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¿Hay margen para bajar los impuestos?

La Razón
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A Favor, Juan José Rubio Guerrero Catedrático de Hacienda Pública

Reforma para salir de la crisis

En un contexto preparatorio para una salida de la crisis, es urgente diseñar y ajustar nuestro sistema fiscal a un modelo que, sin renunciar al mantenimiento de ciertos niveles de equidad vertical, se constituya en instrumento potenciador del crecimiento económico a través del fomento de ahorro, de la inversión, de la oferta de trabajo y no penalizando la asunción de riesgos tanto por parte de los individuos como por las empresas, asumiendo, además, las necesidades de protección social y «mimando» las unidades productivas más dinámicas, emprendedoras y flexibles como son las pymes, y todo ello sujeto a dos restricciones institucionales básicas: la existencia de una importante competencia fiscal internacional y las obligaciones derivadas de la estabilidad presupuestaria.

Conviene, pues, reducir los tipos marginales en el IRPF para evitar distorsiones fiscales en la asignación de recursos acompasando la reducción al proceso de ajuste fiscal con el fin de liberar renta disponible para impulsar demanda interna. La necesidad de obtener recaudación adicional ha llevado a introducir progresividad en el tratamiento de las rentas del capital, alejándonos de los patrones de tributación de nuestros socios. El peso de los impuestos empresariales en España es mayor que en el conjunto de la OCDE, debido a las cotizaciones sociales que superan de media el 60% de la zona OCDE. En los últimos años, se ha endurecido la regulación fiscal sobre transacciones a precios de mercado, las reglas de infracapitalización, la compensación de pérdidas o la utilización de los incentivos fiscales. Esta política de ampliación de bases, con efectos en grandes empresas, vinculadas a una reducción temporal de los tipos nominales en función del acercamiento a los objetivos de déficit público programados, es la más adecuada.

El «tax mix» español demanda la reducción de aquellos impuestos que resultan lesivos para el crecimiento económico como el IRPF o las cotizaciones sociales. En compensación pueden incrementarse los impuestos indirectos que son menos lesivos para el crecimiento. Los regímenes especiales del IVA son poco transparentes y favorecen la elusión fiscal.

En contra, Javier Martín Fernández Socio director de F&J Martín Abogados

Mantener la presión fiscal

Ante una situación de déficit como la actual sólo caben tres tipos de medidas complementarias entre sí: incremento de la presión tributaria, reducción del gasto público o acudir a la deuda. Todas ellas están siendo tomadas por el actual Gobierno desde el comienzo de la legislatura. Sin embargo, desde diversos sectores, se está planteando la necesidad de reducir la carga tributaria que soportan los ciudadanos para reactivar la economía y crear empleo. Siendo esto último cierto, no lo es menos que es preciso cuadrar las cuentas públicas y ello casa mal con tal reducción.

En mi opinión cabe mantener la presión fiscal actual, pero racionalizando nuestro sistema tributario. Por ejemplo, carece de sentido que la clase media sea la que aporte una mayor recaudación en el IRPF, que el tipo efectivo del Impuesto sobre Sociedades esté lejos del nominal o que subidas de tipos en el IVA hayan hecho desaparecer, prácticamente, el mercado del arte contemporáneo en nuestro país.

Es precisa una visión de conjunto de los tributos estatales, autonómicos y locales, pues muchos de ellos están interrelacionados. En la imposición personal hay que hacer converger el IRPF con el Impuesto sobre Sociedades, tomar una decisión definitiva con esa caduca figura que es el Impuesto sobre el Patrimonio y plantearse si tiene sentido el Impuesto sobre la Renta de No Residentes. En el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones hay que eliminar la competencia fiscal desleal entre comunidades, fijando límites mínimos en todo el territorio nacional.

En la imposición indirecta hay margen de maniobra sobre la aplicación de los tipos reducidos y que tanto molestan a nuestros socios europeos. Estamos aún lejos de estos últimos en lo que se refiere a la carga tributaria de los Impuestos Especiales y es preciso eliminar los múltiples conflictos que plantea el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales cuando una operación no queda sujeta al IVA. Por último, no pueden mantenerse los actuales tributos locales, pues son figuras inelásticas y de arcaica regulación.