Un cambio de tendencia

El último ha sido un verano en el que, por fin, se ha roto la tendencia negativa de nuestros indicadores. En primer lugar, unos datos positivos de empleo que nos llevan a ser puestos por varias organizaciones como ejemplo de las reformas a emprender en el mercado laboral. También un repunte del consumo que tira de la demanda interna y, quizá, con la parte más sombría, que no es otra que el empeoramiento de la balanza exterior, la diferencia entre exportaciones e importaciones, por el crecimiento de la primera, es decir, las compras en el exterior. Es precisamente la debilidad de los países del área euro, así como esa fortaleza del euro respecto de otras divisas como el dólar, lo que lleva a restar algo de crecimiento de cara a los escenarios de previsión del PIB para 2015. Eso sí, esa menor actividad ya no depende de nosotros, sino de nuestros socios.

Cómo no destacar también el turismo. Las cifras de visita de ciudadanos extranjeros que pernoctan en España ha subido, alcanzando cifras récord en términos acumulados y mensuales. Una mejoría que se extiende con un incremento de las pernoctaciones, así como un leve aumento del gasto. Esta bonanza en el sector turístico se presenta todavía de forma más acusada si se tiene en cuenta que desde el comienzo de la crisis es el primer año en el que el turismo interior, el de nuestros ciudadanos, ha comenzado a incrementarse. Destacar también la caída de los tipos de interés, tan necesaria para rebajar el coste de la factura de los intereses generados para el sector privado y para el público. Por una parte, el movimiento sorpresivo del BCE; por otra, la confianza en la economía española, que ha permitido rebajar la prima de riesgo.

*Profesor y coord. de dpto. de Investigación del IEB