Ginebra

El Parlamento suizo «entierra» el acuerdo fiscal con EEUU

La Cámara Baja del Parlamento helvético rechazó hoy por segundo día consecutivo y por amplia mayoría la ley urgente que hubiera aprobado el acuerdo fiscal entre Estados Unidos y Suiza, y que permitiría regularizar la situación de los bancos suizos en territorio estadounidense.

Con esta decisión queda definitivamente "enterrado"el acuerdo al no haber sido aprobado por el Parlamento, a pesar de que sí lo fue dos veces en el Senado, la última vez hoy por la mañana.

El Gobierno suizo aceptó a principios de junio las exigencias de Estados Unidos de regularizar el espinoso asuntos del dinero estadounidense sin declarar depositado en bancos suizos.

La ley urgente hubiera permitido a los bancos suizos que hayan promovido el fraude fiscal cooperar con la justicia estadounidense sin infringir la ley helvética.

Ante la negativa del Parlamento -que rechazó la propuesta por 123 votos en contra, 63 a favor y 4 abstenciones- cabe de nuevo al Gobierno renegociar otro acuerdo con Estados Unidos, si es que Washington lo acepta, dado que el que acaba de ser rechazado fue "impuesto", como confesó la ministra helvética de Economía, Eveline Widmer-Schlumpf.

De hecho, la ministra recordó hoy "que si bien Washington no perdonará a los bancos, sí que es necesaria una ley para que los bancos puedan cooperar respetando los principios del Estado de derecho".

De todas formas, Widmer-Schlumpf aseguró que los bancos contarán con autorizaciones individuales y que el Gobierno "se esforzará"en garantizar la mejor protección posible a los empleados.

Para los diputados, el programa confidencial de Washington al que los bancos podían suscribirse no presentaba ninguna garantía, dado que no aseguraba que no fueran perseguidos judicialmente de todas formas.

Además, los parlamentarios argumentaron que de aprobarse el trato se creaba un precedente, y otros países hubieran podido solicitar suscribir acuerdos similares.

El acuerdo hubiera sido opcional para los bancos, que tenían que decidir si lo aceptaban o no, y que hubieran debido enfrentar solos el pago de las eventuales multas que les sean impuestas, sin aportación alguna del Estado helvético.

Según los expertos, sobre los bancos helvéticos pesa la amenaza de una multa récord de unos 8.000 millones de euros, que deberían pagar al fisco estadounidense por haber albergado durante años fondos no declarados de unos 10.000 ciudadanos de ese país.

Además, según el acuerdo, los bancos hubieran debido transmitir a la justicia estadounidense los nombres de los empleados que trataron con los clientes concernidos, incluidos abogados e intermediarios.

No obstante, el acuerdo no permitía la transmisión de datos de los clientes ni informaciones sobre sus cuentas.

La transmisión se hubiera hecho únicamente en el marco de una solicitud administrativa que se basa en una convención en vigor contra las dobles imposiciones.

El Gobierno suizo entiende que el acuerdo hubiera permitido a los bancos arreglar el pasado y "comenzar de cero".

El problema principal para los partidos helvéticos era que Estados Unidos se negaba a revelar el contenido de los acuerdos individuales con los bancos hasta que el acuerdo marco fuese aprobado por las dos cámaras legislativas suizas.

Actualmente, en Estados Unidos está en marcha un proceso judicial contra una docena de bancos suizos acusados de haber ayudado al fraude fiscal y que se enfrentan a la suspensión o incluso a la pérdida de su licencia para operar en territorio estadounidense.

Entre ellos están Credit Suisse, Julius Bär, los bancos cantonales de Basilea y Zúrich, la filial suiza de HSBC, y las filiales suizas de tres bancos israelíes, Hapoalim, Mizrahi-Tefahot Bank y Bank Leumi.

El Gobierno helvético argumentaba que el acuerdo hubiera puesto fin a un conflicto que ya dura cuatro años, y además aprobarlo urgía porque otros bancos podrían ser procesados en breve por la justicia estadounidense.