La recuperación económica
Siempre le toca al PP
No es la primera vez. Cuando el Partido Popular ganó las elecciones de 1996 yo era concejal de Personal y Régimen Interior del Ayuntamiento de Madrid. Al calcular la nómina para el Presupuesto Municipal no se podía superar un determinado porcentaje de aumento. Lo marcaba el Gobierno. El presidente José María Aznar empezó su legislatura con una idea clara: controlar el déficit público era clave para la recuperación. Y lo hizo.
Al final los ingresos públicos empezaron a superar los gastos y hubo superávit. Inercia que continuó durante los tiempos de «España va bien» (¿recuerdan?) y se alargó los primeros años de Rodríguez Zapatero.
Entonces ayudó la privatización de empresas públicas. Con el dinero de aquellas operaciones se amortizó deuda soberana española. En consecuencia, los intereses a pagar disminuyeron y redujeron su tipo (la prima de riesgo). El servicio de la deuda se alivió y con ese respiró se mejoraron unos servicios públicos que heredó el PSOE cuando en 2004 volvió al Gobierno.
Siete años y medio más tarde, después de dos legislaturas socialistas, el déficit superó el 10%, aunque oficialmente el Gobierno del PSOE anunció sólo el 6,5%. Así que, en 2011, cuando el PP volvió al Gobierno, se repitió la situación. No hubo más remedio que aplicar la política de austeridad: subir el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y más tarde el IVA, y empezar a embridar de nuevo los gastos de las administraciones. Ahora, sin poder privatizar empresas públicas, en parte, porque la gestión socialista anterior las dejó invendibles.
La lección es: siempre le toca al PP reducir el gasto público, porque el PSOE lo deja lamentable. Quizás sea una ley inexorable: la izquierda descontrola el gasto que debe reconducir el centro-derecha cuando la sustituye en el Gobierno.
Además, reducir ahora el gasto es más complicado porque el poder de decisión está más distribuido. Las comunidades autónomas tienen más competencias. Por eso, dos años después, aún queda trabajo que hacer.
El CORA, la Comisión de Reforma de la Administración, con sus 127 acciones, no se ha completado y parece insuficiente. Reducir más el gasto público es urgente, porque si no se hace, no se podrá disminuir la presión fiscal: rebajar el IRPF y hacer más justo el Impuesto de Sociedades. Sin ello no crecerá el consumo y se tardará más en reducir el desempleo, la verdadera tragedia actualmente de la sociedad.
*Profesor del IESE
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