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Trabajo

La agencia de azafatas que salió de un aula de la Facultad de Derecho

Parte del equipo de BestWay en sus oficinas de Madrid. En el centro (sentada, tercera por la izquierda), Belén Valentín-Gamazo, su fundadora/Efe
Parte del equipo de BestWay en sus oficinas de Madrid. En el centro (sentada, tercera por la izquierda), Belén Valentín-Gamazo, su fundadora/Efelarazon

Quizá porque no le atraía ninguna, quizá por presiones del entorno, quizá por seguidismo, el hecho es que en los últimos años de la década que cerró el siglo XX, Belén Valentín-Gamazo estaba estudiando Derecho. Curso a curso, asignatura a asignatura, clase a clase, su convencimiento de que el mundo jurídico no estaba hecho para ella se acrecentaba. Sin embargo, descubrió a partir de trabajos puntuales de azafata que realizaba, que lo suyo no sólo era dedicarse a los servicios de este tipo, sino además hacerlo por cuenta propia. La pequeña agencia en la que trabajó y aprendió el ofició cerró sus puertas. Belén Valentín-Gamazo, una mujer con grandes habilidades sociales, capacidad de trabajo, entusiasmo y arrojo, vio la oportunidad y, casi sin pensárselo, se tiró a la piscina. «No se pueden dejar pasar los trenes; las oportunidades hay que aprovecharlas», comenta.

Decidió hacerse emprendedora cuando esta palabra no era ni un neologismo. Los jóvenes españoles pensaban más en hacerse funcionarios o conseguir un puesto estable en una empresas de ésas que se creía que nunca desaparecerían, que dedicarse a picar piedra montando un negocio propio. El entorno en el que vio la luz BestWay, nombre que le dio, no era fácil. Reinaba la ley de la selva. Proliferaban las empresas, aunque no el rigor y la formalidad. Tenía cierta experiencia, pero era consciente de que le quedaba mucho por aprender y que tenía que tener los ojos y los oídos bien abiertos para instruirse y madurar. Tenía sólo 23 años, pero muchas ganas de comerse el mundo. «Nuestra iniciativa no fue disrruptiva ni hizo ninguna contribución especial. Más bien fue el mercado el que me aportó a mí. Fuimos, aprendiendo a base de prueba-error», indica.

No han debido ella y su equipo hacer mal las cosas cuando hoy no hay empresa grande o mediana nacional de renombre que no le contrate con frecuencia. Empresas de sectores tan diferentes como el financiero, la comunicación, la gran distribución, el turismo, la administración, la farma, la medicina, el deporte, el entretenimiento y un largo etcétera. Su saber hacer se sustenta en un valor diferencial del que Belén Valetín-Gamazo hace gala: «Un equipo humano muy comprometido con la agencia porque desarrollamos una estructura de captación y fidelización que nos diferencia de la competencia», señala. El reto no es fácil ya que las contrataciones son puntuales y por tiempo limitado, por lo que lo lógico sería que padeciera niveles de rotación muy altos. Pero su política de selección y formación del personal hace que sus chicas y chicos se pongan la camiseta de BestWay y compatibilicen este trabajo con otro o con sus estudios. Hoy en día trabaja gente de edades muy diferentes, desde 18 hasta más de 45 años, ya que la oferta de prestaciones se ha ampliado mucho».

Asegura que su firma ha aportado «seriedad y legalidad». «Cuando empezamos, –prosigue– muchas agencias no daban de alta en la Seguridad Social a sus empleadas ni cuidaban la protección de datos; desde la crisis, los clientes son más exigentes en sus políticas de responsabilidad social y también se lo demandan a los proveedores».

Sus prestaciones son numerosas y diversas, de manera que pueden brindar un servicio integral a sus clientes. Azafata de ferias y servicios, promotora «street marketing», recepcionistas y secretarias, promotoras en puntos de venta, secretaría técnica y «call center», azafatas modelo, promotoras de degustación, intérpretes, coordinadoras, promotores aeropuertos, además de conductores, cocteleros, «babysisters», montadores, guías, «catering», actores y bailarines, entre otros.

El mercado en el que opera esta empresa tan femenina es dinámico, pero Belén Valentín-Gamazo confía en que sea aún mayor, ya que «la estrategia de las comunidadees autónomas y de las grandes agencias de viajes es la de impulsar el negocio de congresos y eventos en nuestro país».

Azafatas y azafatos

Hace apenas dos o tres años, había poca demanda de personal masculino. Ahora, sucede todo lo contrario. La Ley de Igualdad obliga, pero además se está pasando a que los clientes pidan un equipo cualificado sin hablar de género. Nosotros preparamos grupos mixtos con el personal mejor que podamos disponer en ese momento. El principal requerimiento de las azafatas y azafatos es el entusiasmo y la disposición a aprender. Han de tener capacidad de trabajo y sacrificio porque, en muchas ocasiones, la tarea requiere permanecer muchas horas de pie. «Les damos una formación básica en protocolo, y cursos “ad hoc” en función del evento o del producto que promocionen».