Finanzas

Los pequeños ahorradores pierden el interés por la deuda pública

La Razón
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«Elige Tesoro Público», «Donde invierten los expertos», «Para quienes quieren más», «Por un lado es bueno para ti y por el otro también». Con estos eslóganes ha tratado durante años el Estado de captar pequeños inversores con sus campañas publicitarias en televisión. Sobre todo desde los años 90, el Tesoro intentaba así atraer a los ciudadanos para que destinasen sus ahorros a comprar deuda pública.

Para ello, apelaba al sentimiento patriótico de los inversores: invertir en el Tesoro Público beneficia a la economía española. Pero también apuntaba a la jugosa rentabilidad de la inversión, en unos tiempos en los que los tipos de interés nada se parecían a los actuales. Como ejemplo, un anuncio de 1992. «Para un millón [de pesetas] y a un año no hay mejor inversión», se explicaba antes de revelar la rentabilidad ofrecida en la última subasta: un 12,4%. La última emisión de Letras a un año se cerró hace unos días en negativo, al -0,218%. Niveles que alejan a los pequeños ahorradores de este tipo de inversiones con nula rentabilidad.

Al cierre del pasado mes de agosto, las personas físicas apenas tenían en su poder el 0,27% del total de deuda del Estado, con poco más de 2.000 millones de euros de inversión.

Esta cifra no ha hecho más que caer desde la primavera de 2015, coincidiendo con el «manguerazo» de liquidez barata del Banco Central Europeo. En mayo de ese año, esta inversión sumaba 5.791 millones, casi el triple que ahora. En cualquier caso, la proporción de deuda pública en manos de personas físicas lleva años cayendo. Antes de la crisis, en 2007, llegó a suponer el 1,95% del total. Hace tres lustros, en 2001, alcanzaba incluso el 2,12%, con casi 6.000 millones de euros.