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El Gobierno subirá más los impuestos al tabaco de liar que a los cigarrillos
El alza de la fiscalidad mínima busca recaudar más y evitar la proliferación de marcas baratas en el sector. Entre 2008 y 2012, la venta de cajetillas cayó un 41%, mientras que los paquetes de picadura de tabaco subieron un 48,5%
Madrid- El pasado día 26 de abril, el Gobierno aprovechó la presentación del Programa Nacional de Reformas para anunciar el nuevo cuadro macroeconómico y remitir el Plan de Estabilidad a Bruselas. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aprovechó la ocasión para anunciar algunas correcciones en el sistema impositivo español, el cual, en su opinión, no necesita de grandes reformas.
La prolongación del gravamen complementario del IRPF un año más, la eliminación de deducciones en el impuesto sobre sociedades (el que más ha sufrido la crisis) y un nuevo aumento en algunos de los especiales constituyeron la novedad del Consejo de Ministros. Montoro hizo una referencia explícita al tabaco sin profundizar en qué tiene previsto retocar su fiscalidad con el fin de no distorsionar el normal funcionamiento del mercado.
El tabaco va a subir. De eso no hay duda, pero el Ministerio de Hacienda sigue deshojando la margarita para dar forma a una subida fiscal que puede ahondar en la crisis del sector y, por tanto, conseguir el fin contrario al que se busca, que no es otro que recaudar más del 27% de españoles que, según los estudios más fiables, fuma en nuestro país. Todo parece indicar, según las fuentes consultadas por este diario, que el Gobierno centrará la subida en el tabaco de liar e incrementará algo más el impuesto mínimo de los cigarrillos para evitar la proliferación de marcas baratas en el mercado.
La última revisión de la fiscalidad especial del tabaco se remonta a diciembre de 2012, cuando el Gobierno subió el impuesto mínimo y creó un impuesto mínimo incrementado. Antes había retocado la fiscalidad reduciendo el impuesto «ad valorem», un tributo que se fija como un porcentaje del precio de venta al público y manteniendo el impuesto específico, una cantidad fija por unidad de producto. Para este impuesto, el Gobierno ha creado un tipo mínimo que se aplica cuando la suma del «ad valorem» y el específico no alcanza una cantidad fijada por la normativa.
En la actualidad, el tabaco de liar, que acapara ya cerca del 15% del mercado, soporta una fiscalidad del 41,5% (ad valorem), frente al 53,1% de los cigarrillos, y un impuesto específico de 8 euros por cada kilogramo, frente a los 19,1 euros por cada mil cigarrillos. Su impuesto mínimo (la suma de los dos) no puede bajar de 85 euros por cada mil gramos, frente a los 123,97 de los cigarrillos.
El consumo de tabaco de liar se ha incrementado exponencialmente con la llegada de la crisis. Según las fuentes consultadas por LA RAZÓN, la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores hace que sus preferencias se trasladen hacia los productos sustitutivos de los cigarrillos en un primer momento. Hasta el año 2009, cuando se produjo la primera «guerra de precios», el tabaco de liar, o la picadura, como es conocida en el sector, sólo soportaba el impuesto «ad valorem» (40% y 41,5% en 2006).
Desde entonces, Hacienda le ha venido aplicando un impuesto específico primero de 6 euros por kilo y un impuesto mínimo de 50 euros por kilogramo hasta alcanzar el nivel actual: 41,5% de «ad valorem», 85 euros/kilogramo de impuesto específico y un mínimo de 92 euros, bastante lejos de la fiscalidad que aguantan los cigarrillos.
Aquí es donde el sector cree que Hacienda centrará su reestructuración con el fin de aprovechar el tirón del consumo. El Ministerio tiene que ser muy cauteloso en cuanto al incremento a fijar, porque el siguiente paso de un fumador tras verse obligado por la crisis a dejar de consumir cigarrillos convencionales es satisfacer sus necesidades en el mercado negro, el enemigo al que trata de combatir el fisco.
En comparación con 2011, el mercado de cigarrillos durante el pasado año ha disminuido en 6.900 millones de unidades en España, mientras que el volumen de picadura de tabaco ha aumentado en 2.000 millones de cigarrillos equivalentes, lo que se traduce en un incremento del 29% en sólo un año. Entre 2008 y 2012, según datos que maneja el sector, el consumo de cigarrillos ha sufrido una caída del 41%, mientras que el de picadura de liar ha subido nada menos que un 48,5%.
En el caso de los cigarrillos, todo parece indicar que el Gobierno seguirá los movimientos que ha venido realizando en los últimos meses. Cualquier subida de precios puede ser dramática por la caída del consumo y contraproducente para los intereses de Hacienda, como se puede comprobar en la evolución de la recaudación de los últimos años. El sector espera una nueva subida del impuesto mínimo que impida que se comercialicen marcas por debajo del entorno de los 4 euros por cajetilla.
Combatir el contrabando
El contrabando se ha convertido en una de las grandes multinacionales del sector. Según la consultora KPMG, el comercio ilícito de cigarrillos copa en Europa el 11,1% del mercado y se traduce en una pérdida de recaudación de 12.500 millones de euros para los estados. Por cada punto de cuota de mercado que gana el contrabando en España, Hacienda deja de recaudar alrededor de 90 millones. Las cifras hablan hoy del 10% del mercado, pero en regiones como Galicia o Andalucía se duplica, y en ciudades como Algeciras llega a representar más del 30%.
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