El gigante asiático arrastra a toda Europa

La bolsa ha empezado el año como terminó el anterior: inmersa en una espiral negativa como resultado de la tormenta financiera desatada en China. El Ibex 35 cerró 2015 con un retroceso anual de más del 7% y ayer terminó su primera sesión de 2016 con pérdidas del 2,42%, su mayor caída de las últimas dos semanas.

El principal indicador de la bolsa española perdió el nivel de los 9.300 puntos y se situó en niveles del pasado mes de septiembre. Con todo, Madrid fue la menos perjudicada de entre todas las grandes plazas del Viejo Continente.

El origen de los males bursátiles europeos hay que buscarlo, fundamentalmente, en el lejano Oriente. Los nuevos datos alertando de la desaceleración de la economía china tumbaron los mercados asiáticos, que arrastraron a toda Europa en su caída. No en vano, dentro de dos días expira el periodo de gracia de seis meses que el Gobierno chino pidió a los grandes inversores en verano para detener la oleada de ventas que hundió a las bolsas chinas el pasado mes de agosto.

A esto se sumó la publicación de varias estadísticas económicas en Europa que no servían para enderezar la situación de las bolsas: la caída de la actividad industrial en Reino Unido y España, aunque mejoraba en la zona euro, Alemania, Francia e Italia en diciembre.

La bolsa más golpeada de Europa fue la de Fráncfort, muy condicionada por la previsible caída de las exportaciones alemanas a consecuencia del retroceso económico en China. Así, el Dax 30 se dejó un 4,3%, en su mayor descenso desde el «lunes negro» de finales de agosto de 2015. Milán perdió un 3,2%, en su principal descenso desde finales de septiembre, situación que compartió con Londres, que cedió un 2,39%. Por su parte, París perdió un 2,47%, en su mayor caída en un mes.

Ni el alza del precio del petróleo por la tarde –el barril de Brent subía a 39 dólares, aunque al cierre cayó hasta los 37– sirvió para frenar la caída bursátil.