Estados Unidos

Israel, el otro Silicon Valley

El país de tan sólo 7,8 millones de habitantes se ha colado en todos los ránkings como uno de los mejores lugares del mundo para emprender

Trabajadores israelíes de la startup especializada en vídeos Anyclip, en la incubadora JVP, en Jerusalén
Trabajadores israelíes de la startup especializada en vídeos Anyclip, en la incubadora JVP, en Jerusalénlarazon

Posiblemente usted use Waze para saber qué zona de Madrid está atascada, o Viber para llamar gratis a los familiares en el extranjero, pero seguramente no sepa que estas aplicaciones fueron creadas por israelíes. Israel se ha convertido en un paraíso para emprender comparable con Silicon Valley. De hecho, Israel tiene el mayor número de startups per cápita del mundo. Un dato que recuerda Yuval Steinitz, ex ministro de Finanzas israelí y actual titular de Asuntos Estratégicos, durante un encuentro con la prensa española. «Este pequeño y joven país de 22.000 kilómetros cuadrados, como Valencia, este minúsculo estado judío localizado en un entorno hostil y difícil como es Oriente Medio, ha logrado un gran desarrollo». Steinitz explicó que, hace 30 años, Israel tenía una economía muy débil sustentada en la agricultura y en la industria textil, «pero hoy tenemos una fuerte y moderna economía basada en la industria de la alta tecnología». El exministro de Finanzas se equipara con EE UU, pues le parece abrumador que en su país haya más startups que en toda la Unión Europea –hasta si se suman entre sí las empresas de los 28–.

El boom económico de Israel, con un PIB per cápita de 36.200 dólares (por encima de Finlandia, Francia, Corea del Sur o España), ha fomentado las inversiones y el espíritu emprendedor de los israelíes. El propio Gobierno israelí da dinero para que se apueste por las jóvenes empresas y lograr así que una buena idea se convierta en negocio. Uri Weinheber, CEO de The Time, con sede en Tel Aviv, indica que el 85% del capital de inversión provino del Ejecutivo. «El Estado entiende lo importante que es invertir en las primeras fases en muchos programas», añade. Está al frente de la incubadora más exitosa de Israel, ya que The Time crea al año unas 10 empresas de calidad y con aumento de ganancias. Weinheber añade orgulloso que «después de Silicon Valley, Tel Aviv es el segundo mejor entorno para emprender». Asimismo, aclara que existe un cargo específico dentro del Ministerio de Economía: el de inspector principal, que les ayuda a decantarse por una empresa u otra en la que invertir. «En esos primeros momentos tan importantes siempre se agradecen las recomendaciones». En The Time han nacido principalmente empresas especializadas en ecommerce y vídeo, pero también destaca Oggi, un dispositivo para entender mejor las reacciones de los perros.

El Ministerio de Economía invierte al año unos 46 millones de dólares. «Sí, el Gobierno corre muchos riesgos», reconoce Uri Adoni, socio de Jerusalem Venture Partners (JVP). Para Adoni, las claves del éxito (y para que JVP se decante por una idea u otra) se reducen a tres: «Equipo, mercado y producto. Es importante tener un equipo sólido y con el bagaje profesional idóneo así como una gran pasión. En segundo lugar, se tiene que ver si el mercado va en aumento y a qué otros mercados se puede abrir. Por último, si el producto tiene competidores y puede aprovecharse de la tecnología». JVP está especializada en medios y en ciberseguridad. Sin ir más lejos, en mayo abrieron una incubadora dedicada específicamente a ello. En Israel, es obligatorio el servicio militar durante tres años y si antiguamente lo más apreciado era ser piloto, ahora los mejores van al Departamento de Ciberseguridad. De ahí que JVP vea que hay un filón. «En ciberseguridad, por cada 100.000 dólares que pone el Gobierno, el capital privado aporta 500.000 dólares», señala Adoni. Este periódico pudo visitar la sede de ThetaRay, una empresa gestada en JVP que detecta las anomalías y el malware para proteger de los ciberataques a la infraestructura crítica. Numerosas empresas financieras, de telecomunicaciones, de energía y de transporte, así como gobiernos, son sus clientes. El ambiente de trabajo: un espacio diáfano y funcional sin apenas decoración, una joven ex hacker y, por supuesto, nada de corbatas ni blazers.

En este sentido, Saul Singer, quien precisamente dio el apodo al país cuando co-escribió el libro «Start-up Nation», asegura que las cifras de capital riesgo que se manejan en Israel son similares a las de EE UU y 30 veces superiores a las de Europa. Singer destaca que su país tiene más empresas en el Nasdaq que cualquier otro que no sea Estados Unidos. En Hasadná, un restaurante (delicioso) y de éxito montado por un chef argentino llegado a Israel hace 10 años, Singer asevera que la inmigración también es clave para entender el espíritu emprendedor en Israel: «Es una población que ya asumió el riesgo de salir de su país y venir a uno completamente desconocido». Preguntado en qué invertiría ahora mismo, el escritor apuesta por alguna empresa de ecommerce o una de tecnología que ayude a detectar cáncer. «Es importante que resuelvan problemas», insiste. En suma, para Singer Israel es sinónimo de innovación. «Es un país innovador que ha conseguido que grandes empresas como Intel, Microsoft, Google o Cisco se desplieguen en su territorio. De hecho, muchas de las startups acaban siendo compradas por estos gigantes». Y es que por poner un par de ejemplos, el famoso buscador pagó 966 millones de euros por la israelí Waze, y la japonesa Rakuten desembolsó 660 millones de euros por Viber.

El éxito de Israel como «Start-up Nation»

- Determinación. Asumir riesgos y apostar por una gran idea. Fallar una vez no es sinónimo de fracaso.

- Un país militar. Del servicio militar salen jóvenes con mayor capacidad de liderazgo, de trabajo en equipo. Además, los padres educan a sus hijos asumiendo que a los 19 se unirán al Ejército.

- Contacto tecnológico. Gran educación a nivel técnico y una apuesta por la Investigación y el Desarrollo.