Madrid
La formación, principal arma contra el paro de larga duración
Una de las características comunes de este colectivo es que casi la mitad de sus integrantes abandonó los estudios a los 14 años
De acuerdo con los últimos datos publicados la semana pasada en la encuesta de población activa (EPA), España suma 5,4 millones de parados. Si este dato es preocupante de por sí, todavía es más preocupante si sabemos que la mitad de esos desempleados llevan más de un año en búsqueda activa de empleo.
El desempleo en general, y el de larga duración en particular, tiene efectos devastadores sobre las personas que lo sufren: autoestima, frustración, depreciación de la capacidad profesional, etc. Sin duda, es un fenómeno con una gran trascendencia para el futuro del país, que merece ser analizado con profundidad y que requiere la puesta en marcha de medidas urgentes que palien y corrijan el fenómeno en el menor tiempo posible.
Una de las características comunes a todos los parados de larga duración, independiente de su edad, es la falta de formación, de competencias básicas que les permitan introducirse en el mercado laboral. España, desde hace muchos años, ha dejado de ser un país que vende mano de obra barata a ser un país cuyo principal activo es la materia gris, de forma que la educación es vital para competir dentro de los países que ofrecen productos o servicios con valor añadido al mercado, contra los productos o servicios más baratos de los emergentes. De acuerdo con el último informe de la OCDE sobre la economía española, casi la mitad de los desempleados dejó de estudiar a los 14 años y esta falta de formación es determinante a la hora de encontrar un empleo.
Si analizamos la actual estructura del mercado laboral, y debido a las altas tasas de paro, los puestos de trabajo que requieren poca o ninguna cualificación están cubiertos por trabajadores sobrecualificados, lo que hace que las personas que debían ocupar esos puestos de forma natural se encuentren fuera del mercado. Además, es importante destacar que estamos en un país donde existen unos subsidios por desempleo que no incitan a la búsqueda activa del empleo y que corremos el riesgo de que se perpetúen. Por lo tanto, es necesario tomar las medidas adecuadas para que sea siempre más interesante estar empleado que desempleado en términos de ingresos, es decir, que siempre sea más beneficioso recibir un salario que un subsidio.
Dentro de estos colectivos de parados de larga duración, y aunque el grupo más numeroso está comprendido por personas de entre 30 y 44 años (es lógico porque es el colectivo más numeroso entre la población activa), existe un grupo especialmente vulnerable, que son los parados mayores de 45 años. Si analizamos las estadísticas del Ministerio de Trabajo, de los 5,4 millones de desempleados, 1,1 millones llevan más de un año buscando trabajo y 2,38 millones llevan buscándolo más de dos años. Por lo tanto, la cifra de parados de larga duración alcanza el 62%. El drama aumenta cuando sabemos que antes de la crisis, las prestaciones por desempleo eran normalmente contributivas, y en la actualidad cada vez hay más ciudadanos que han empeorado su situación de manera sustancial, pasando a cobrar prestaciones asistenciales que raramente superan los 420 euros. Es especialmente relevante en este colectivo la irrupción de más de 40.000 mujeres que, hasta ahora, habían sido amas de casa y, como consecuencia de la crisis, se han visto obligadas a salir al mercado laboral al tener a todos los miembros de su familia desempleados. Por otro lado, a veces, dentro de este colectivo se hallan personas que no encuentran la forma de buscar trabajo en otras actividades profesionales fuera de las desempeñadas por ellos, bien por falta de iniciativa o por no saber plantearse otras alternativas, lo que obliga a mantener un seguimiento de estos grupos para buscarles una salida adecuada al mercado laboral.
No debemos finalizar este análisis sin hablar de los menores de 25 años. Uno de cada cuatro desempleados están en este colectivo, y es un tema especialmente preocupante, ya que muchos de ellos tienen unos niveles educativos tan bajos que no tienen cabida en el mercado laboral, por lo que el Gobierno debe actuar con rapidez y firmeza. Muchos de estos jóvenes dejaron de estudiar al principio de la década del 2000 por la abundancia de trabajos poco cualificados (sobre todo en el sector de la construcción) bien pagados.
Cómo insertarse de nuevo
La base para la inserción en el mercado laboral de los parados de larga duración pasa por mejorar la cualificación y las competencias de nuestros desempleados, a través de programas de formación orientados de forma casi exclusiva a su inserción. Los poderes públicos deberían lanzar ofertas formativas dirigidas a sectores con alta empleabilidad (educación, energía, sanidad, economía digital,...) y pagar a las entidades que los impartan por cada alumno insertado.
Debemos evitar a toda costa que a un desempleado le compense económicamente estar parado que en activo, es decir que no debe existir ningún subsidio que fomente que las personas no busquen activamente un trabajo. Hay que facilitar a las empresas, la contratación de parados de larga duración. Los Servicios Públicos de Empleo y Agencias de Colocación no sólo deben gestionar las prestaciones, tienen que ayudar a los desempleados en la orientación laboral.
Claves
► Los puestos de trabajo que requieren poca o ninguna cualificación están cubiertos por trabajadores sobrecualificados.
► En referencia a los jóvenes, tenemos un problema endémico y es la falta de conexión entre el sistema educativo y el mundo laboral.
► En referencia a los jóvenes, tenemos un problema endémico y es la falta de conexión entre el sistema educativo y el mundo laboral.
► Es relevante en este colectivo la irrupción de más de 40.000 mujeres que hasta ahora habían sido amas de casas y que se han visto obligadas a trabajar.
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