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Rajoy traslada a los empresarios que resistirá y agotará su mandato

Rajoy, con los integrantes del Consejo Empresarial para la Competitividad, integrado por los presidentes de las grandes empresas españolas
Rajoy, con los integrantes del Consejo Empresarial para la Competitividad, integrado por los presidentes de las grandes empresas españolaslarazon

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se aplicó ayer ante los principales empresarios la máxima de que quien resiste, gana. Rajoy aseguró que él va a agotar su mandato; que tiene la mayoría parlamentaria; y que no va a ceder a chantajes ni le van a torcer el brazo.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se aplicó ayer ante los principales empresarios la máxima de que quien resiste, gana. El presidente acogió en La Moncloa la reunión del Consejo Español de Competitividad (CEC), foro en el que participan las principales multinacionales españolas y que nació hace dos años para actuar como centro de estudios y análisis sobre la situación económica y realizar propuestas sobre ella. Ante estos selectos invitados el presidente insistió en el mensaje con el que el lunes respondió a las acusaciones mediáticas, y ya también en sede judicial, que está vertiendo el ex tesorero del PP Luis Bárcenas en su contra y en contra de su partido. Rajoy garantizó a la «flor y nata» del mundo de la empresa que la estabilidad política no está amenazada. Que él va a agotar su mandato; que tiene la mayoría parlamentaria; y que no va a ceder a chantajes ni le van a torcer el brazo. Un mensaje en el que Bárcenas, sin citarle, está en el centro de esta supuesta operación de desestabilización, y que llegó justo el día en el que el PSOE confirmó que seguirá adelante con la moción de censura si el presidente no comparece en el Congreso para hablar de este asunto.

A puerta cerrada, el presidente defendió sus reformas y los signos de estabilización de la economía, que confirman, según su análisis, un cambio de tendencia. Dentro de un optimismo «moderado». La sensación que traslada Moncloa es que el barco se ha estabilizado y que el ritmo de la recuperación dependerá del crédito y de Europa. El Gobierno espera nuevos datos en los próximos días que apunten en esta dirección, así como una revisión por parte del Banco de España de sus previsiones que apuntale su «moderado optimismo».

Bajo la presión política que se ha desatado con los movimientos de Bárcenas, Rajoy recuperó también ayer el discurso de que el Gobierno tiene un plan de reformas y un proyecto que va a seguir desarrollando en las próximas semanas. Y resaltó que su política ya está dando resultados y que se han corregido desequilibrios económicos heredados de la etapa anterior y con los que era imposible volver a la senda del empleo y de la recuperación.

La estabilidad fue también puesta en valor por algunos de los participantes en la reunión, entre ellos empresarios que hace unos meses colaboraron con el Gobierno en defender la imagen de España en una gira internacional. El CEC prepara un nuevo «road show» en septiembre por distintas ciudades españolas para defender que hay datos que evidencian la recuperación económica. El objetivo es combatir la «crisis psicológica» que afecta a la marcha de la economía.

Volviendo al «caso Bárcenas», que inevitablemente lo impregna todo aunque no esté explícitamente en el discurso, Moncloa reaccionó ayer a la moción de censura con la que amenaza el PSOE, en el caso de que no se acepte la última petición de comparecencia de Rajoy que se votará la próxima semana, con la misma tranquilidad que oficialmente «vende» el jefe del Ejecutivo. La procesión va por dentro, pero sí es cierto que la moción de censura no es una preocupación para el Gobierno. En Moncloa están convencidos de que es un «paso en falso» por parte del líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, forzado por su «incómoda» situación interna y la división dentro de sus propias filas.

Sostienen que sólo tendría sentido, y sería un problema para Rajoy, si alrededor de esa moción se aglutinasen todas las fuerzas de la oposición, cosa que, por el momento, no parece probable. Si no es así, prevén que, de concretarse, quede reducida a un debate en el que Rubalcaba puede creer que tendrá su «momento de gloria», pero en el que cada grupo además de criticar al Gobierno aprovechará para «vender su libro», e incluso para repartir también críticas contra los socialistas. «Es un debate que acabará en reproches de todos contra todos y en el que Rajoy no tiene ni siquiera la obligación de tomar la palabra. Lo puede despachar, perfectamente, el portavoz parlamentario», advertían ayer tarde desde el entorno del presidente. Mucho más eficaz y más preocupante, según admiten en las filas populares, es la posibilidad de que el PSOE decidiese seguir con la táctica del boicot al debate parlamentario, como ya ha hecho con la Ley de Transparencia.

La impresión que dejan desde su círculo de confianza es que al presidente del Gobierno «ni le preocupa ni le ocupa» la posibilidad de que el PSOE le presione por la vía de la moción. Pero sí les preocupa que la gestión política del delicado «caso Bárcenas» haya dejado a Rajoy en el centro de la diana, que sea «el único al que se le piden explicaciones y el único al que se le responsabiliza de lo que haya podido hacer Bárcenas». La queja es que los «cortafuegos» políticos de esta etapa, en la dirección del partido, y de las etapas anteriores se han quitado de en medio y han dejado al presidente «en una situación profundamente injusta». Los señalados se defienden con el argumento de que esto es así porque las decisiones las ha tomado el jefe del Ejecutivo.

También preocupa la desconexión con la opinión pública que el «caso Bárcenas» puede haber generado en la actualidad, con independencia de que finalmente, como prevén, no se pueda probar nada judicialmente que afecte al presidente del Gobierno.