Restringido
Potenciar el comercio para crecer
Nuestra apertura al exterior, la balanza comercial, –diferencias entre importaciones y exportaciones de bienes y servicios– está siendo uno de los grandes aliados que tenemos para salir de la crisis, aun cuando el esfuerzo de los ciudadanos es de destacar, agradecer y especialmente valorar. En este sentido el sector del turismo está ofreciendo lo mejor de su cara y las cifras que desde hace ya mucho tiempo conocemos son francamente espléndidas.
Pero como los empresarios recientemente pedían, no nos podemos detener y debemos continuar con las reformas. Es necesario seguir reforzando y actualizando nuestra economía, reformas que yo prefiero llamar inversiones a futuro. ¿Que más se puede hacer? Pues quizá una de las medidas más reclamadas sea la de calificar o asignar zonas de interés turístico o de gran influencia turística. Esta zonas serían aquellas que tienen una gran concentración grande de turistas, los cuales pueden necesitar de una mayor liberalización de los horarios comerciales. La medida sé y comprendo que choca con las preocupaciones del pequeño comercial, donde ahora ya con la libertad de horarios sería exigirle un esfuerzo adicional al que titánicamente vienen realizando y padeciendo en esta crisis, pero hablamos exclusivamente de zonas turísticas y de alta densidad.
La posibilidad que abre la apertura y libertad de horarios es adecuarlos a los ritmos de los visitantes, a lo que en economía diríamos usos y costumbres. Permitirán la simpleza, puede servir como ejemplo: se trata que durante el día estén disfrutando de nuestra playa y nuestro sol, para por la tarde a última hora, proceder a realizar compras con establecimientos abiertos. Se podrían también aprovechar domingos y festivos cuando no hablamos de verano o zonas costeras y que viven de un turismo diferente del de verano.
Esta disposición, aun cuando no existen unos estudios sólidos, es empíricamente comprensible. Se podrían crear puestos de trabajo, nuevos negocios y, desde el punto de vista macroeconómico, incrementar en algo la balanza comercial por una mayor disposición al comercio.
Los posibles beneficios de estas medidas están previsiblemente ahí, al final el comerciante debe acomodarse a los horarios y costumbres de sus potenciales clientes, no es posible que por un exceso de regulación, donde en estas zonas que hablamos es más que discutible la protección, continuemos negando la posibilidad de negocio. Sólo recordar que Barcelona y Madrid se encuentran entre los puntos preferidos de «vacaciones de compra» para los extranjeros. Cualquier medida que permite quitar corsés al crecimiento debe ser tomada en consideración
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*Profesor del IEB
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