BBVA propone recortar el cobro del paro cuando España crezca

La crisis de la economía española ha expulsado a unos tres millones de personas de la clase media. Estas rentas han pasado de suponer el 59% del total en 2004 al 52% en 2013.

BBVA Research presentó ayer su análisis de las «deficiencias crónicas del mercado laboral español», así como una batería de medidas para «apuntalar la recuperación y evitar que se repita una intensa destrucción de empleo en futuras recesiones». El departamento de estudios del banco ha ideado una reforma integral del sistema de trabajo en la que aparecen algunas ideas novedosas para España, como vincular la duración de las prestaciones por desempleo a los distintos ciclos de crecimiento de la economía.

En su estudio, BBVA Research recuerda que «el comportamiento del mercado de trabajo ha representado un problema para la economía española durante las últimas cuatro décadas». Y si bien señala que la reforma laboral aprobada en 2012 y las medidas adoptadas desde entonces han contribuido a «reparar» algunas de las deficiencias existentes, «los elevados niveles de paro y temporalidad demandan nuevas actuaciones». Además de reformar el sistema de protección del empleo, aboga por actuar en la negociación colectiva, que «conserva inercias que entorpecen el dinamismo empresarial y frenan el aumento de la ocupación».

El análisis de BBVA considera que «la existencia de prestaciones condiciona la toma de decisiones de los desempleados» y «tiende a reducir la intensidad de búsqueda de empleo». Es por eso que el banco pide una reforma en profundidad de estas ayudas. La propuesta más destacada consiste en acortar la prestación por desempleo si la economía va bien y mantenerla si va mal. «Dado que la duración potencial del derecho a recibir prestaciones es comparativamente elevada en España e incentiva la permanencia en el desempleo, sería deseable reducirla, al menos durante la fase expansiva del ciclo económico. Una solución idónea sería establecer una regla automática que vinculase el tiempo máximo de percepción de la prestación a la evolución de algún indicador del mercado de trabajo».

Entre las medidas propuestas, BBVA apunta a un «cambio integral» del sistema indemnizatorio para los nuevos contratos, además de aglutinar todas las modalidades de contratación indefinida en un único contrato. En concreto, apuesta por avanzar hacia un sistema de cuentas individuales para hacer frente a las indemnizaciones por despido. «La cuenta de ahorro individual incluiría el equivalente a la actual indemnización por despido –nutrida de aportaciones periódicas realizadas por el empleador–, más el derecho de prestación por desempleo. Si el trabajador no dispusiese de los fondos durante su vida activa, la cuantía acumulada en su cuenta de ahorro se agregaría a su pensión de jubilación, lo que estimularía los esfuerzos de búsqueda de trabajo». Esta cuenta «debería ser complementada por una cobertura adicional de carácter asistencial» proporcionada por el Estado y estar condicionada al nivel de ingresos del hogar y a la participación en programas de búsqueda de empleo. Este modelo es muy similar al vigente en Chile desde 2002.

Además, la indemnización por despido del contrato indefinido sería menor que el coste de finalización del contrato temporal durante los primeros años. Se penalizaría así a las empresas con una rotación de personal elevada. «A cambio de la menor indemnización inicial, los trabajadores tendrían un empleo más estable, mayores salarios y los beneficios de una carrera profesional más duradera dentro de la empresa».

En cualquier caso, BBVA opina que se debería condicionar la percepción de prestaciones a la participación de los parados en programas de búsqueda activa de trabajo, exigiendo a los perceptores de prestaciones que prueben sus iniciativas de búsqueda de empleo con cierta regularidad.

Por otra parte, la Fundación BBVA presentó ayer otro estudio sobre la renta de los españoles en el que destaca que la crisis ha provocado que tres millones de españoles hayan abandonado la clase media y formen ahora parte de las clases más vulnerables. Mientras que en 2004 suponían el 58,9% del total, en 2013 esta cifra había caído hasta representra sólo el 52,3%.