Chipre
La luz habría bajado un 36% sin el coste de las renovables
La pésima gestión del ministro de Industria, José Manuel Soria, que ha sido incapaz de establecer mecanismos fiables, transparentes y estables en el sector eléctrico, ha puesto de manifiesto que el recibo de la luz es una de las grandes asignaturas pendientes por resolver. En estos dos años, nada se ha hecho. El recibo de la luz se ha encarecido un 60% desde 2008 hasta convertir a España en el tercer socio europeo con el coste de la energía eléctrica más alta, sólo por detrás de Irlanda y Chipre, dos islas. El aumento del recibo de la luz para consumo doméstico supera incluso el 70% si se tomara como referencia junio de 2006, cuando el Gobierno eliminó el límite de subida del 2% anual establecido en 2002. Por su parte, el incremento de la tarifa eléctrica para uso industrial ha sido del 27% desde 2008, el quinto más alto en la UE.
Detrás de esta desproporcionada subida se encuentran muchos factores ajenos a la propia producción de la electricidad, entre ellos la entrada en acción a pleno rendimiento de las energías renovables y, en especial, la solar fotovoltaica. Pero también una gestión ministrial desafortunada.
De hecho, el precio de mercado de la generación en régimen ordinario ha descendido notablemente. Desde enero y septiembre de 2008 hasta el mismo periodo de 2013, la electricidad convencional generada principalmente a través de las tecnologías utilizadas en centrales de carbón, fuelóleo, gas natural, nuclear o ciclos combinados (generación térmica que sirve de respaldo para cubrir la intermitencia de la producción eólica o solar), entre otras, se ha abaratado un 36%, desde los 6,4 céntimos de euro el kilovatio/hora de 2008 a los 4,1 céntimos de euro kW/h de 2013.
La caída en el precio entre 2008 y 2010 fue incluso superior al rozar el 42%, según el precio aritmético del mercado diario fijado por el operador Omie. Esto se debe a que la mayoría de las tecnologías eléctricas convencionales incuidas en el régimen ordinario compiten en un mercado donde sólo generan las más eficientes mientras que el sistema eléctrico español permite generar a las tecnologías del régimen especial (y al carbón nacional) que no pueden competir en el mercado eléctrico y compra toda la electricidad renovable producida a un precio superior al fijado por el mercado.
Mientras las energías convencionales cerraron 2012 a 4,7 céntimos de euro el kW/h, las energías renovables lo hicieron muy por encima. La que se llevó la palma por su alto coste fue la solar fotovoltaica, con un coste medio de 32,1 céntimos, un 583% más cara que la energía producida por el régimen ordinario. La solar termoeléctrica tampoco se quedó atrás, con un coste medio de 27 céntimos de euro el kilovatio/hora a cierre del pasado año. Sin embargo, el coste medio de la energía eólica se movió en parecidos términos que el del régimen ordinario, alrededor de los 4,2 céntimos el kW/h, al igual que la hidráulica, el coste más rentable de todos (4 céntimos euros kW/h).
La fiebre de la energía «verde»
El peso de estos costes de las solares se ha dejado notar sensiblemente en los hogares españoles. Tanto como que para el cliente residencial suponga un sobrecoste de 29,65 euros el megavatio hora. Una cifra aún mayor si se incluyeran todas las subvenciones que repercuten en la tarifa y que se elevaría a los 50,17 euros el MW/h.
La fiebre renovable que vivió España en el último decenio (al igual que en Alemania o Italia, donde los sobrecostes para los hogares son incluso mayores que en España) ha producido sobrecostes en el precio de la energía, al generar en función de criterios como la reducción de emisiones o la independencia energética, pero no de acuerdo a la eficiencia o a criteros estrictamente económicos.
La potencia instalada real en 2011 de generación solar fotovoltaica (la energía más cara de producir y la que más primas recibe, casi la mitad), se disparó un 976% sobre la que preveía el plan de Energías Renovables 2005-2010. La potencia instalada de generación solar térmica se incrementó un 385% sobre las estimaciones del mismo plan.
Mientras tanto, las primas a las energías renovables no han dejado de crecer y supondrán este año 9.250 millones de euros. Y eso a pesar de que se han reducido notablemente y se espera un recorte aún mayor en las retribuciones. El alto coste de la producción solar –donde sólo el 4% de sus 55.000 productores han logrado pagar las instalaciones– apenas cubre el 10% de la demanda. La mayor parte del peso de las renovables, que cubren el 35% del suministro a cierre de 2012, según Red Eléctrica, corresponde a la producción eólica, el 19% del total. La producción hidráulica se mueve en parecidas cotas de cobertura que la solar, pero a un precio ocho veces inferior, lo que la convierte en altamente rentable y sin ayudas reseñables (recibieron 184 millones de euros el pasado año sobre los 6.600 millones de primas al régimen especial en 2012). Pero todo esto parece desconocerlo el ministro Soria.
Un sector demasiado regulado
Una de las principales quejas del sector eléctrico es la sobrerregulación a la que están sometidas sus actividades. La anulación de la última subasta para la fijación de los precios para el primer trimestre del año ha sido la última muestra. Sin contar con su publicación ayer en el BOE, en estos dos últimos años el Gobierno ha aprobado más de media docena de importantes medidas, que han tenido un impacto directo en el sector valorado en más de 10.500 millones de euros. El más importante corresponde a la reforma de julio de este mismo año, cifrado en 4.700 millones. En enero de 2012, el Gobierno mediante Real Decreto Ley (RDL) decidió suprimir los incentivos económicos para nuevas instalaciones de energía eléctrica a partir de cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos. La fórmula del RDL ha sido la más utilizada. Con el de ayer, se han publicado en el BOE cinco.
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