Rojo
Blesa no dejó nota de suicidio en la finca
El ex presidente de Caja Madrid utilizó un arma de caza con un cañón más corto de los habituales. Así señalan a LA RAZÓN fuentes de la investigación de lo que la autopsia ha confirmado como un suicidio.
El ex presidente de Caja Madrid utilizó un arma de caza con un cañón más corto de los habituales. Así señalan a LA RAZÓN fuentes de la investigación de lo que la autopsia ha confirmado como un suicidio.
Miguel Blesa viajó desde Madrid hasta la finca cordobesa donde se quitó la vida con un rifle «ad hoc», de cañón más corto que los habituales para caza mayor, que le permitía accionar el gatillo con un dedo de la mano mientras la boca de dicho cañón estaba pegada a su cuerpo, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.
Los agentes de la Guardia Civil encargados del caso han buscado en vano algún mensaje que dejara en la casa de la finca o en el automóvil, para explicar los motivos del suicidio, pero no han encontrado nada.
Por ello, si el juez competente de la localidad de Peñarroya así lo acordara, continuarían las diligencias con la toma de declaración de todas las personas relacionadas con Blesa. Las cuatro, y no tres, como se ha dicho hasta ahorra, que estaban en la finca ya han realizado este trámite. Además del gerente del complejo cinegético, se hallaban allí dos trabajadores y la esposa de uno de ellos.
Ninguno apreció en Blesa signos que pudieran alertar de que atravesaba una depresión y mucho menos que había tomado la decisión de quitarse la vida haciendo un alto en el desayuno que compartía con el citado gerente (estaban los dos solos) antes de salir a realizar un descaste de ciervas, que estaba previamente autorizado.
El hecho de que el ex banquero llegara de madrugada a la finca Puerto del Toro, cerca de la localidad Villanueva del Rey, había llamado la atención de los que le conocía, pues no era su forma habitual de actuar.
Normalmente, solía disparar con las armas que hay en el citado complejo pero en este caso se llevó una que le permitía quitarse la vida. Además, la herida que se produjo es compatible con la que se genera en un suicidio.
Los hechos se inician cuando Blesa dice a su amigo el gerente con el que desayunaba que iba a cambiar el coche de sitio ya que le daba el sol. Según algunas versiones (nadie estaba presente), se fue hasta el aparcamiento, se apoyó en el capó de su automóvil y accionó el gatillo para que se produjera el disparo mortal. Tuvo que ser, lógicamente, a cañón tocante, pegado a la piel, y a la altura de los órganos vitales para que la muerte se produjera de forma instantánea.
De hecho, cuando llegaron al garaje el gerente y los trabajadores tras oír el tiro, no presentaba signos de vida.
Siguiendo con la secuencia de los hechos, el fallecimiento de fue notificado por los Servicios de Emergencias el miércoles, concretamente a las 8,40 horas. Un empleado llamó a las 7,50 horas para alertar de que el exbanquero había aparecido tirado en el suelo con un disparo en el pecho.
La finca Puerto del Toro está situada a unos siete kilómetros de Villanueva del Rey.
Mientras desayunaba con su amigo le preguntó «¿Tienes el teléfono de mi mujer?». «Es por si me pasa algo», precisó. Era, en cierto modo, el aviso de lo que iba a ocurrir, pero su amigo, ni nadie que estuviera en su caso, podría haberlo adivinado ya que presentaba un aspecto normal.
El resultado de la autopsia, que fue realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Córdoba, indica que «se confirma que se ha tratado de una muerte por autolesión por arma de fuego», según informaron fuentes competentes.
Indicaron que dicha autopsia ya ha sido remitida al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Peñarroya-Pueblonuevo.
Terminada la autopsia, el cadáver de Blesa salió de las dependencias del Instituto Anatómico Forense y fue conducido al tanatorio de Las Quemadas de Córdoba, donde ya se encontraban familiares y amigos del fallecido a la espera del cuerpo sin vida, que posteriormente fue incinerado.
La comitiva fúnebre se trasladará hoy a Linares (Jaén), localidad natal de Blesa, donde se oficiará el funeral en la Iglesia de San Francisco antes de ser enterrado. Las cenizas serán depositadas en el panteón familiar.
En el entorno de Blesa se insistía ayer que no se encontraba en los últimos días desanimado ni deprimido, aunque sí preocupado en ocasiones por el devenir de la batalla judicial que afrontaba desde hace años.
No consideraban que fuera el peor momento del exbanquero, ya que albergaba «serias esperanzas» de que el Tribunal Supremo le diera la razón en el caso de las «tarjetas black», tras recurrir la pena de prisión de seis años que le impuso la Audiencia Nacional.
Para la reconstrucción de la secuencia de la muerte, los investigadores se han basado en el análisis ocular y en los testimonios de las personas que se encontraban en la finca, un coto privado de 1.600 hectáreas situado en Sierra Morena que solía frecuentar Blesa por su afición a la caza.
De hecho, estaba en posesión de las licencias de caza D y E y era propietario de quince armas con su correspondiente guía de utilización.
Los testimonios han acreditado que Blesa llegó en efecto al complejo cinegético de madrugada y que nadie le acompañaba en el automóvil, lo que vendría a acreditar que no quería compartir con casi nadie las que iban a ser sus últimas horas de vida.
Esos mismos testimonios confirman que descansó y desayunó muy temprano con su amigo Rafael Alcaide, que dirige la finca gestionada por la Sociedad Rozuelas del Valle S.L.
Al lugar de los hechos se desplazó un médico forense y los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil encargados de la investigación.
Desde el primer momento la hipótesis que barajaron fue la del suicidio, a falta de la confirmación oficial, que ha llegado con la autopsia realizada ayer. Esa fue la primera impresión de los agentes de la Benemérita que se personaron en el lugar.
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