Macroeconomía

La divisa única arranca a la baja el año del fin de estímulos

Los inversores toman posiciones ante la previsible alza del dólar

Mario Draghi, con su homóloga estadounidense, Janet Yelen
Mario Draghi, con su homóloga estadounidense, Janet Yelenlarazon

A pesar del cierre al alza en los últimos coletazos del pasado ejercicio, el euro abrió a la baja la primera jornada operativa de 2017, una tendencia que se mantendrá a lo largo del año, según las previsiones de los analistas consultados por este diario. La moneda única cerró el día de ayer a 1,046 dólares frente a los 1,051 dólares del cierre anterior. La divisa europea experimentó una fuerte escalada en el esprint final de 2016 en contra de los pronósticos de los expertos y tras la tendencia mostrada desde el pasado septiembre, con una depreciación del 6% respecto al dólar.

El billete verde se disparó a sus niveles más elevados en 14 años el pasado mes de diciembre, alentado por las expectativas de que la Reserva Federal ponga en marcha al menos tres subidas de tipos en Estados Unidos y que la Presidencia de Donald Trump lance un programa de expansión fiscal para alimentar el crecimiento y la inflación. El dólar logró cerrar su cuarto año consecutivo con avances al cerrar con una apreciación del 4% en su valor frente a la canasta de principales divisas y eso pese a la pérdida de valor del 1% en los últimos tres días de la semana pasada con respecto a las mismas seis principales monedas rivales. Es esos tres días, el euro se apreció dos céntimos hasta los 1,07 dólares.

Sin embargo, los datos del pasado viernes recopilados por la agencia Reuters mostraban ya una tendencia alcista hacia el dólar en las apuestas a futuro de los inversores, los mismos que habían roto unos días antes sus posiciones a largo plazo, mantenidas desde octubre, favorables a la divisa estadounidense.

Los analistas consultados auguran que el precio del dinero subirá al 1% en Estados Unidos al cierre de este año lo que implica tímidas subidas graduales de un cuarto de punto por parte de la Reserva Federal. Aunque la economía norteamericana esta presta para la subida, los expertos consideran que es demasiado pronto para que los tipos se eleven mucho más allá del 1%-1,25% y ralenticen la recuperación.

Por contra, en Europa no se esperan movimientos en el precio del dinero, al menos a tenor de las declaraciones realizadas en las últimas semanas del año por parte del presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi. El BCE tiene previsto extender la política de estímulos hasta diciembre. Hasta el próximo mes de marzo, la institiución bancaria europea habrá desembolsado 1,5 billones de euros en dos años. Draghi irá retirando gradualmente los estímulos, en un calco de la jugada que ha llevado a cabo la Fed, con lo que espera insuflar a la economía de la eurozona otros 500.000 millones en el tramo final del manguerazo europeo (QE). El BCE sigue la estrategia de esperar, como hizo con las inyecciones de capital, a lo que ocurra al otro lado del Atlántico.

Por lo tanto, con el desfase de medio año que hay en la toma de medidas por parte de la Fed y del BCE, no se espera que se produzcan alteraciones en los tipos de interés en el Viejo Continente.

El precio del dinero en la eurozona se mantiene en inalterable en el 0% desde el pasado mes de marzo, lo que ha aliviado los intereses crediticios de millones de europeos y reducido la carga de la deuda de los hogares, pero ha menguado también considerablemente los márgenes operativos de los bancos del eurosistema. Precisamente, ése es uno de los factores que podría acelerar una subida de tipos en Europa, según los expertos.