El Euroblog
El chantaje de Papandreu
Acosado por las constantes huelgas y manifestaciones en la calle y las críticas de la oposición conservadora (culpable última de la situación financiera del país), Yorgos Papandreu ha decidido dar un salto al vacío en el que amenaza llevarse por delante su Gobierno y la moneda única. Tras pactar con sus socios de la Eurozona el jueves 27 un acuerdo que da cierto respiro a Grecia para cumplir con sus acreedores y evitar la bancarrota, el primer ministro heleno se desayunó el fin de semana con unas encuestas que mostraban que la población rechazaba el segundo plan de rescate europeo. El 60% de los griegos rechaza el acuerdo, pero el 70% se muestra favorable a que Atenas permanezca en la moneda única, conscientes de que fuera del euro las cosas pueden ser aún peor.
A mitad de legislatura (las elecciones están previstas para octubre de 2013), Papandreu necesitaba un salvavidas, una legitimidad para poner en marcha la terapia de choque que le impuso la UE a cambio de perdornarle a Grecia la mitad de su deuda y dar luz verde a la ayuda de 130.000 millones. "El Gobierno cuenta con la mayoría absoluta y tenemos por delante un mandato de dos años de trabajo productivo, con un programa determinado y decimos no en estos momentos a elecciones legislativas, porque significaría huir de los problemas", explicó el líder socialista.
Con su decisión de política interna, el primer ministro abre la siempre peligrosa caja de Pandora de los referendos, en los que los ciudadanos raras veces contestan a lo que se les pregunta. Prefieren aprovechar la ocasión para castigar al Gobierno de turno. Y ahora los griegos tienen muchas ganas al Gobierno socialista.
Además, si la pregunta definitiva de la consulta sigue versando sobre si se está o no de acuerdo con el plan de rescate y con los recortes subsiguientes, la inmensa mayoría votará en contra, como muestran las protestas y las encuestas todos los días.
En cambio, si Papandreu orientara la consulta sobre si Grecia debe permanecer en la moneda única, el resultado podría ser copletamente diferente porque la inmensa mayoría de la población es consciente de que fuera del paraguas del euro el país se precipitaría sin remedio a la quiebra, precisamente lo que se viene tratando de evitar desde hace casi dos años.
Resulta muy poco europeísta y coherente, por otra parte, rubricar un acuerdo en Bruselas con los socios de la zona euro y tres días después desdecirse con la convocatoria de una consulta popular. Con apenas el 2% del PIB de la Eurozona, Atenas está poniendo en grave peligro la estabilidad de la moneda única europea. Y es que, como Merkel no se cansa de decir, "si se rompe el euro, se rompe Europa".
Entre los socios de la UE, la consulta de Papandreu, que se celebrará el 4 de diciembre, es un motivo más de incertidumbre en la crisis de la deuda soberana, precisamente lo que se pretendía conjurar con la cumbre de hace una semana. Como advierte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, "sin el acuerdo de Grecia al programa de la UE/FMI, las condiciones para los ciudadanos griegos serán mucho más dolorosas, particularmente para aquéllos más vulnerables. Las consecuencias serían imposibles de predecir".
Por ahora, los líderes europeos han decidido bloquear los 8.000 millones de euros que Atenas necesitaba para pagar los sueldos de sus funcionarios y las pensiones hasta finales de año. La UE deja, de esta forma, la pelota en manos de Grecia, que debe despejar las dudas sobre si quiere permanecer o no en la moneda única. Merkel lo dejó anoche muy claro en Cannes: "Necesitamos un euro fuerte, con o sin Grecia".
pgarcia@larazon.es
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