Pactos electorales
Rajoy busca una fórmula para lograr la «gran coalición»
Nada más conocerse los resultados de las elecciones del pasado 20 de diciembre, Mariano Rajoy reconoció que no contaba con una mayoría para someterse a un debate de investidura. Desde un principio, lanzó una propuesta de coalición clara, con unos objetivos de gobierno realizables y que aseguraba, con un total de 253 diputados, una legislatura estable. La «gran coalición» formada por PP, PSOE y Ciudadanos contó desde un principio con acérrimos detractores desde las filas socialistas, que consideraban que sostener a los populares sería castigado por sus electores y que apartar a Pedro Sánchez de La Moncloa supondría su muerte política. Una tenaza perfecta que cerraba cualquier posibilidad de compromiso, incluso el diálogo. El PSOE olvidó la lección de la socialdemocracia alemana, que pactó con Merkel y sometió ese acuerdo al voto de los militantes, una operación de mucha altura para la que hacen falta líderes de peso. El PSOE prefirió anunciar a quien quisiera escucharle que estaba capacitado para reunir los apoyos necesarios y presentarse a la investidura. Y en eso anda. Primero, recibió el «no» de Podemos y ahora sólo le queda la posibilidad de sumar a Ciudadanos a un pacto para el que necesitarían votos a favor o abstenciones con los que no cuentan. Albert Rivera siempre apostó por la gran coalición con populares y socialistas si se cumplían unas condiciones –se supone que su programa– y que mañana tiene la oportunidad de exponerle a Rajoy. En las negociaciones para formar gobierno hay tres pasos: elegir al socio (o socios), redactar un programa y buscar la fórmula de gobierno o apoyo que interesa a los coaligados. Rivera ha aceptado negociar con Sánchez un programa con muchos puntos imposibles de llevar a cabo y otros de una ambigüedad muy medida, como la organización territorial. Ciudadanos aceptó negociar el documento socialista «Programa para un gobierno progresista y reformista» –propuesta que ha recibido el resto de partidos menos el PP–, porque se propuso liberar al PSOE de los brazos de Podemos. Loable tarea. Ahora bien, Rivera debería mantener la misma posición en la reunión que tendrá hoy con Rajoy, si es que quiere que su marca de centrismo en positivo sea fiable. Hay que sentarse a la mesa con el objetivo de dar una solución a la gobernación de España y a los retos que tenemos delante. No hay nada en el programa de Ciudadanos y del PP que impida un diálogo en el que se proponga aspiraciones más a largo plazo. Está claro que Rajoy presentará una oferta, pero será la misma para Rivera y para Sánchez, con quien se entrevista mañana (la fórmula de dos programas, dependiendo de la posición política del interlocutor, como ha hecho el PSOE, es muy poco seria), basada en mantener los principios que han guiado el crecimiento económico actual, los compromisos con Europa, el objetivo de crear empleo, poner en marcha grandes pactos de Estado sobre Educación y Estado del Bienestar y una defensa cerrada de la unidad de España frente al plan independentista catalán. Como señaló ayer Rajoy, es poco consistente que el espacio que el programa socialista está dedicando a la reforma constitucional se limite a una línea. Es posible que Rivera ya esté pensando en cerrar un acuerdo con Sánchez, pero no debe olvidar que nada de lo que acuerden podrá llevarse a cabo sin la participación de los populares. Rajoy ha sido claro y ha mostrado sus cartas y la fórmula de gobierno que necesita España, pero todavía no sabemos con quién pactarán PSOE y Ciudadanos.
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