El Euroblog
Barroso 2
Este miércoles el conservador portugués José Manuel Durao Barroso ha recibido el respaldo del Parlamento Europeo para presidir la Comisión Europea cinco años más. Tal vez no es el mejor dirigente europeo para encabezar el colegio de comisarios, pero no había otro. Los socialistas, grandes perdedores de las elecciones europeas del pasado junio, fueron incapaces de presentar su propio candidato, lo que hubiera contribuido al debate europeo.
Si bien es cierto que Barroso ha sido apoyado por los veintisiete Estados miembros de la UE, no ha ocurrido lo mismo entre los grandes partidos de la Eurocámara. El ex primer ministro luso recibió el apoyo de 382 diputados, frente a 219 que votaron en contra y 117 que se abstuvieron. Además de los votos de su partido, el Partido Popular Europeo (PPE), el portugués logró la mayoría absoluta gracias al Grupo Liberal, los socialistas españoles, portugueses y británicos y los euroescépticos británicos, polacos y checos. ¿Qué esperan estos últimos del presidente de la Comisión?
Posiblemente un presidente de la Comisión Europea sumiso con los dictados de los grandes países -Francia y Alemania especialmente- que se limite a dejarse llevar por la inercia de las iniciativas de los Gobiernos. Es decir, un dirigente que renuncie a una de las funciones de la Comisión Europea: la iniciativa legislativa. ¿Recuerdan a Jacques Delors? Él no tenía miedo de enfrentarse a los Gobiernos comunitarios e ir un paso más adelante que ellos en el proceso de construcció europea. El mercado interior, la moneda única, la desaparición de las fronteras comunitarias fueron algunos de los proyectos que comandó durante sus diez años al frente del Colegio de Comisarios (1985-1995).
Pero no sirve de nada pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Volvamos a Barroso. El ex primer ministro portgués es un superviviente político. De joven era maoista, pero con los años viró hacia la derecha. Como primer ministro fue anfitrión en 2003 de aquella infausta foto de las Azores, en la que Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar declararon la guerra al Irak de Sadam Husein. De los protagonistas de aquella foto sólo Barroso permanece en primera línea de la vida política.
Este afán de supervivencia convenció a Barroso de que tenía que hacer un gesto para convencer a los eurodiputados. Antes del verano pronunció un discurso en el que trató de ganarse el favor de la izquierda defendiendo una Europa social y, como resultado de la actual crisis, una mayor regulación del sistema financiero internacional. Ahora tiene la oportunidad de ponerlo en práctica. Ya no tiene que preocuparse en agradar a los Gobiernos para ganarse su apoyo para ser reelegido. Ahora puede demostrar si realmente cree en una Europa fuerte. Su primer mandato estuvo protagonizado por la eterna crisis institucional y la crisis económica, pero también por la histórica ampliación al Este de Europa. La crónica de su segundo mandato está aún por escribir. Ojalá sea muy diferente al primero.
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