Deuda Pública
El BCE estudia comprar 50.000 millones de deuda al mes
Draghi podría anunciar hoy una inyección de entre 500.000 millones y un billón de euros hasta 2016. Unos 54.000 millones irían a deuda española
Draghi podría anunciar hoy una inyección de entre 500.000 millones y un billón de euros hasta 2016. Unos 54.000 millones irían a deuda española
Terminó la cuenta atrás. El Banco Central Europeo (BCE) podría anunciar hoy un programa de flexibilización cuantitativa o QE para la compra de títulos de deuda soberana con el fin de reactivar la inflación en la zona euro. Una posibilidad que, de confirmarse, haría de éste un día histórico para la entidad monetaria y el conjunto de la eurozona, o así lo prevé una mayoría de economistas que esperan que este organismo no defraude y se mantenga fiel a un guión del que lleva dando pistas desde hace semanas.
Aun así, y para aportar más intriga a la comparecencia de su presidente, Mario Draghi, uno de sus compañeros en la mesa del Consejo de Gobierno enfrió ayer las expectativas sobre la reunión de hoy advirtiendo que los responsables de política económica y los banqueros centrales deberían mantener una perspectiva a más largo plazo.
Ewald Nowotny, el miembro austriaco del consejo del BCE, aseguró que «no deberíamos emocionarnos demasiado al respecto». Unas palabras que llegaban casi en paralelo a las informaciones de la agencia Bloomberg y los diarios «The Wall Street Journal» y «Financial Times» en las que se aseguraba que la institución monetaria podría anunciar hoy un programa de bonos de 50.000 millones de euros cada mes hasta finales de 2016.
Las informaciones –que no fueron confirmadas por la entidad monetaria– apunta a que, en total, la cuantía podría ascender a 1,1 billones de euros, el doble de lo pronosticado por el mercado. Palabras y rumores que tuvieron su reflejo en las bolsas y en una sesión marcada por la volatibilidad ante un escenario que ofrece muchas probabilidades.
Llegado el día, Draghi será el único que se encargue de detallar las características del programa. Antes ya lo hicieron los estadounidenses, los británicos e incluso los suizos. Ahora parece haber llegado el turno a la eurozona y ayer en la prensa alemana se podría leer un símil que decía que «la política monetaria es como la medicina: siempre hay efectos secundarios». Draghi lo sabe y, con pies de plomo, se dispone a ingresar a un territorio inexplorado y a lanzar con toda probabilidad un polémico programa de estímulo para reanimar la economía de la zona euro.
En este contexto, y según la encuesta más reciente de Bloomberg, un 93% de los expertos sondeados espera que Draghi anuncie la compra de al menos 550.000 millones en bonos soberanos. Pero este «consenso» puede ser engañoso ya que el rango de la cantidad de los analistas se sitúa entre los 500.000 millones y un billón y todos coinciden en la posibilidad de una «sorpresa», sea negativa o positiva. Hasta 54.000 millones irían destinados a comprar deuda española.
El mismo Draghi indicó en las reuniones anteriores que la finalidad de la entidad que preside es devolver el balance, actualmente con activos por valor de 2,2 billones, hasta los máximos alcanzados en marzo de 2012, es decir, hasta los 3 billones.
Pero esto lo hará con las subastas de liquidez condicionadas a la concesión de crédito, los programas de compra de deuda bancaria anunciados en septiembre (cédulas y titulizaciones) y con el programa de compra QE (bonos públicos, tanto soberanos como de entes supranacionales, y corporativos no financieros).
Existe todo un abanico de posibilidades que incluso podrían variar ante la cercanía de las elecciones en Grecia. Las opiniones varían sobre cuándo comenzará el programa y si Draghi realizará hoy un anuncio detallado o, a la contra, prefiera esperar a los resultados de este domingo en Atenas para perfilar un plan concreto que no se daría a conocer hasta el 5 de marzo, cuando se celebre la próxima reunión.
Recelo germano
En cualquier caso, las bolsas serán a su cierre el mejor barómetro para valorar la dimensión de las palabras del banquero italiano. Hasta entonces, las primeras críticas arrecian desde suelo germano. Mientras Alemania sigue defendiendo la necesidad de seguir avanzando en las reformas económicas, los bancos de este país –en un comunicado conjunto– advirtieron ayer contra un paso con el que el BCE «dispararía prematuramente su último cartucho».
Asimismo, el sector bancario alemán definió las posibles compras de bonos gubernamentales como «ineficaces y perjudiciales» pues, según este sector, Europa se encuentra en el camino de la recuperación y se deben esperar los resultados de las medidas ya implementadas antes de apresurarse con otras. De poco ha servido la certeza de que este programa vendría a inyectar más dinero en la economía. También el economista alemán y ex integrante del comité ejecutivo del BCE, Jürgen Stark, aseguró que el programa QE «es una operación muy arriesgada tomando en cuenta la falta de incentivos para que los gobiernos pongan su casa en orden».
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, aunque se negó a hacer comentarios sobre la reunión, recordó la necesidad de respetar la independencia de la institución monetaria europea aunque, dentro de su partido hay voces que consideran que con la puesta en marcha de este programa, el emisor estaría rebasando sus competencias.
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