Tecnologías de la Información
Monedas virtuales, ¿ficción o realidad?
Si algo parecía intocable en este planeta era la moneda. El ser humano la ha usado durante todas sus etapas de gran desarrollo y lleva con nosotros más que fenómenos históricos tan importantes como el cristianismo, el socialismo o el propio sistema que potenció la explotación del dinero, el capitalismo. Sin embargo, por primera vez desde su origen, la moneda, tal y como la conocemos, tiene competencia. La creación de un mundo paralelo al puramente físico, el digital, ha propiciado el desarrollo de un nuevo tipo de divisa impalpable, la moneda virtual.
Las monedas tradicionales resultan fácilmente comprensibles porque se pueden ver, coger y pesar. Al contrario, el principal obstáculo de las divisas virtuales es que buena parte de la población no las entiende. Por ello, el profesor del programa Banca Digital del IEB y cofundador de 2gether Bank, Salvador Casquero, intenta explicar de la manera más sencilla posible en qué cosnsisten: «Se trata de monedas digitales producidas por un software», con un valor estipulado mediante una oferta definida, sólo existen 21 millones de Bitcoins y la demanda que recibe, se han liberado más de 16,7 millones. Es decir, a diferencia de las monedas físicas, no las emite un banco central, sino cualquiera que disponga de la tecnología correspondiente para formar parte de una gran red de producción. Eso sí, estas máquinas no son baratas y es necesario tener conocimientos específicos para saber usarlas.
Puesta en marcha
Quienes tienen el poder de esas herramientas, los especialistas que cuidan el flujo de divisas virtuales, las generan y las controlan, también reciben criptomonedas para compensar su trabajo y, de hecho, ellos mismos, digamos, las comercializan para ponerlas en circulación. Este colectivo que está cambiando el concepto de dinero se hace llamar «mineros», aunque no se ensucian de carbón, sino de códigos, y no utilizan pico y pala, sino teclados y pantallas. Casquero asegura que son «usuarios especiales que se encargan de securizar la red de transacciones de las divisas virtuales (similar a la liquidación y validación de operaciones bancarias tradicionales)», a través de una tecnología desarrollado en 2009 para concebir el sistema de las criptomonedas más famosas, los Bitcoins.
Hablamos de una herramienta destinada a digitalizar el sector financiero, el «blockchain». Con ella, mediante la creación de una aparentemente caótica, pero bastante organizada, tela de araña de códigos, se asegura la actividad y la permanencia del sistema de las monedas virtuales. «Después de unas primeras validaciones en el propio nodo del usuario, éste envía un mensaje a la red con el número de divisas que quiere enviar y la clave pública del receptor. Todas las transacciones enviadas las recogen los mineros que, a través de un algoritmo de consenso genera un bloque, similar a un eslabón de una cadena, con unas determinadas características muy costosas de conseguir, pero muy fáciles de comprobar. Una vez generado el bloque, se valida si cumple los requisitos y, si es así, se envían a todos los puntos de la red, que previa comprobación de la correcta generación, lo enganchan a sus propias cadenas quedando sincronizadas todas las bases de datos al tiempo», explica Salvador Casquero sobre el funcionamiento del «blockchain».
IMPACTO SOCIAL
Ésta es la tecnología en la que se basa un sistema sólido, sin la intermediación de una institución, y con garantías que hacen que cada día más gente invierta en monedas virtuales. La capitalización de las criptomonedas a principios de 2017 era sólo de 18 billones de dólares, ahora alcanza los 313 billones. Aunque aún no puede compararse con la cantidad de dinero que acuñan los bancos centrales, este crecimiento deja patente que las criptodivisas ya son uno de los fenómenos más virales de la historia de las finanzas. La responsable de habla hispana de eToro, Tali Salomon, manifiesta que «el pasado martes, fueron creadas para invertir en criptomonedas 13 millones de cuentas, más que la población de Cuba».
La demanda de divisas virtuales asciende progresivamente gracias a la acogida que ha tenido por parte de la industria. Las empresas se han subido al carro de las criptomonedas, y muchas no las rechazan como pago. «Hay disponibles una buena cantidad de páginas web que aceptan Bitcoin y otras criptomonedas como forma de pago, de modo que son totalmente validas para todo lo relativo a compras ‘‘peer to peer’’. Se sabe que incluso Ebay y Amazon, los dos gigantes del comercio on-line, están trabajando en billeteras virtuales para que puedan ser utilizados con criptomonedas. En poco tiempo, lo más probable es que no exista ninguna limitación para poder utilizarlas como un mecanismo de pago común», sostiene Salomon.
El impacto que las monedas virtuales están teniendo en la sociedad todavía es limitado, pero de enorme potencial para los ciudadanos y las administraciones públicas. En Japón las aceptan en todos los centros comerciales y también «se puede pagar la electricidad con Bitcoin, lo que ha hecho que las grandes compañías ahorren cantidades de dinero eliminando al intermediario», el banco, subraya Salomon. Dentro de las fronteras de España, en Cataluña es donde más se han arriesgado con las divisas digitales. El Ayuntamiento de Barcelona desarrollará su propia criptomoneda para pagar a los beneficiarios de la renta municipal de inclusión a partir de 2018 a través de una aplicación móvil que funciona a modo de monedero electrónico; y, por otra parte, el Govern ocultó gastos del referéndum del 1 de octubre realizados con Bitcoin.
A pesar de que existe la creencia generalizada de que las transferencias de criptomonedas no dejan rastro y, con ello, los peligros que supone para las cuentas públicas, Casquero destaca que una de las virtudes del «blockchain» es «la transparencia». Según cuenta, los «mineros» registran cada una de las compras y ventas que se producen con monedas virtuales en «un libro de contabilidad (una base de datos)». En él, añade, queda apuntado «el balance que resulta de todas las operaciones de entrada y salida realizadas por cada usuario, y como el documento está replicado/sincronizado entre los nodos de la red de manera que todos los consumidores saben el balance del resto o, mejor dicho, de sus pseudónimos o claves públicas, similares a las cuentas bancarias».
ANONIMATO
Este nombre falso puede ser un buen escondite para quienes quieren hacer negocios ilegales por la vía de las monedas virtuales. El CFO de Accurate Quant, Igor Alonso, afirma que «uno de los mayores riesgos que se aprecian en este tipo de monedas es que permite el anonimato y su utilización en operaciones ilegales y de blanqueo de capitales. Los gobiernos han dedicado mucho tiempo y recursos para controlar las generalidad de las transacciones económicas como para perderlo de nuevo». Las administraciones públicas, han permitido tanta evasión del dinero que gestionan, porque les interesa que fluya en grandes cantidades. No obstante, no ocurre lo mismo con las criptodivisas, pues no obtienenningún rédito de ellas. Así, van a perseguir con fusta el dinero oculto bajo monedas virtuales y, con esfuerzo, conseguirán atraparlo. Casquero indica que «con los conocimientos y la paciencia adecuados, se puede rastrear cualquier transacción desde sus orígenes. Más difícil, pero no imposible, resulta asociar una de las direcciones públicas con una entidad real». De ahí que, ante el final del secreto bancario, los defraudadores han retirado sus depósitos de los paraísos fiscales para invertirlo en criptomonedas.
Así, a las divisas virtuales, lo único que, de momento, parece que les puede empujar al abismo es su mala fama debido a ciertas prácticas asociadas a ellas. Comenta Tali Salomon que «ahora, la mayoría de las criptomonedas se utilizan para especular». Y a la mayoría de la gente no les gusta esa palabra por las consecuencias que puede tener a largo plazo. Por lo tanto, las divisas virtuales representan un activo de compra y venta indiscriminada con el fin de obtener altos beneficios. Con ello, mientras algunos analistas están fascinados porque el dinero fabricado por los bancos centrales tenga por primera vez competencia, otros creen que las criptomonedas son sólo una moda pasajera que acabará en una peligrosa burbuja.
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