Salarios

El crecimiento global de los salarios cae a sus niveles más bajos en cuatro años

Entre los países emergentes y en desarrollo del G20, el crecimiento del salario real pasó de 6,6% en 2012 a 2,5% en 2015.. En los países desarrollados aumentó de 0,2% en 2012 al 1,7% en 2015, la tasa más alta de los últimos 10 años

Manifestación en Grecia por una mejora de los salarios.
Manifestación en Grecia por una mejora de los salarios.larazon

Entre los países emergentes y en desarrollo del G20, el crecimiento del salario real pasó de 6,6% en 2012 a 2,5% en 2015. En los países desarrollados aumentó de 0,2% en 2012 al 1,7% en 2015, la tasa más alta de los últimos 10 años

El crecimiento de los salarios se ha desacelerado desde el año 2012 alrededor de todo el mundo, pasando de 2,5 % a 1,7 % en 2015, su nivel más bajo en cuatro años. Si China, donde los salarios crecieron a un ritmo más acelerado que en ninguna otra parte del globo, no estuviese incluida, el crecimiento del salario mundial se reduciría, pasando de 1,6 % a 0,9 %, según el Informe Mundial sobre Salarios 2016-2017 de la OIT.

En gran parte del período posterior a la crisis financiera de 2008-09, el aumento del sueldo fue impulsado por el crecimiento relativamente robusto del salario en las regiones y países en desarrollo. Sin embargo, más recientemente, esta tendencia se ha ralentizado o revertido.

Entre los países emergentes y en desarrollo que conforman el G20, el crecimiento del salario real pasó de 6,6 % en 2012 a 2,5 % en 2015. En cambio, el crecimiento de los salarios en los países desarrollados aumentó de 0,2 % en 2012 a 1,7 % en 2015, la tasa más alta de los últimos 10 años. En 2015, los salarios crecieron 2,2 % en Estados Unidos, 1,5 % en Europa Septentrional, Meridional y Occidental y 1,9 % en los países de la Unión Europea.

“El crecimiento más acelerado de los salarios en Estados Unidos y Alemania explica gran parte de estas tendencias. Todavía no está claro si este avance será constante en el futuro, ya que los países desarrollados enfrentan una incertidumbre económica, social y política cada vez mayor,” declaró Deborah Greenfield, Directora General Adjunta de Políticas de la OIT. “En un contexto económico en el cual una menor demanda da lugar a precios más bajos (o deflación), la disminución de los salarios podría ser causa de gran preocupación, ya que podría aumentar la presión sobre la deflación.”

El informe, Desigualdades salariales en el lugar de trabajo, constata grandes diferencias entre las regiones con economías en desarrollo. Por ejemplo, en 2015, el crecimiento de los salarios se mantuvo relativamente robusto en 4,0 % en el Sudeste Asiático y el Pacífico, mientras que disminuyó a 3,4 % en Asia Central y Occidental, y se estima en aproximadamente en 2,1 % en los Estados Árabes y en 2,0 % en África. Pero en 2015, el salario real se redujo de 1,3 % en América Latina y el Caribe y de 5,2 % en Europa Oriental.

La desigualdad de los salarios se agudiza en la cima

El informe analiza también la distribución de los ingresos dentro de los países. En la mayoría de los países, los salarios suben gradualmente en la escala salarial e incrementan drásticamente para el 10 % superior, y aún más para el uno % de los empleados con los salarios más altos.

En Europa, el 10 % de los empleados mejor remunerados recibe en promedio 25,5 % del total de los salarios pagados a todos los empleados en sus respectivos países, lo cual es casi lo mismo que recibe el 50 % de los peor remunerados (29,1 %). La proporción del salario que recibe el 10 % superior es aún más alta en algunas economías emergentes, por ejemplo Brasil (35,0 %), India (42,7 %) y Sudáfrica (49,2 %).

En lo que se refiere a España, el 10 % de los trabajadores mejor remunerados percibe un total del 23,3 % de la masa salarial del país, lo que supone una “cuantía significante” si se compara con el hecho de que el 50 % de los asalariados menos remunerados absorbe un tercio del total de sueldos pagados.

La desigualdad de los ingresos es más pronunciada para las mujeres. Mientras que la diferencia salarial por hora entre hombres y mujeres en Europa es de alrededor de 20 %, para el uno % en la escala más alta de los salarios llega a 45 %. Entre las mujeres y los hombres que ocupan cargos de alta dirección en el uno % superior de los asalariados, la diferencia salarial de género es de más de 50 %.

La desigualdad salarial dentro de las empresas tiende a ser más grande en los países en desarrollo que en los países desarrollados. Mientras que en los países desarrollados los salarios medios del 10 % superior de las empresas tienden a ser de dos a cinco veces más altos que los del 10 % inferior, esta relación llega a ocho en Vietnam y hasta a doce en Sudáfrica.

“En promedio, en 22 países europeos, la desigualdad dentro de las empresas representa 42 % del total de la desigualdad salarial, mientras que el resto se debe a la desigualdad entre las empresas,” señaló Rosalia Vazquez-Alvarez, economista de la OIT y una de las autoras del informe.

Al comparar los salarios de los trabajadores con el promedio salarial de las empresas en las cuales trabajan, el informe constata que, en Europa cerca de 80 % de los trabajadores recibe una remuneración inferior al promedio de la empresa en la cual están empleados. En el uno % de las empresas con los salarios promedio más altos, el uno % inferior de los trabajadores recibe un salario promedio de 7,1 euros por hora, mientras que el uno % superior recibe 844 euros por hora.

“La extensión de la desigualdad de los ingresos en las empresas – y su contribución al total de la desigualdad de los ingresos – es considerable, lo cual indica la importancia de las políticas empresariales a fin de reducir la desigualdad general,” concluyó Deborah Greenfield.

El informe pone de manifiesto las políticas que pueden ser utilizadas y adaptadas a las circunstancias nacionales a fin de reducir la desigualdad salarial excesiva. El salario mínimo y la negociación colectiva desempeñan una función importante en este contexto. Otras medidas posibles incluyen reglamentar o autorregular los salarios de los ejecutivos, promover la productividad de las empresas sostenibles y hacer frente a los factores que conducen a la desigualdad salarial entre los trabajadores, tanto hombres como mujeres.