Fitch avisa de que la banca española debe mejorar su rentabilidad

La agencia de calificación Fitch ha reconocido que los bancos españoles han mejorado su solvencia y han hecho "progresos"en el último año, pero aún así se enfrentan a importantes retos como mejorar su rentabilidad y seguir reduciendo sus activos problemáticos.

La agencia de calificación Fitch ha reconocido hoy que los bancos españoles han mejorado su solvencia y han hecho "progresos"en el último año, pero aún así se enfrentan a importantes retos como mejorar su rentabilidad y seguir reduciendo sus activos problemáticos, informa Efe.

Aunque en este último punto Fitch considera que la calidad de los activos mejorará con la recuperación económica de España, con una disminución del alto desempleo y con signos de estabilización de los precios de la vivienda.

La agencia destaca que la economía española no ha seguido la evolución de la zona del euro, sino que ha ido mejor, pero al mismo tiempo la banca mantiene grandes cantidades de activos problemáticos heredados del pasado que aún pesarán sobre calidad de sus balances.

Fitch espera que la morosidad se estabilice en 2015 porque aunque las nuevas entradas se reducirán, las recuperaciones aumentarán, lo que a su vez reduce las necesidades de provisiones y mejorará los resultados del próximo ejercicio.

Ello, unido a los menores costes de financiación y la mayor confianza de los inversores en España, compensará en parte los menores ingresos por los tipos de interés tan bajos y el tenue crecimiento del crédito.

No obstante, los márgenes y la rentabilidad seguirán siendo bajos, advierte Fitch que, a renglón seguido, elogia que la banca española haya pasado los test de estrés sin necesidades de capital.

"Los bancos españoles estaban entre aquellos con los impactos de capital más bajas derivadas de la revisión de la calidad de los activos, en parte gracias al alto nivel de escrutinio que han sido objeto desde el inicio de la crisis bancaria", destaca el informe.

Fitch confía en que el sector continúe reforzando sus niveles de capital a través de la retención de beneficios y la emisión de instrumentos híbridos, especialmente en el caso de las entidades de mayor tamaño.