Ciencia y Tecnología
«Hay que erradicar la aversión al riesgo que existe en España»
El joven catalán es un empresario dinámico, enemigo del inmovilismo y con la obsesión permanente de mejorar lo que ya existe. Su actitud de emprendedor le acompaña desde pequeñito. Desde siempre, «he tenido la inclinación de romper las barreras más estándares y tratar de dar un paso más». No obstante, resalta Pol Karaso, «hay que aprender todos los días, a veces a base de palos, y hay que ser muy autodidacta.
– ¿Es indispensable trabajar por cuenta ajena antes de emprender?
– Totalmente. Ya en la propia Universidad, Álex Corbacho y yo nos planteamos emprender, pero decidimos posponerlo tras pasar por el mundo laboral.
– ¿Qué llevó a dos ingeniero aeronáuticos a montar una empresa de trasteros?
– Boxmotions nació realmente de otro proyecto, centrado en la facturación de equipajes en el centro de la ciudad y su traslado al aeropuerto. Operamos en Barcelona y trabajamos con distintas cadenas de hoteles. Sin embargo, nuestras previsiones no se vieron corroboradas en la realidad. La rentabilidad por usuario era más baja de la estimada, el mercado –Barcelona– era pequeño y la captación de clientes a través de terceros, por ejemplos hoteles, resultaba más complicado de lo que pensábamos. Estos factores nos llevaron, al cabo de tres o cuatro meses, a replantearnos el negocio y a buscar otras alternativas para la plataforma que habíamos desarrollado. Pronto identificamos una oportunidad en el ámbito inmobiliario. Concretamente en el de los trasteros de alquiler, que funcionaba muy bien, pero sin apenas innovación tecnológica.
– ¿Cuáles son sus valores diferenciales?
– Tenemos básicamente tres ventajas. Ofrecemos un servicio bajo demanda –vamos a casa del cliente, recogemos lo que quiera, lo embalamos y lo trasladamos–; somos un trastero inteligente –hacemos fotografías de cada objeto y construimos un catálogo on-line, por lo que todo lo guardado está totalmente a su vista–, y contamos con una estrategia de precios dinámica y competitiva. Sólo se paga por el espacio ocupado. Somos sensiblemente más baratos porque conjugamos tecnología y transporte. Nuestros almacenes están en zonas donde el precio del suelo es un 70% menor. Tenemos un coste adicional, el de la tecnología, pero el ahorro que se consigue en el primer concepto lo compensa.
– Acaban de aterrizar en Madrid. ¿Cómo esperan evolucionar fuera de Barcelona?
– Estas dos ciudades cubren prácticamente el 80% del mercado de trasteros de toda España. Nuestra visión es liderar este tipo de servicio en Europa. En España, no descartamos Valencia; fuera queremos ir a Londres y París y, después, a Amsterdam, Copenhague, Zurich, Birmingan.
– ¿Cuándo?
– Tan pronto como podamos a lo largo del año que viene.
– ¿Qué potencial tiene su negocio dentro y fuera de España?
– Nuestra fuerza radica precisamente en que damos un servicio de conveniencia mucho mayor.
– ¿Cuál debe ser, a su juicio, la piedra angular de cualquier nueva empresa?
– La nuestra es el servicio al cliente y su experiencia. Cuando alguien tiene que contratar un trastero es porque tiene un problema. A los emprendedores le sugiero que definan cuanto antes su ventaja competitiva y, en base a ella, cimenten sus pilares.
– ¿Tienen previsto aumentar el catálogo de servicios?
– Inmediatamente, no. Claro que como establecemos con nuestros clientes una relación única, el día de mañana podemos detectar objetos almacenados que apenas se utilizan y proponerles su venta a través de un «marketplace».
– ¿Cuáles han sido las mayores dificultades a las que han tenido que hacer frente para desarrollar el negocio?
– La ejecución ha de ser impoluta, lo que exige unos procesos muy precisos y una tecnología orientada a ello, para minimizar cualquier tipo de incidente y ser muy eficientes en costes.
– ¿Qué habría que hacer para que nuestro tejido productivo sea más grande, sólido, innovador, digital...?
– Sin duda alguna, ha mejorado mucho a raíz de la crisis. No obstante, para seguir avanzando resulta imprescindible un cambio en la cultura de negocio existente en España. Cuando me puse a emprender, tuve la suerte de que los míos me ayudaron a hacerlo, pero no faltó –como le ocurre a mucha gente– quien me dijo: «Te estás metiendo en la boca del lobo». Debemos luchar contra la aversión al riesgo que existe en nuestro país. Erradicarla. Y esto se logra mediante educación y divulgación de casos de éxito. Tenemos profesionales espectaculares en España, por lo que si cruzamos esta barrera, avanzaremos mucho. Y, además, hay que atraer inversión extranjera. La española es relativamente pequeña y contempla de un modo conservador el capital riesgo o el emprendimiento.
– ¿Cómo cree que se podría fomentar la inversión de los particulares en proyectos empresariales?
– Necesitamos fomentar un espíritu de colaboración de los particulares con los emprendedores, lo que ayudaría a incrementar, mejorar y consolidar el tejido empresarial. La manera de lograrlo es a través de incentivos fiscales y promoviendo vehículos financieros que faciliten esa conexión. También hay que trabajar para dar a conocer este mundo y que la gente lo entienda. Debemos aminorar el miedo al riesgo que existe en el mundo latino.
A conveniencia del cliente
El negocio de los trasteros está en auge desde hace 15 años en España. Su desarrollo en Europa y, sobre todo en EE UU, es mucho mayor. Boxmotions es una «spin off» de su primer proyecto, una empresa dedicada al traslado de equipajes desde el centro de la ciudad al aeropuerto. Aprovecharon la plataforma que habían desarrollado para lanzar esta compañía que ofrece un servicio bajo demanda a un precio competitivo. «El alquiler de trasteros funcionaba muy bien, pero la tecnología no había llegado. Detectamos los problemas y necesidades del mercado y diseñamos un servicio pivotando del planteamiento anterior».
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