La crisis del euro

España no es Chipre y ni siquiera se parece

La isla sólo basa su economía en el sector financiero, que necesita ayudas que equivalen al 120% del PIB del país

La Razón
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España no es Chipre y no parece previsible que vayamos camino de sufrir una confiscación de los depósitos. No obstante, lo sucedido en la mayor isla del Mediterráneo oriental constituye un sano recordatorio de las debilidades y amenazas a las que todavía se enfrentan tanto la Unión Europea como nuestro país. Representa el necesario toque de atención de que cuando se trata de política todo es posible, incluso lo peor.

Primeras DIFERENCIAS

España tiene una superficie 54 veces la de Chipre y su población es también 54 veces superior. Sin embargo, los depósitos que los españoles tienen confiados a su banca (1,16 billones) son «sólo» 16 veces superiores a los que maneja la banca chipriota. Eso da una idea del desmesurado tamaño del sector en la isla, una economía que, a diferencia de la española, no tiene apenas actividad industrial. Sólo el turismo, con el 10% del PIB anual, contribuye al sostenimiento de la economía.

Un paraíso fiscal

Si bien es cierto que la polémica decisión de llevar a cabo una confiscación de los depósitos –mediante la imposición de una tasa al ahorro– pudiera tener en el caso español su reflejo más inmediato en la consumación del rescate a las cajas con las quitas a los ahorradores que adquirieron participaciones preferentes, lo cierto es que en el caso español ha mediado un acuerdo con Bruselas, mientras que en el caso de Chipre hay una clara determinación del propio Gobierno para que así sea, expoliando a los ahorradores para financiar el coste del rescate.

Mucha banca, poco país

El sector bancario de Chipre, con aproximadamente 134.000 millones de euros en activos, es inmenso en comparación con su economía nacional, de 17.500 millones, es decir 7,6 veces superior al PIB frente a una media de 2,3 veces en el caso de España, cifra igualmente elevada pero dentro de la media europea. Sin embargo, por delante del tamaño, la exposición de los bancos a la deuda soberana de Grecia ha sido el principal problema de los bancos griegos en el momento en que se produjo una quita, una situación que en el caso de España no se ha dado, en tanto que, de momento, conserva la calificación y no se ha producido quita en la deuda soberana, de la que la banca española acumula más del 30% del total emitido, aproximadamente diez puntos porcentuales más que la media europea.

INTERESES DESMEDIDOS

En el pasado, Chipre ha tratado de evitar la fuga de capitales pagando los elevados intereses que concedía su banca gracias a su inversión en productos de riesgo con una gran rentabilidad, como la deuda griega. Sin embargo, Chipre se enfrenta ahora a una fuga masiva de capitales una vez que se reanude la actividad bancaria. Esta situación ha llevado a su Gobierno a establecer restricciones a los movimientos de capital y el primer corralito en la zona euro. España ha frenado la fuga de capitales avanzando en el ritmo de las reformas estructurales y gracias al apoyo del Banco Central Europeo, una vez solicitado el rescate a la banca. De acuerdo con el Banco Central de Chipre, en 2012, el 38,2% de los aproximadamente 70.150 millones en depósitos en la isla procedía del exterior y, de éstos, la inmensa mayoría (el 80,1%) era propiedad de ciudadanos o empresas extracomunitarios, sobre todo rusos. Además, un reciente informe de Barclays estimaba que el 42% de la base de los depósitos estaba constituida por cuentas con más de medio millón de euros, situación que en España no encuentra nada comparable. En nuestro país se exige el origen de cantidades superiores a 2.500 euros, y los controles sobre los movimientos de capitales y su blanqueo son infinitamente más rigurosos.

RESCATEY PIB

Las necesidades de financiación del sector bancario de Chipre se estiman en torno a los 20.000 millones de euros, el 120% del PIB. En el caso español se ha establecido una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros, aproximadamente el 10% del PIB, cifra de la que hasta el momento se ha comprometido menos de la mitad, unos 40.000 millones.

TRES PAÍSES, CUATRO RESCATES

La crisis económica que empezó a larvarse en el verano de 2007 y alcanzó su esplendor con la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se ha «cobrado» tres economías, cuatro rescates y un coste de más de 410.000 millones de euros. Chipre se convertirá en las próximas horas en el cuarto país en necesitar ayuda inmediata de la Unión Europea o en el primero en declararse en bancarrota.

Grecia puede presumir de ser el único que ha necesitado –hasta la fecha– de dos rescates: en mayo de 2010 (110.000 millones) y marzo de 2012 (130.000). Irlanda, felizmente ya a salvo, pidió ayuda en noviembre de 2010 (algo menos de 100.000 millones) y Portugal, en mayo de 2011 (78.000 millones).