Grecia
Grecia busca a la desesperada un preacuerdo para obtener liquidez
Atenas espera que el BCE le autorice mañana a emitir deuda a corto plazo por encima de los 15.000 millones.
Grecia busca a la desesperada un acuerdo preliminar esta semana que permita conseguir la financiación necesaria para dar un respiro a las finanzas helenas. Tras la negativa de los socios de desbloquear parte del rescate a medida que avanzan las negociaciones, el objetivo de Atenas ahora es que el Banco Central Europeo (BCE) eleve el techo de emisión de bonos –actualmente de 15.000 millones de euros– a corto plazo, algo que podría analizarse el miércoles en la reunión del organismo. El portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis, aseguró ayer que espera «en breve» alguna decisión que mejore la liquidez de Grecia y se mostró «optimista» sobre el curso de las negociaciones, porque «están en un punto en el que hay acercamientos en varios temas».
Crecimiento a la baja
Por otro lado, Sakellaridis admitió que el Gobierno griego ha subestimado los efectos negativos de los problemas de liquidez sobre la economía real, como está sucediendo en los últimos meses. Está previsto que en su informe primaveral que se publicará hoy la Comisión Europea (CE) rebaje las expectativas del 2,5% de crecimiento para Grecia debido a la incertidumbre política, como avanzó el vicepresidente de la CE la semana pasada.
Para acabar con ese calvario, Atenas necesita acordar con sus socios un paquete de reformas incluidas en la conocida «lista Varufakis». El Gobierno griego, sin embargo, sigue negándose a cruzar sus líneas rojas: la subida del salario mínimo, evitar el recorte de las pensiones y restablecer el convenio colectivo.
«Las líneas rojas de Grecia no existen por razones ideológicas. No es posible que haya convenios colectivos en toda Europa pero no en Grecia. No es posible continuar con la reducción de salarios. Los salarios en Grecia no son altos y no son el problema principal de la competitividad de la economía griega», justificó Sakellaridis ante los periodistas extranjeros.
No obstante, el Fondo Monetario Internacional (FMI) –el acreedor más duro– se mantiene firme en sus exigencias, especialmente en materia laboral. Así lo reconoció ayer el ministro de Trabajo, Panos Skourletis, quien acusó al FMI de mostrarse inflexible en sus demandas de recortar pensiones, despidos masivos y resistirse a subir el sueldo mínimo. «El Fondo pide que no se toque nada [de las medidas de austeridad] que han arruinado la vida de los griegos en los últimos cinco años», afirmó el ministro a la cadena MegaTV.
Uno de los escollos que podrían haberse salvado en los últimos días es la subida del IVA, que hasta ahora formaba parte de las líneas rojas del Ejecutivo izquierdista, según el diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung» (FAZ), citando a funcionarios envueltos en los trabajos del Grupo de Bruselas. «El Gobierno griego parece dispuesto a realizar concesiones en frentes muy importantes de las reformas», informó FAZ.
Esas concesiones se han topado con la oposición del ala más radical de Syriza. El ministro de Energía, Panayiotis Lafazanis, consideró que su partido debe abandonar el Gobierno si no es capaz de poner fin a la austeridad y ampliar la soberanía nacional. «No hay nada más repulsivo que la idea del poder por el poder», aseveró en una entrevista para «Kathimerini», y añadió que, «si no podemos tener éxito, lo mejor es que cedamos nuestras responsabilidades».
A pesar de los avances en las negociaciones, que se han acelerado desde el jueves pasado, «todavía queda trabajo por hacer», como indicó ayer el portavoz de la CE, Margaritis Schinas, quien dejó claro que «la siguiente oportunidad para que los ministros de Finanzas puedan estudiar la situación será en el Eurogrupo del 11 de mayo», donde Yanis Varufakis representará a la delegación griega. Los socios europeos confirmaron su rechazo a la petición helena de convocar un Eurogrupo extraordinario antes del miércoles –cuando se reúne el BCE– con el objetivo de alcanzar un preacuerdo sobre la lista de reformas.
Este miércoles vence el próximo desembolso de Atenas al FMI, de unos 200 millones de euros en pago de intereses, mientras que el 12 está fechada la siguiente devolución al FMI, de 750 millones. Además, el Ejecutivo griego debe hacer frente este mes al pago de 2.800 millones en salarios, pensiones y Seguridad Social.
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