Empresas
«Es momento para que Universidad y empresa hablen y creen otro modelo»
La digitalización y la entrada en vigor del Plan Bolonia, los principales retos para el mundo académico, en opinión de los expertos
La digitalización y la entrada en vigor del Plan Bolonia, los principales retos para el mundo académico, en opinión de los expertos
La Universidad es una institución que cuenta con casi 1.000 de antigüedad. En este tiempo, se ha transformado y ha estado viculada a los principales hitos de la sociedad y de la economía. En pleno siglo XXI, se enfrentan a importantes cambios, derivados del desarrollo de la tecnología y de una nueva concepción del mundo. La digitalización y la entrada en vigor del Plan Bolonia han supuesto una verdadera revolución tanto en la forma de estudiar como de pensar. El surgimiento de nuevas titulaciones, hasta hace unos años impensables, ha dado lugar a un nuevo espacio académico que, tal y como coinciden los expertos que han participado en la Mesa Redonda «Universidad y Progreso Económico», organizada por el Diario LA RAZÓN, encuentra, no en pocas ocasiones, dificultades a la hora de adaptarse a las demandas de las empresas, la economía y la sociedad en general. Y es que, tal y como ha venido sucediendo a la largo de la historia, la Universidad es uno de los pilares sobre los que se asienta el desarrollo y el bienestar económico y social.
«El marco laboral ha variado mucho en los últimos años, como también lo ha hecho el entorno económico. La Universidad ya no es una fábrica de estudiantes. Con la revolución digital, España necesita imbricar la empresa en el mundo universitario y, ahora, es un momento muy oportuno para que ambas instituciones se pongan a hablar, y así poner la primera piedra para crear un nuevo modelo», asegura Pablo Álvarez de Toledo, director institucional del Centro Universitario TAI.
Eva Rodríguez, directora Comercial y de Promoción del Centro Español de Nuevas Profesiones, considera que debe ser una prioridad para el mundo académico que los alumnos salgan preparados para enfrentarse al mundo laboral. «Una de nuestras principales inquietudes y preocupaciones es adaptarnos a las necesidades reales del mercado, algo que no es fácil, dada la gran variedad de estudios y carreras que existen en la actualidad. Bolonia ha introducido muchas modificaciones, nos ha variado la organización, pero, pese a ello, el objetivo de la Universidad debe ser claro: la integración en el mundo laboral», sostiene. Pese a los esfuerzos, Fernando Bayón, director general de la Escuela de Organización Industrial (EOI), cree que a la Universidad aún le queda «mucho» en su unión con la empresa. «Todavía no conoce sus necesidades. La Universidad tiene que formar personas para desempeñar, precisamente, un trabajo últil para las empresas».
Arturo de la Heras, director general del Centro de Estudios Financieros (CEF), llama la atención sobre cómo adquieren conocimientos y experiencia los estudiantes hoy en día. «La Universidad de hoy no es la que nosotros conocimos años atrás. Ya no hay carrera en España que no tenga prácticas obligatorias. Hemos detectado que nuestros estudiantes de postgrado ya no llegan como el currículo ‘‘pelado’’. Se puede decir que los estudiantes tienen un acercamiento a la empresa, aunque aún queda mucho camino por recorrer».
En cuanto al nuevo sistema educativo, De la Heras destaca la evaluación continua a la que se somete a los alumnos hoy en día, algo que, a juicio de Eva Rodríguez, puede crear un sistema de sobreprotección hacia el alumnado, que no se corresponde con lo que luego se encontrarán en el mundo laboral.
La figura del docente es clave si se quiere ir hacia un cambio de modelo y si se pretende que el universitario esté preparado para adaptarse a la economía real. En este sentido, Bayón reclama que la figura del profesor universitario se equipare con la de los profesionales de mayor prestigio en la sociedad. «En nuestro país, el grado de satisfacción del profesorado no es muy alto. Tienen mucha libertad, pero cobran poco en comparación con otras profesiones y países», señala.
Y es que de un buen profesor va a depender, en gran medida, un buen alumno y, en consecuencia, un buen profesional. «Hay excelentes investigadores, que luego son pésimos profesores. El doctorado aporta mucho, pero no es determinante para transmitir conocimiento y para que se conviertan en promotores del cambio de rumbo, de la investigación y del emprendimiento», asevera Bayón.
Escuelas de negocios
Los expertos ponen a las escuelas de negocios españolas –que siempre aparecen el los primeros lugares de las clasificaciones más prestigiosas del mundo–, como uno de los espejo en los que se debe mirar la Universidad. «Las escuelas de negocios funcionan tan bien porque tienen una relación muy estrecha con las empresas», indica Bayón. Eva Rodríguez, por su parte, cree que un factor determinante de este éxito es que muchos de sus profesores son destacados profesionales. Arturo de la Heras añade que la libertad con la que cuentan ayuda a su buen funcionamiento. «La regulación constriñe mucho a la hora de actuar», mantiene.
La investigación es otro de los handicaps a los que se enfrenta nuestro país. Eva Rodríguez celebra que en España estemos comenzando a preocuparnos por retener nuestro talento. Sin embargo, lamenta que el nivel de investigación nacional esté muy por debajo de lo que se espera de una economía desarrollada.
Además, en España, no hay una vinculación entre la investigación que se realiza en el ámbito académico y las necesidades reales de las compañías. «En nuestro país no sabemos cómo convertir la investigación en negocios», advierte Bayón. En este sentido, los expertos demandan un pacto educativo, más allá de la política, que permita diseñar estrategias claras. «Somos un país muy rico, y estamos perdiendo muchas oportunidades», asevera Pablo Álvarez. «Falta un Plan Nacional que ordene la investigación y que tenga una aplicación útil. Cada uno estudia lo que le parece sin tener en cuenta cuáles pueden ser las necesidades específicas en ese momento», añade De Las Heras. Asimismo, Bayón considera «muy preocupante» el hecho de que España, por ejemplo, se encuentre a la cola de Europa en lo que a número de patentes se refiere.
Trabajo por cuenta ajena
Y es que en España, pese a que se ha producido un repunte en el número de emprendedores como consecuencia de la crisis en los últimos años, lo cierto es que en la mentalidad de los ciudadanos se encuentra como prioridad trabajar por cuenta ajena. «En España no se piensa en crear empresas, sino en ser funcionarios de grandes compañías», considera De la Heras. Álvarez sostiene que el entusiasmo por la investigación y el emprendimiento se debe fomentar desde el colegio.
Los campus de excelencia y los parque científicos y tecnológicos son un ejemplo de cómo el conocimiento se puede trasladar a proyectos reales, eso sí, siempre y cuando estén bien gestionados. Y es que la empresa en general y las pymes en particular –no hay que olvidad que el 97% del tejido empresarial español está constituido por pequeñas y medianas empresas– pueden encontrar en la Universidad una gran «aliada» para impulsar, precisamente, desde la investigación, su desarrollo, según Eva Rodríguez.
Como conclusiones principales Fernando Bayón cree que la Universidad está tratando de sobrevivir a algunos impactos de gran calado que ha recibido. «O la institución se casa con la realidad social y económica o no va a a salir triunfante. Los trabajadores tienen que tener una formación y las empresas se tienen que involucrar más en ella».
Arturo de las Heras opina que la Universidad sobrevivirá y se transformará como ha hecho siempre, pero debe construir nuevos caminos. «Ojalá se encuentren mecanismos para que universidad y empresa se comuniquen mejor y den las respuestas que las compañías necesitan»
Eva Rodríguez apuesta por ser pacientes. «Estamos en un proceso de adaptación. Si se apuesta por un modelo, hay que darle tiempo. No hay que ser impaciente para recoger los frutos».
Por su parte, Pablo Álvarez de Toledo aboga por la altura de miras. «En España, tenemos un gran problema, la educación. La Universidad tiene que abrirse a la empresa y a la realidad porque el mundo está cambiando».
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