César Lumbreras
El campo, moneda de cambio de Mercosur
Los sectores más perjudicados por el acuerdo serán el vacuno de carne, el arroz y los cítricos
Los sectores más perjudicados por el acuerdo serán el vacuno de carne, el arroz y los cítricos.
La Comisión Europea, que negocia en nombre de la UE, cerró a finales de la semana pasada un acuerdo con los países miembros de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) para liberalizar el comercio entre estos dos bloques. Desde el punto de vista de los intereses del campo español los sectores que pueden resultar más perjudicados son los de vacuno de carne, los cítricos, el arroz y el de azúcar-remolacha. Por el contrario, y a falta de un análisis más detallado del contenido del pacto alcanzado a última hora de la tarde del viernes en Bruselas, podrían verse beneficiadas las exportaciones españolas de vino y de aceite de oliva, entre otras, a los cuatro Estados miembros de Mercosur. Las negociaciones entre la Unión Europea y esos cuatro países sudamericanos han durado veinte años y pasado por diferentes etapas. El capítulo agrario ha sido siempre uno de los más complicados, por no decir el que más, ya que dos de esas naciones, Brasil y Argentina, son grandes potencias agrarias a nivel mundial.
Mejor acceso agrario
Desde Mercosur se quería, y finalmente se ha logrado, un mejor acceso al mercado comunitario para los productos en los que son más competitivos, fundamentalmente agrarios y ganaderos: carnes de vacuno y de ave, cereales y oleaginosas, arroz y derivados de la caña de azúcar. Desde el lado comunitario se pretendía conseguir un mejor trato para los productos industriales, como los coches y los electrodomésticos, y menos trabas para las empresas europeas dedicadas a los servicios, como los bancarios, financieros y los seguros.
La delegación española ha estado siempre a favor de que se cerrase este acuerdo, tanto con los gobiernos comandados por el PP como con los ejecutivos socialistas. El último ejemplo ha sido la carta enviada por Pedro Sánchez, junto a la canciller Merkel y otros mandatarios europeos, instando a la Comisión a cerrar el acuerdo cuanto antes. Respondían así a las presiones realizadas por otros Estados miembros, como Francia, Irlanda o Polonia, muy preocupados por las concesiones que se estaban haciendo en sectores como la carne de vacuno.
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