Viajes

Rascando el bolsillo del turista

Rascando el bolsillo del turista
Rascando el bolsillo del turistalarazon

r. Salgado

No importa tanto el número de turistas como el gasto que realizan. Si bien 2016 podría cerrar con un nuevo récord de visitantes, el principal desafío para el sector español pasa por incrementar el gasto medio por viajero. Y aunque el desembolso de los turistas internacionales aumentara un 6,4% durante el primer cuatrimestre, el gasto se incrementa a menor ritmo que el volumen de llegadas.

El gasto medio por turista hasta abril se situó en 989 euros, mientras que el gasto medio diario fue de 126 euros. En los primeros cuatro meses del año, los británicos fueron los visitantes que más gastaron, con 3.432 millones de euros, un 15,4% más. El gasto medio de estos turistas fue de 850 euros (-3,42%), con un gasto medio diario de 105 euros (0,72%).

Díez de la Lastra afirma que aunque este verano se batirá de nuevo el récord de llegadas, «urge tomar medidas para conseguir ese turismo de calidad que aún no tenemos». Pese a que España sea la tercera potencia turística mundial, debe potenciar las bondades de su clima, su línea costera y su tremenda riqueza cultural, lo que conllevará un mayor gasto de los turistas. «El sector tiene muy claro que la competencia clave ahora es en destino y no en establecimiento, y ello está ayudando a que tanto entre empresas privadas como junto a instituciones públicas se estén abordando proyectos que luchan por contrarrestar ese otro gran hándicap del turismo español, que es la estacionalidad».

Josep Francesc, profesor del departamento de Marketing en Esade, incide en que todos aquellos destinos que se esmeran en la hospitalidad obtienen dos grandes beneficios: el cliente permanece más tiempo y, sobre todo, incrementa su gasto medio. «Eso requiere atraer el mejor talento, formarlo permanentemente y retenerlo, en vez de pagar salarios ridículos y aprovechar las oportunidades legales existentes para incrementar determinados tipos de contratación que no favorecen para nada la hospitalidad». El profesor de Esade también aboga por replantear el modelo turístico tradicional y enfocarlo hacia el largo plazo, evitando la masificación y respetando el medio ambiente.

Sol y playa

Es un error frecuente contraponer el producto de sol y playa con los demás productos turísticos. Porras remarca que una parte muy importante del turismo europeo huye de las duras condiciones climatológicas de sus países de origen, por lo que no tendría sentido renunciar a rentabilizar esta tendencia tradicional que continúa plenamente vigente. «España ha conseguido diversificar su oferta turística con gran éxito». Y el secretario general de la Mesa del Turismo alude al auge del «sho-pping», al desarrollo del turismo de golf, o al turismo de convenciones y congresos, segmento en el que España ocupa uno de los primeros lugares mundiales.

Santiago Aguilar asevera que incrementar el gasto medio es nuestra asignatura pendiente, por lo que «debemos reforzar la imagen de España como destino de calidad para atraer turistas con mayor poder adquisitivo y trabajar en la oferta complementaria». El presidente de la AEPT insiste en que la oferta turística española es amplia y variada, e insta a «aprovechar estos momentos de bonanza, favorecidos en gran parte por la inestabilidad de muchos de nuestros principales competidores, para invertir en nuestros productos e infraestructuras y apostar por la diversificación enfocada a la captación de turistas de mayor poder adquisitivo».

Díez de la Lastra corrobora que España no debe dejar de ser un destino de sol y playa, que las condiciones de nuestro territorio son envidiables, y que el sector turístico español está considerado el más competitivo del mundo. Por ello, sugiere aprovechar esas excelentes cualidades de la industria y el entorno para seducir a los nuevos viajeros llegados de países recién abiertos al turismo, como la zona Asia-Pacífico, algunos países árabes y ciertos puntos de América Latina, sin dejar de lado a nuestros visitantes tradicionales. «Necesitamos que el turista gaste en España y que su visita produzca riqueza. Atraer ese tipo de turismo de alto standing requiere una estrategia bien definida. Estos esfuerzos han de ser compatibles con el mantenimiento de otras fórmulas como, por ejemplo, el turismo familiar».