PIB
El impuesto a la banca de PSOE y Podemos restaría 1.000 millones al año al PIB
Sus efectos serían negativos para el conjunto de la economía con independencia de que la tasa se aplicase a los beneficios, los depósitos o los préstamos, según BBVA Research
Sus efectos serían negativos para el conjunto de la economía con independencia de que la tasa se aplicase a los beneficios, los depósitos o los préstamos, según BBVA Research.
Desde que la crisis financiera de las «hipotecas basura» americanas degeneró en una recesión a escala global, la banca se ha convertido en el objetivo número uno a batir para la izquierda. Su razonamiento es simple: el que rompe, paga. En el caso de España, las entidades financieras se beneficiaron de un rescate público de 64.000 millones que evitó que su caída arrastrara a la economía nacional a la bancarrota. Un salvavidas de casi imposible reintegro para las arcas públicas, como ha reconocido el propio Banco de España, que calcula que el Estado apenas podrá recuperar 15.000 de esos 64.000 millones de euros.
Algunos, como Podemos y, en menor medida, el PSOE, creen, sin embargo, que es posible recobrar todo el rescate. ¿Cómo? Introduciendo un impuesto a la banca. El problema de su planteamiento es que varios estudios han demostrado que una tasa de este tipo sería más nociva que provechosa para el conjunto de la economía española.
El último informe en poner de manifiesto los efectos negativos de un impuesto de este tipo es el publicado por el servicio de estudios del BBVA bajo el título «Efectos macroeconómicos de las tasas a la banca». Su conclusión es contundente. Da igual que el Gobierno de turno introdujese un gravamen sobre los beneficios, los depósitos o los préstamos de la banca. «Los tres tipos de tasas bancarias tendrían similares efectos negativos en la actividad económica», concluye el estudio de BBVA Research, que ha tomado como modelo de trabajo sus efectos sobre la economía.
La aplicación del impuesto provocaría un efecto dominó que arrastraría a la economía al completo. Para empezar, la respuesta de los bancos españoles sería encarecer el crédito. El informe calcula que las entidades incrementarían los tipos de interés entre 15 y 17 puntos básicos. La consecuencia sería una contracción del crédito que oscilaría entre el 0,15% de los préstamos para empresas y del 1,9% para vivienda. También se reducirían los depósitos en un porcentaje aproximado del 0,8%, según el ejercicio. La reacción del sector financiero poniendo freno al crédito perjudicaría por añadidura al consumo y a la inversión, que retrocederían un 0,04% y un 0,11%, respectivamente. Acuciados por el deseo de compensar la caída del consumo, prestatarios y prestamistas aumentarían las horas trabajadas, lo que conduciría a una reducción en el equilibrio de los salarios, continúa el estudio. Al efecto negativo sobre los sueldos contribuiría también la caída del capital que seguiría a la contracción de la inversión privada, añade BBVA Research.
Menos consumo e inversión
En conjunto, y medido en términos de PIB, la tasa bancaria recortaría la riqueza nacional en el entorno del 0,08%. España cerró el pasado ejercicio con un producto interior bruto de 1,208 billones de euros, por lo que el impacto anual sería de 990 millones de euros. Aunque impuestos más altos para la banca provocarían un ensanchamiento en la base recaudatoria, el declive de la actividad real y financiera causaría un descenso de los potenciales incrementos de la recaudación pública, advierte el informe. En general, además, los efectos negativos en la actividad económica de un impuesto a la banca se incrementarían con el paso del tiempo: el PIB, el consumo privado y la inversión experimentarían un descenso mayor a largo plazo que a corto plazo, afirma el trabajo. En el otro lado de la balanza, la banca, en un intento de equilibrar su rentabilidad después de impuestos, encarecería el crédito, añade.
El impuesto a la banca forma parte del programa electoral tanto de Podemos como del Partido Socialista. La formación morada aboga directamente por establecer una tasa a las transacciones financieras para que el Estado recupere los 64.000 millones que prestó al sector. Los socialistas no recogen en su programa una propuesta tan directa, pero no se han olvidado del gravamen. El punto 46 de los «110 compromisos con la España que quieres», que constituyen la base de su propuesta para el 28-A, aboga por promover a nivel europeo el impuesto sobre transacciones financieras. «Si los españoles contribuyeron con el sudor de su frente al rescate de la banca en nuestro país, es justo que ahora la banca ayude a sostener el sistema público de pensiones mediante la creación de un impuesto extraordinario», llegó a decir Pedro Sánchez el año pasado.
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