Editoriales
Unos PGE fiados al posibilismo de ERC
Sánchez se verá ante una política de máximos en la negociación presupuestaria
El Gobierno, de la mano del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, comienza las primeras rondas de contacto con los grupos parlamentarios de cara a la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE), que, un ejercicio más, va a depender en gran medida del posibilismo de ERC, cuyos 13 diputados son determinantes. En principio, dado que la correlación de fuerzas parlamentarias no ha cambiado, no debería tener mayor dificultad el Ejecutivo a la hora de sacar adelante las cuentas públicas para 2022, pero no es posible ocultar que el enfrentamiento larvado entre los dos principales partidos del nacionalismo catalán, ERC y Junts, que gobiernan el Principado en coalición, es decir, con dependencia mutua, propende a una política de máximos en beneficio de Cataluña a la que el presidente del Gobierno deberá hacer frente.
Entre otras cuestiones, porque ya se detectan movimientos en algunas de la comunidades autónomas regidas por los socialistas, como Valencia y Castilla-La Mancha, cuyos presidentes, Ximo Puig y Emiliano García-Page, respectivamente, son perfectamente conscientes de lo que significa la frase de la portavoz de Junts, Elsa Artadi, sobre que «la negociación de los presupuestos es de las pocas herramientas que le quedan al independentismo en Madrid para negociar». Que Puig y García Page hayan abierto puntos de acuerdo con dirigentes del Partido Popular tan caracterizados como Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, e Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, indica, cuando menos, prevención ante las exigencias presupuestarias de los nacionalistas catalanes.
Demandas como las hechas ayer por Marta Vilalta, portavoz de ERC, que incluyen el mantenimiento de los fondos Covid, la financiación del ingreso mínimo vital, pero integrado en la Renta Básica de Ciudadanía, y la descentralización en la distribución de los Fondos de Recuperación Europeos auguran momentos difíciles para el Gobierno, más aún, ante un proyecto de Presupuestos Generales ya muy exigido desde el populismo de sus socios de Unidas Podemos, que amenazan con desequilibrar hasta extremos preocupantes las cuentas públicas de Estado. Con todo, la alternativa que se presenta a ERC es dejar caer al gobierno, lo que no parece que esté en el interés inmediato de los republicanos, por más acuciados que se vean por Junts y las CUP.
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