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Más de 850.000 personas faltan cada día al trabajo en España

El presidente de la CEOE pide una ley de mutuas para ahorrar mil millones. Las bajas tramitadas por la Seguridad Social son, de media, 6,55 días más largas

Tras el escándalo de Díaz Ferrán, el anterior presidente, Juan Rosell está dispuesto a renovar completamente la estructura interna de la CEOE. La organización trabaja para cerrar el cambio en marzo.
Tras el escándalo de Díaz Ferrán, el anterior presidente, Juan Rosell está dispuesto a renovar completamente la estructura interna de la CEOE. La organización trabaja para cerrar el cambio en marzo.larazon

Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, admite que el absentismo, uno de los problemas que han lastrado la productividad y competitividad de las empresas españolas en los últimos años, «ha bajado en picado con la crisis y la nueva reglamentación aprobada por el Gobierno».

Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, admite que el absentismo, uno de los problemas que han lastrado la productividad y competitividad de las empresas españolas en los últimos años, «ha bajado en picado con la crisis y la nueva reglamentación aprobada por el Gobierno» en los últimos meses, pero «calculamos que actualmente todavía faltan cada día a su trabajo (incluidos los empleados inmersos en un ERTE) unas 850.000 personas». «Es un nivel relativamente aceptable, la gente se ha puesto las pilas, porque antes la cifra estaba en torno a un millón», comenta Rosell, que sin embargo cree que todavía se puede ir mucho más allá en este campo.

Aquí aboga por una ley de mutuas que haría valer la eficacia y la eficiencia de estas empresas para agilizar el trámite de las bajas y ahorrar costes a la administración. Según el presidente de la patronal, «si las altas y bajas se tramitaran a través de las mutuas se generarían ahorros de unos mil millones a las arcas públicas. Hay que diseñar cuando antes una maquinaria que permita colaborar a las mutuas con la Seguridad Social», comenta, para agilizar el sistema y evitar un gasto extra que ahora mismo sería bienvenido para otras partidas. De hecho, la media de las bajas que controlan las mutuas son 6,55 días menos de media que las que están a cargo de la Seguridad Social.

Esta ley de mutuas es una de las peticiones de la abultada agenda de propuestas de la CEOE, en la que no se incluye «pedir otra vuelta de tuerca a la reforma laboral, pero sí simplicidad y agilidad. También que se reglamente y gestione mejor. «Respecto a la contratación, no entiendo por qué no hemos hecho hace tiempo un contrato que permita trabajar pocas horas, aunque se compatibilice con la percepción de prestaciones. Hay que habilitar contratos fáciles y, aunque no somos partidarios, con bonificaciones si hace falta, como insisten los sindicatos. Con un periodo de prueba, y a partir de ahí que se convierta en indefinido, aunque flexible, que contemple una salida pactada en función de la antigüedad». La situación es «dramática», dice, y «hay que buscar cosas nuevas, otras alternativas, y probarlas, por ejemplo un año, para ver si funcionan. Ahora los empresarios tienen pánico a hacer contratos indefinidos porque no son flexibles, pero si esto cambiara con el tipo de contrato que he dicho, no habría ese miedo. Ahora, para qué van a hacer contratos indefinidos pudiéndolos hacer temporales...». Rosell tiene muy claro que «es preferible que la gente trabaje, aunque sea dos horas, a que esté en su casa. Al menos está en una empresa, se puede formar, mantiene contactos...». También pide al Gobierno que «las bonificaciones sean estables, que se nos diga el presupuesto con que cuenta cada medida y el tiempo de aplicación. No puede ser que a un empresario, a mitad de un proyecto, le digan que le quitan las ayudas...»

El presidente de la patronal no se atreve a hacer un balance de la reforma laboral cuando se cumple un año de su aprobación. Sencillamente, «es muy pronto». «La reforma tardó en ponerse en marcha y además, con una caída del PIB como la que está viviendo la economía española, no se pueden analizar los resultados con rigor». Rosell prefiere poner el dedo en otra cuestión, a su juicio, fundamental: los convenios. «Hay que ponerlos patas arriba. Son de los años 70, rígidos y la mayoría no sirve en una economía como la actual. Y muchas veces la culpa es incluso del empresario, que no quiere complicarse la vida con los trabajadores y los sindicatos, a pesar de que nosotros insistimos desde la cúpula de la CEOE en que hay que cambiar de mentalidad. No puede haber convenios que te impidan contratar gente para fin de semana, o por horas...». Al menos, reconoce, se empiezan a producir cambios esperanzadores también en este sentido.

«Hay algunos que están dando pasos en el camino de la flexibilización laboral. Ahí están los de Nissan, Seat, los que se están firmando en el sector del comercio. Están aplicando el sentido común, y no están inventando nada, simplemente se trata de aplicar medidas que han dado resultado en otros países. Esto ya se hizo en Alemania hace diez años».

Rosell carga contra la inmovilidad de los sindicatos, más grave en unos momentos como éste en que se destruyen miles de empleos al día. «Hay que darse cuenta de que lo importante es mantener los puestos de trabajo, y hay que adaptarse a la realidad. Lo que no puede ser es que en plena crisis los salarios se subían dos, tres y hasta cuatro puntos... Los alemanes se quejaban, con razón, de lo que pasaba aquí». Esta reivindicación va unida a otra complementaria, la formación, ya que en España no hay grandes empresas (de más de 250 trabajadores) que son las que más recursos pueden tener para formar y exportar. «Habría que crear grandes centros sectoriales de formación para los trabajadores», afirma. No hay muchas empresas grandes, y eso que aunque el año pasado la crisis se llevó por delante 217, se han creado más de 600 en los últimos años, lo que supone un 40% de los afiliados (en el año 2000 suponían un 33%).

La otra gran esperanza de los empresarios es que vuelva pronto el crédito. «Creo que a final de año los grandes bancos dispondrán de importantes provisiones, en torno a los 180.000 millones, y también hay otros instrumentos, como el «banco malo», el ICO, el plan de pago a proveedores que pueden contribuir a aliviar la situación. Se empiezan a dar condiciones para que vuelva a circular el crédito. Espero que en el segundo semestre se estabilice la caída, con que no caiga más el crédito ya será una buena noticia».