Macroeconomía
Un decálogo para superar la pobreza
Javier Morillas explica en «Naturaleza y causas de la pobreza de las naciones» los 10 determinantes del desarrollo económico
¿Por qué unas naciones progresan y otras se estacan? ¿Por qué unas sociedades se desarrollan más que otras? ¿Por qué en unos países se generan mayores niveles de bienestar y en otros menos? ¿Por qué unos países crecen y otros no? ¿Por qué unos mercados se expanden y otros se muestran raquíticos? ¿Son los minerales estratégicos, los recursos naturales o la ubicación geográfica la causa de la prosperidad de las naciones? ¿Cómo es posible que haya países ricos con gente pobre y países pobres con gente rica? ¿Qué importancia tiene el ahorro? ¿Qué papel juega la población,el sector agropecuario, la consideración de la mujer, los valores, las instituciones o el desarrollo de los mercados en la generación de riqueza y bienestar ciudadano? ¿En qué afecta la inflación, el endeudamiento o el déficit público? Estas son algunas de las cuestiones que trata de dar respuesta «Naturaleza y causa de la pobreza de las naciones. Los diez determinantes actuales del desarrollo económico», cuyo autor es el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad CEU San Pablo, Javier Morillas.
A lo largo de sus 269 páginas, la obra sintetiza en 10 claves las causas que determinan el nivel de bienestar de un país. Y es que, tal y como recoge Morilla citando a Martín González de Cellorigo, «el mucho oro no sustenta a los Estados, ni está en la riqueza de ellos».
1. La atención de sector agrario. Más de un tercio de los países del mundo no tienen un censo agrario. No hay interés en sembrar ni en cultivar, por lo que el sector está abandonado. Estos países tienden a pensar que se trata de una actividad marginal en Occidente. Nada más lejos de la realidad. Y es que en Estados Unidos o Europa se considera un sector estratégico –de hecho, es el único que recibe subvenciones de la UE–. En este sentido, Morillas recoge que la ayuda humantiaria es un arma de doble filo para estos países, ya que si bien es cierto que viene a atender necesidades básicas de la población, al final, conduce a que se produzca una atrofia en el sector, lo que acaba matando la producción agraria local. «Hay que enviar picos, palas y semillas, porque la ayuda humanitaria y los donativos se acaban», defiende Morillas. Y es que, al final, se produce un contrasentido, ya que son las regiones que tienen las tierras más fértiles las que sufren la mayores hambrunas. «No habrá progreso si no hay atención al sector agrario», añade.
2. Papel de la mujer: El tratamiento que se le da a la mujer en cada país es fundamental a la hora de determinar el desarrollo económico, puesto que representa el 50% de la fuerza productiva de una nación. Marginarlas genera pobreza en los estados y los convierte en generadores de inmigración. Y como muestra de esta afirmación, un botón. De todos los países de la Liga Árabe, tan sólo Túnez tiene un Estatuto de la Mujer.
3. Estabilidad de precios. El control de la inflación es fundamental, ya que favorece el ahorro y la creación de empleo. Se trata de una condición «sine qua non» para que un país alcance niveles de bienestar aceptables, aunque no la única.
4. Tribunales de Justicia independientes. Una gran mayoría de los países pobres son autoritarios y el poder ejecutivo y judicial se identifican, lo que es muy negativo para su progreso y desarrollo
5. Registros de la propiedad. Aunque en Occidente ésto es una obviedad, lo cierto es que en muchos lugares del mundo no existen o no son fiables, lo que introduce un alto grado de inseguridad jurídica
6. Marco constitucional estable. Un marco solvente y fiable desde el punto de vista institucional es fundamental. La inestabilidad es siempre penalizada, y ello se evidencia en aspectos como la prima de riesgo o los intereses que los países deben pagar por sus bonos. Existe una estrecha relación entre un marco constitucional estable y la corrupción. No obstante, Morillas matiza que no hay ningún país exento al 100%. España ocupa el puesto 22 del ranking (de un total de 195 países), obteniendo una puntuación de 5,8. Si bien no está entre los primeros puestos, consigue el aprobado, por delante de países como Italia.
7. Factor educacional. Tener buenos centros educativos e instituciones académicas de prestigio es fundamental. Por eso, a juicio de Morillas, es tan importante la libertad de enseñanza, ya que favorece la competencia entre centros.
8. La seguridad. Como la inflación, es un condición necesaria, aunque no suficiente. Está demostrado que cuanto más ejemplificador es un código penal, mayor es el nivel de desarrollo.
9. Las infraestructuras. Si no hay inversión masiva en infraestructura, no hay desarrollo. España, por ejemplo, sólo pudo salvar la brecha que la separaba con el resto de los países de su entorno gracias a las grande sobras públicas.
10. Las escalas de valores que tienen los ciudadanos de un país es determinante porque son éstos los que pueden facilitar o impedir el ahorro .
Javier Morillas hace especial hincapié en que no se trata sólo de un decálogo para los países pobres, sino para todas las naciones, para que no olviden cómo han llegado hasta aquí. «En un momento como el actual, si no incidimos en estas 10 pautas, podemos retroceder en nuestro nivel de bienestar. Se trata, en definitiva, de un libro necesario para exponer la situación de necesidad por la que atraviesan millones de personas en el mundo y poner de manifiesto los caminos erráticos que, en muchas ocasiones se utilizan para solventarla. Con ello, se podrían evitar los desequilibrios en los flujos migratorios que se están produciendo actualmente. «Cuando no se se está de acuerdo con una situación económica, lo que hay que hacer es cambiarla desde el interior. Ahorrando entre un 10% y un 12% cualquier país es susceptible de romper el círculo de la pobreza. No hay ninguna nación en el mundo que no sea capaz de hacerlo, y no vale el argumento simplista de que las naciones ricas no lo son a costa de las pobres, porque no es verdad», concluye Javier Morillas.
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