Rescate a Grecia
«Toda la vida trabajando... ¿quién tiene mi dinero?»
Los griegos desconfían por igual de Tsipras y de las instituciones europeas
«Aquí estamos un día más», decía Elleni Chrisopoulou en frente de un cajero automático. De nuevo, 60 euros. Acercarse al banco para sacar 60 euros se ha convertido en rutina para los griegos en el segundo día de «corralito» en el país. Por eso, el ambiente fue de relativa normalidad, a pesar de las colas delante de los cajeros, una imagen ya recurrente en Grecia. Como gran parte de la población, Elleni reconoce que sacó casi todos sus ahorros durante el fin de semana, «unos 500 euros». Ahora lo que intenta retirar es su sueldo. «En casa tengo efectivo para sobrevivir al menos una semana, pero esto no se puede alargar más», asegura la mujer de 53 años, madre de dos hijos.
Ayer se repitieron las mismas restricciones que el primer día: bancos cerrados y límite de 60 euros, aunque el Gobierno heleno aseguró que quizá ese tope se podría aumentar en los próximos días dependiendo de si el Banco Central Europeo (BCE) decidía incrementar la asistencia a la liquidez. Algo que el organismo europeo rechazó y apenas mantiene un «colchón» para evitar la ausencia de metálico en los cajeros.
Tampoco los pensionistas pudieron recoger su paga. Dimitris Basinas se queja al resto de personas que hay en la cola de un cajero de Alpha Bank. «No nos merecemos esto», dice el hombre de 70 años, «hemos trabajado toda nuestra vida y ¿ahora qué? ¿Quién tiene nuestro dinero?».
La desconfianza ha provocado división de opiniones en cuanto a la gestión del Gobierno izquierdista. Algunos acusan a los acreedores de ahogar al país, mientras que otros señalan directamente a su primer ministro, Alexis Tsipras, como el culpable de esa situación. «Una cosa es que nos recorten las pensiones y otra es que directamente no podamos recibirlas», dice Dimitris.
Uno de los taxistas de la capital ateniense cuenta que «todo esto lo ha provocado la canciller alemana, Angela Merkel», una de las acusaciones más repetidas en estos cinco años de crisis. La diferencia es que ahora tampoco se fían del resto de los socios. «Nadie nos ayuda, ni vosotros los españoles, ¿dónde ha quedado Europa? Ya no vale la pena seguir, estábamos mejor antes», considera el conductor.
El sentimiento de aislamiento dentro de la Unión Europea también ha crecido en estos últimos cinco meses, entre otras cosas, por la estrategia negociadora del Gobierno griego. De esos asuntos se discute con ímpetu en los bares y terrazas de la capital griega. Nadie duda en dar su opinión, a veces incluso con aspavientos.
El nerviosismo, sin embargo, se nota sobre todo en los cajeros del centro de Atenas, donde los griegos que acuden están ya «hartos» de encontrarse a periodistas grabándoles.
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