China
El pánico en las bolsas chinas atrapa a 90 millones de ahorradores
El ecuador de la sesión en la bolsas de Shanghái y Shenzhen ofrecía ayer un panorama desolador. El pánico se extendía sobre los mercados del coloso asiático como la pólvora que idearon los antepasados de los millones de ahorradores chinos atrapados por el hundimiento de los títulos desde hace unas semanas. A mediodía, con 1.429 valores suspendidos de cotización de los cerca de 2.800 (el 51%), sólo tres firmas mantenían sus títulos en terreno positivo mientras el Shanghai Composite se dejaba un 8%. De nada servían las medidas anunciadas por el banco central, que había anunciado una inyección de liquidez adicional al mercado poco después de que se inciaran las sesiones. El principal indicador se acercaba peligrosamente al límite de pérdidas permitido del 10% y se alejaba el soñado efecto rebote tras la sesión del pasado lunes, que cerró con un alza del 2,41%. Buena parte de las empresas en retirada se vieron forzadas a suspender la cotización al sobrepasar ese 10% en negativo mientras unas 660, según Efe, lo hacían de forma voluntaria con el pretexto de que iban a realizar un «anuncio relevante».
Pero los inversores privados, unos 90 millones de chinos –más que miembros del Partido Comunista– que acaparan cuatro quintas partes del mercado con sus ahorros pese a su nula formación financiera, cayeron en pánico y la retirada del papel sólo provocó más ventas. Muchos analistas hablan ya del estallido de la burbuja bursátil china, un país donde los ahorradores tienen pocas oportunidades para rentabilizar sus ahorros más allá de los negocios, el ladrillo o la bolsa. Por eso, aprovechando los vientos favorables, entre mayo de 2014 y mayo de 2015 se incorporaron 40 millones de inversores. Desde el pasado 17 de marzo, cuando la bolsa de Shanghái cotizaba a 3.507 puntos, la fiebre disparó las compras hasta alcanzar su techo el pasado 12 de junio, con el cierre del mercado en 5.166 puntos. Desde el pico, en poco menos de cuatro semanas, Shanghái ha perdido un 34% de su valor provocando un efecto contagio en Shenzhen, la segunda bolsa de China continental, que perdió ayer un 2,95% y se deja todo lo avanzado en 2015, y en la de Hong Kong, muy vinculada desde noviembre pasado al mercado shaiganés por un sistema de cuotas máximas diarias, lo que provoca que los inversores chinos vendan sus valores en Hong Kong para compensar las pérdidas. De hecho, Hong Kong sufrió ayer más incluso que Shenzhen y se dejó un 5,84%, por debajo de los valores anteriores al cierre del pasado año.
Ante un mercado tan volátil, con inversores inexpertos muy sensibles a las turbulencias, Pekín decidió ayer tomar medidas extremas. Para empezar, y después de que los responsables de las bolsas chinas admitieran que hay «pánico» entre los inversores, la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales ordenó a todas las firmas públicas que no vendan ni una de sus acciones mientras dure la «volatilidad anormal del mercado» y les animó a incrementar la compra de títulos para estabilizar las cotizaciones. Además, el regulador anunció que aumentará sus compras de acciones de las empresas más pequeñas, que abundan en Shenzhen, las más perjudicadas en los últimos días.
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