Grecia

La rebelión en Syriza fuerza a Tsipras a una moción de confianza

El Parlamento avala la ayuda exterior para evitar el «suicidio», según el «premier» heleno

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, asiste a una sesión parlamentaria en Atenas (Grecia) hoy
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, asiste a una sesión parlamentaria en Atenas (Grecia) hoylarazon

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, presentará ante el Parlamento una moción de confianza para preguntar sobre la continuidad de su Gobierno, según una fuente del Ejecutivo que ha previsto esta votación para después del 20 de agosto.

Victoria amarga para el primer ministro griego, Alexis Tsipras. En una votación en la que su partido se desangró con 42 votos en contra de respaldar el tercer rescate del país pactado por él mismo con los acreedores internacionales, logró pasar en la madrugada de ayer el trámite parlamentario, pero a cambio se quedó con 118 votos de respaldo a sus planes en la coalición roji-nacionalista que le apoya, dos por debajo de la «barrera moral» que se impuso el propio Tsipras para gobernar.

Tras un maratoniano debate, con reproches de antiguos aliados políticos y amigos personales Tsipras logró el respaldo de la Camara, con 222 votos a favor, 64 en contra, 11 abstenciones y 3 ausencias en un Parlamento de 300 escaños. Un apoyo con un alto precio político pues el soporte de la oposición volvió a ser clave para su victoria. De hecho, hasta 32 diputados de Syriza votaron en contra, 11 se abstuvieron, tres se distanciaron de artículos concretos que incluye el proyecto de ley con las medidas para contentar a la troika y acceder a los 86.000 millones comprometidos en el tercer rescate y otro diputado más se ausentó del hemiciclo. En total, 42 rebeldes de sus propias filas, lo que unido a las bajas entre los partidos que soportan a su Gobierno, dejan a Tsipras sin un apoyo mínimo a su Gabinete.

La situación ha forzado a Tsipras a solicitar una moción de confianza al Parlamento tras el pago de la deuda al Banco Central Europeo el próximo día 20 por un importe de 3.400 millones de euros. El envite medirá el músculo del primer ministro y si aún cuenta con el crédito suficiente entre sus propias filas para seguir gobernando. El umbral de votos favorables es tres quintos de los diputados presentes en una Cámara de 300 escaños. Tsipras necesitará pues 120 papapeletas de respaldo o tendrá que abandonar y convocar nuevas elecciones generales.

Entre los diputados díscolos destacaron la presidenta del Parlamento, Zoé Konstandopulu, y el ex ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, quien en su intervención destacó que apoya al Gobierno y a Tsipras, pero que no podía secundar el rescate. Varufakis dijo incluso que estaba dispuesto a dejar su escaño para que el Ejecutivo mantenga su mayoría parlamentaria. El debate estuvo marcado por los enfrentamientos entre Konstandopulu y varios miembros del Ejecutivo. La presidenta de la Cámara mostró sus reticencias al procedimiento de urgencia propuesto por el Gobierno y llegó a plantear que la votación se aplazase a la mañana de ayer. Por contra, Tsipras defendió el tercer rescate como una «elección forzosa» del Gobierno, que tras «agotar todas las vías de negociación», tuvo que elegir entre un programa de ayuda con el euro o el dracma como moneda nacional. «Ante un ultimátum para la salida temporal de Grecia de la eurozona, tomamos la responsabilidad hacia el pueblo griego de seguir con vida y continuar la lucha en lugar de elegir el suicidio (la salida del euro)», dijo Tsipras.

Los miembros del Gobierno se centraron en resaltar los logros del acuerdo y, en particular, el punto más recalcado ha sido la rebaja de los objetivos presupuestarios, lo que permitirá el crecimiento. A cambio del tercer rescate, Grecia tendrá que aplicar ajustes que supondrán del 4% al 5% del PIB, algunos de ellos en materias tan sensibles como las pensiones, el IVA o las privatizaciones.

Varufakis rechaza el rescate

Entre los díscolos de Syriza hay opciones diversas, como la del ex ministro de Finanzas Yanis Varufakis, quien en su intervención destacó que apoya al Gobierno y a Tsipras, pero que no podía secundar el rescate.