Turismo
Desplome de visitantes en Cataluña
La llegada de viajeros cayó un 13,9% en Cataluña durante diciembre, el peor dato desde 2009. Su mercado principal, Francia, se hundió un 37%. Pese ello, España cerró 2017 con el récord de 81,8 millones de turistas.
La llegada de viajeros cayó un 13,9% en Cataluña durante diciembre, el peor dato desde 2009. Su mercado principal, Francia, se hundió un 37%. Pese ello, España cerró 2017 con el récord de 81,8 millones de turistas.
Suma y sigue y de mal en peor. La caída del turismo en Cataluña no sólo no ha parado, sino que, incluso, se ha agravado. Durante el mes de diciembre la llegada de viajeros internacionales se desplomó un 13,9%, según los datos publicados ayer en la Encuesta de Movimientos Turísticos en Fronteras, Frontur, por el Instituto Nacional de Estadística, INE.
En concreto, el último mes del año Cataluña recibió la visita de 823.427 turistas extranjeros, muy lejos de los más de 950.000 viajeros que llegaron durante el mismo mes del año anterior. La cifra es alarmante, pues se trata de la caída más brusca de la historia turística de esta comunidad autónoma desde el año 2009, en plena crisis económica. «La causa de este hundimiento es obvia: el desafío independentista ha provocado un proceso de inestabilidad política y social muy duradero, mucho más de lo que puede provocar un ataque terrorista. No se trata de una mera percepción sesgada, sino de una realidad muy preocupante a corto y medio plazo, pues esos vaivienes políticos retraen al viajero porque se pierde su confianza», asegura Germán Porras, secretario gereral de la Mesa del Turismo. Y los datos así lo confirman, pues desde la celebración del referéndum del 1 de octubre la región ha perdido cerca de 230.000 visitantes respecto al último trimestre de 2016.
Menos mercado próximo
Puestos a mirar con lupa qué viajeros se han mostrado más reticentes a elegir Cataluña como destino turístico en diciembre, Francia se lleva la palma, hasta el punto de que la llegada de visitantes de nuestro país vecino cayó un 37% en comparación con el mismo mes del año pasado, mientras que los viajeros procedentes de países más lejanos mantuvieron un comportamiento más estable. «Se ha resentido mucho el turismo de negocios, porque ha bajado la dinámica empresarial y económica en Cataluña y también ha caído la llegada de visitantes nacionales a través del programa del Imserso, porque los viajeros han preferido ir a otros destinos», confirma el secretario general de la Mesa del Turismo, quien hace hincapié en que «lo más preocupante es que el sector turístico catalán ha intentado hacer frente a esta caída a través de la bajada de precios y eso a largo plazo cuesta mucho tiempo recuperarlo. Por eso, resulta muy urgente que se ponga fin a la inestabilidad política».
Un hito difuminado
El hundimiento de la llegada de viajeros en Cataluña también ha pasado factura al engranaje del sector a nivel nacional. En concreto, durante diciembre España recibió la visita de cuatro millones de visitantes internacionales, lo que significa un 0,2% menos que en el mismo mes del año pasado y la única cifra en negativo de todo el registro del año 2017. «Se trata del primer descenso interanual desde enero del año 2013, lo que confirma que el lastre del efecto catalán ha arrastrado a los datos globales. Esto es lógico, pues Cataluña supone el 24% del total de las llegadas a nuestro país, por lo que tiene una gran capacidad para deprimir las cifras», recuerda Porras.
A pesar de todo ello, el balance final de 2017 es muy positivo: España recibió un total de 81,8 millones de visitantes internacionales, lo que equivale a un incremento del 8,6% respecto a 2016, cuando se superó la cifra de los 75 millones de viajeros. Con esta suma bajo el brazo, nuestro país ha arrebatado a EE UU el segundo puesto de los países más visitados del mundo y se queda más cerca de Francia, con 86 millones.
Además del récord en la llegada de viajeros, España también revalidó su máximo histórico en cuanto al gasto que los turistas hacen en nuestro país. Durante 2017, los viajeros gastaron 86.823 millones de euros, lo que significa un incremento anual del 12,2%. «Es una gran noticia que el gasto crezca a mejor ritmo que la llegada de viajeros. El reto ahora es ése, lograr turistas que dejen más dinero en el destino», concluye Porras.
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