Diseño

Un rebelde con causa

Borja Vázquez y Alfonso Vivancos
Borja Vázquez y Alfonso Vivancoslarazon

Borja Vázquez es un sevillano, licenciado en Derecho, muy dinámico, ágil y resolutivo que, tras concluir su etapa en las aulas de la Universidad hispalense, se incorporó al área de contratación internacional de una multinacional de ingeniería Española. Pero pronto, al cabo de poco tiempo, se dio cuenta de que su carrera profesional iba a estar más relacionada con la empresa que con la abogacía, y que tampoco el trabajo por cuenta ajena era lo suyo.

Por eso, en 2002, cursa en el Instituto de Empresa (IE) de Madrid un MBA que le abre las puertas al mundo de la gestión empresarial y del emprendimiento. Su trabajo final, el famoso TFM, versó sobre una compañía de lavado de vehículos que puso en marcha al mismo tiempo que ocupaba distintos puestos de responsabilidad en Londres en una multinacional norteamericana de automoción. Llegó a tener, en muy poco tiempo, 60 puntos de venta en la Península Iberica. Pero esta iniciativa se quedó en agua de borrajas como consecuencia de problemas operativos y accionariales de diversa índole.

Amigos de la infancia

Pero esta quiebra no le hunde. Para él el fracaso es una oportunidad para aprender y reinvertarse. Llegó la hora de hacer realidad otra idea que, desde hacía tiempo, venía barajando con un grupo de amigos de la infancia. El reto era ambicioso: montar una sastrerías que ofreciera un estilo más autónomo y atrevido «para un hombre de entre 30-45 años que, si bien ha alcanzado su madurez personal, profesional y social, tiene un espíritu joven que quiere evidenciar en su manera de vestir».

Corría el año 2007. No eran tiempos fáciles. La crisis se manifestaba con crudeza y se avecinaban nubarrones. Borja Vázquez, Rafael Medina y Alberto Artacho sembraron una semilla en forma de corbata que rápidamente echó raíces gracias a sus exclusivos diseños y a su calidad. Su segundo gran éxito fueron las famosas «slippers», que dieron paso a la prenda más emblemática y demandada de la marca: las camisas con el logo de la calavera. Este guiño de rebeldía enlaza con sus propuestas que «buscan huir de los estrictos cánones de la moda masculina». Lo que, al principio, no era más que una boutique se ha convertido en una cadena. Al principio, cuando fundaron Scalpers, sus modelos de negocio eran Ralph Lauren y Hackett. «Hoy –ha llegado a decir– ya no nos fijamos tanto en los grandes y buscamos a la gente que hace cosas diferentes, como Bonobos, por ejemplo. Las calles y los escaparates de Tokyo, Milán, Amsterdam, Amberes, Londres, Nueva York y París son las principales fuentes de inspiración de Scalpers».

Hoy en día, Scalpers cuenta con una plantilla de cerca de 500 empleados y 130 puntos de venta, de los que algo más de un centenar se encuentra repartido en España entre tiendas «stand alone» y espacios propios en El Corte Inglés. En Europa, la compañía está presente en ciudades como Londres, Ámsterdam, Amberes, Lisboa y París, donde dispone de tres espacios en Galerías Lafayette, y tiene intención de seguir expandiéndose. El país con más puntos de venta, exceptuando España, es México donde la compañía ya tiene cuatro espacios consolidados y planea abrir seis más en el próximo año. También tiene presencia en Chile, Jordania, Qatar y Dubái.

Otro accionariado

La compañía reorganizó su accionariado el año pasado incorporando como socio mayoritario a Trendsetters and Fashion. El fondo, participado mayoritariamente por Jaime Bergel y Pedro Sainz de Baranda, ostenta el 70%; Borja Vázquez y Alfonso Vivancos, un 20%, y Phoenix Group junto con otros socios minoritarios el 10%.

La pretensión de Vázquez y Vivancos, presidente y consejero delegado, respectivamente, es seguir profundizando en su internacionalización. El cambio de capital no ha variado la estrategia, según su CEO. «Cuando un inversor toma la mayoría del capital de una empresa, lo normal es que, al principio, haya apoyo total y si las cosas van bien, sigue siendo igual. Ahora mismo, en Scalpers va todo como la seda. ¿Ha cambiado la empresa? En parte, sí. Ahora, la mayoría la tienen inversores profesionales, antes eran emocionales».

Su ambición continúa intacta: «situarnos en el ‘‘top of mind mundial’’ en moda masculina». Ha señalado reiteradas veces que la Marca España «por sí sola no vende». Ahora bien, está convencido de que «gracias a operadores españoles, como Inditex o Mango, que han crecido en todo el mundo, las distintas marcas que nacen en España tienen cierto reconocimiento. Se nos conoce mundialmente como buenos creadores de conceptos de moda, pero ahora nos toca diferenciarnos. España tiene que demostrar que también puede conquistar negocios de nicho, antes territorio casi exclusivo de marcas francesa o italianas».

Espíritu libre

¿Qué signfica el término «scalper»? Además de la acepción bursátil de operar a muy corto plazo, los scalpers eran unos indios que se dedicaban a cortar cabelleras para reclamar su libertad. Precisamente, Borja Vázquez ha comentado en reiteradas ocasiones que «ese espíritu de rebeldía y sentimiento de identidad» conforman el alma de la marca. Su logo, una calavera, responde a esa filosofía. El objetivo era «liberar a los hombres de una moda encorsetada y aburrida que les impedía sentirse diferentes».