¿Qué pasará con los ancianos cuando se levanten y no puedan sacar su dinero? Eso es una injusticia. Es un ataque contra tu propio pueblo».
De momento, no se ha generado más revuelo que algunas quejas airadas en la puerta de las entidades bancarias. De momento, aguanta la paciencia de los griegos ante una situación desesperada.
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