El Euroblog
Cameron: de pirómano a bombero
Cameron jugó con fuego al abanderar el euroescepticismo como líder de la oposición y ayer terminó quemándose. De poco sirvieron las amenazas de represalia y los llamamientos a la unidad. El líder "tory"fue humillado por alrededor de 80 diputados conservadores que se pasaron por el forro la disciplina de partido y votaron a favor de convocar una referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea.
El proyecto, fruto de una iniciativa popular que ha recogido 100.000 firmas por todo el país, sirvió a los sectores más eurófobos del Partido Conservador para mostrar su decepción con su líder, que durante la campaña electoral no se cansó de jugar con la idea de convocar plebiscitos y recuperar competencias de Bruselas.
Tradicionalmente, Europa ha divido a los conservadores británicos, especialmente cuando en el Gobierno han tenido que renunciar a su discurso nacionalista por mor del pragmatismo y los intereses de Reino Unido, cuyo principal socio comercial es la UE, y no Estados Unidos, como a muchos les gustaría pensar.
En su matrimonio de conveniencia con los liberal demócratas del europeísta Nick Clegg, Cameron se vio obligado a aparcar su programa antiUE. Pese a ello, durante el último congreso del partido en Manchester, el líder "tory"no se cansó de criticar desde la tribuna los "infinitos"planes de rescate de la UE y recordar que Reino Unido no entrará en el euro mientras él sea primer ministro.
Empeñado en inmiscuirse en la crisis de la moneda única, de la que no forma parte Gran Bretaña, el "premier"debió probar una dosis de su propia medicina en la Cumbre de Bruselas del domingo, cuando Sarkozy le espetó que "nos pone enfermos que nos critiquen continuamente y nos digan lo que tenemos que hacer. Dicen que odian el euro y ahora quieren meterse en nuestras reuniones". Ayer, el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, cogió el guante y ridiculizó a Cameron porque llegó "dando lecciones a los alemanes para tener que marcharse ante los gritos de los franceses".
Dentro y fuera del Partido Conservador, los euroescépticos tratan de capitalizar el tradicional sentimiento antieuropeo que subyace en la sociedad. Según un sondeo publicado ayer por el diario de "The Guardian", el 70% de los británicos desea tener la oportunidad de pronunciarse en un plebiscito sobre la pertenencia de su país a la UE. En caso de celebrarse la consulta, un 49% votaría a favor de abandonar la Unión, frente a un 40% que apoyaría su permanencia.
Por ahora, sin embargo, es poco probable que los isleños se tengan la oportunidad de dilucidar su eterno "ser o no ser". La propuesta de referéndum fue rechazada en el Parlamento por una abrumadora mayoría: 483 votos frente 111. Para Cameron, "no es el momento, en plena crisis económica, para lanzar una legislación que incluya un referéndum. Cuando ves la casa de tu vecino quemarse el primer impulso debería ser ayudarle a apagar las llamas no intentar evitar que el fuego alcance tu casa".
La trágica realidad es que ni laboristas ni conservadores han sido capaces desde la adhesión a la CE en 1973 de abrir un debate serio sobre los pros y contras de la pertenencia británica a la UE. Es más fácil nadar y guardar la ropa. Es decir, criticar lo que funciona mal en Bruselas y beneficiarse de las ventajas del Mercado Común.
pgarcia@larazon.es
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